Me desperté antes que Jeongguk y me escabullí de la cama para ducharme.
Era su día libre y, dada la naturaleza física de su trabajo, quería que disfrutara de un sueño reparador. Debí saber que su estómago le despertaría, porque mientras le preparaba el desayuno, me sorprendió en la cocina.Y por sorprenderme, quiero decir que hizo que mi mandíbula cayera al suelo.
Sólo llevaba los vaqueros enmarcando sus caderas, estaba sin camiseta y tenía una barba creciente y el pelo revuelto. Era el material de los sueños.
Y del porno.
Me quedé allí con una tostada a medio camino de mi boca abierta. Él sonrió y me quitó la tostada, mordiéndola.
—Buenos días.
—Sí, lo son. —No tenía sentido mentir al respecto. Era una mañana de puta madre—. Te estaba preparando el desayuno —añadí, señalando con la cabeza la bandeja que había en la encimera con un café, un zumo y un plato vacío—. Sólo estoy esperando tus tostadas.
Levantó el trozo que me quitó.
—Ya tengo, gracias.
Resoplé.—De nada.
Se rio y luego suspiró feliz.
—Gracias. Fue muy considerado.
—Sabes, que te hayas vestido así es una razón suficiente para llamar al trabajo diciendo que estoy enfermo.
—Tentador, ¿eh?
En ese momento aparecieron las tostadas. Las cogí y les puse mantequilla.
—Lo haría, pero tengo una reunión por videoconferencia hoy qué probablemente no debería perder. ¿Te gustan con Vegemite?
Bebió un sorbo de su zumo y asintió.
—Perfecto, gracias. —Cuando se las entregué, me miró de arriba abajo—. El traje te queda muy bien.
Era difícil no creerle con el calor de sus ojos y el tono rudo de su voz.
—Oh. —Estoy bastante seguro de que me sonrojé—. Gracias.
—No creí que me gustara el estilo de actuario corporativo, pero lo llevas muy bien.
Tuve que dejar mi café en la encimera antes de derramarlo sobre mí.
—¿Hay un estilo de actuario corporativo?
Jeongguk sonrió mientras masticaba su tostada.
—Sí.
—¿Es una buena manera de decir que llevo un traje aburrido?
Se rio.
—Estás lejos de ser aburrido, YoonGi. Y me gusta tu traje. Te queda bien.
—Probablemente podría perderme esa conferencia telefónica —reflexioné—. Es sólo una nacional, oh y algunas oficinas en toda Asia. Seguro que no será demasiado importante.
Jeongguk se rio.
—No vas a faltar al trabajo por mi culpa.—Pero técnicamente, no lo echaría en falta, en absoluto, porque lo que haríamos en su lugar sería mucho más divertido.
—Buen intento.
—¿Me estás obligando a ir a trabajar?
Terminó su zumo y apoyó todo su frente contra mí para poder poner su vaso vacío en el fregadero.
—Síp.
—No juegas limpio —murmuré en su pecho.
Se rio y se apartó, sólo para arreglar mi corbata.
—Será mejor que te vayas si no quieres llegar tarde.
Tuve que ajustarme la polla, que ahora que estaba excitada.
—Gracias por darme algo en lo que pensar todo el día.
Sonrió con orgullo.
—De nada.
Puse los ojos en blanco, aunque no pude evitar sonreír.
—Te dejo en casa de camino, si quieres.
—De acuerdo. Deja que me vista.
Diez minutos más tarde, me detuve en su complejo de apartamentos.
—Te llamaré. Y probablemente también te enviaré un mensaje de texto —dijo. Abrió la puerta, pero no se movió para salir—. Gracias. Por la cena de anoche y por el desayuno de esta mañana.
—Cuando quieras.
—Entonces, estaba pensando que tal vez podríamos hacerlo de nuevo el viernes por la noche.
—Suena bien.
—Pero te veré el viernes por la mañana para tu habitual sesión de gimnasio.
—Sí, nos veremos.
Se inclinó sobre la consola y se lamió los labios antes de besarme dulcemente.—Hueles muy bien —murmuró—. ¿Es muy importante esa conferencia telefónica?
Me reí.
—Sal de mi coche.
Le dejé en el sendero con una sonrisa y la promesa de hablar más tarde, y antes de girar hacia la calle Darling, llamé a Jade. Le conté todo sobre mi noche, incluyendo el encuentro con Jooheon en Coles.
—Jeongguk dijo que éramos novios y que yo olía muy bien, y que le gustaba mucho mi traje, y estoy bastante seguro de que quería que pasara el día con él.
—¿Le dijo a Jooheon todo eso?
—No, sólo la parte del novio. Todo lo demás fue después.
—YoonGi, ¿sabes qué significa esto?
—¿Qué?
—Necesito conocerlo.
—Oh.
—Es mi derecho obligatorio como tu mejor amiga. —Conduje una manzana en silencio—. ¿YoonGi? ¿Sigues ahí?
—Sí. Solo recreaba mentalmente los peores escenarios.
Jade se rio.
—No será tan malo.
—Me gusta mucho, De —susurré.
Su respuesta fue igual de suave.
—Sé que te gusta.
—Este domingo —sugerí—, en la Carrera de la Bahía. Puedes estar allí cuando me lleven a la meta en una camilla de ambulancia. Entonces podrías conocerlo.
—Trato hecho. Mándame un mensaje con los detalles.
—¿De qué? ¿Los detalles de mi cobertura médica privada? Los gastos de ambulancia están incluidos.