ESCENA XVIII

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   Desperté en una sala desconocida

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   Desperté en una sala desconocida. El calor del fuego de la chimenea me abrazó. Vi a Raizel amordazada en un rincón. Su ojo hinchado y la venda de su hombro manchada de sangre.
Intenté moverme pero el dolor en todo mi cuerpo me obligo a quedarme quieta. No tenía la cadena en mi tobillo, aun así la herida era profunda y había manchado gran parte de mi calcetín blanco.

   Moví mi cabeza para lograr quitarme la mordaza. Observé a mi alrededor para verificar que estábamos solas.
   La sala era un lugar enorme, una alfombra carmesí con detalles en dorado y negro. Sillones antiguos en un tono vino con almohadas en beige.
   Diferentes cuadros y adornos por todas partes. Parecía ser el castillo de un rey oscuro.

   —Raizel... ¿Te encuentras bien? —Raizel negó con su cabeza. Imitó el mismo movimiento que yo para poder hablar libremente.
   —Define bien —escupió sangre de su boca.
   — ¿Por qué nos han traído aquí?
   —No lo sé. Pero no debe ser nada bueno, debemos huir ahora mismo. Ven, acércate.
   —Mi pierna, me duele... —me quejé.
   —Intentaremos desatarnos.

   Me arrastre hacia ella. Vi la venda de su hombro gotear. Su respiración era agitada.
Intenté desatar el nudo que amarraba sus manos cuando de pronto las puertas de la sala se abrieron. Me alejé de inmediato.
   — ¿Con que queriendo escapar, eh? —tres hombres habían ingresado con sus ametralladoras. Bank apareció detrás.
   —Bien, no tenemos mucho tiempo. Llegarán en cualquier momento. Súbanlas a la camioneta —ordenó.

   Uno me tomó del brazo y me levantó. Grité cuando sentí un estruendo en mi rodilla y el ardor del tobillo. Era insufrible cada vez que mi pie se apoyaba en el piso.
   — ¡Camina! —me empujó con su arma.
   — ¡No puedo! ¡Me duele, hijo de puta!
   — ¡Camina! —repitió y su arma golpeó mi espalda logrando que caiga. Tosí cuando el aire me faltó tras el golpe en mis pulmones.
   — ¡Están aquí! —Entró uno quitando un casco de motociclista—. Están a menos de un kilómetro. Están en camino.
   —Llama al resto de los hombres. Diles que estén preparados para atacarlos.
   — ¿Qué haremos con ellas, señor?
   —Déjenlas aquí y vigílenlas. No hay tiempo para escapar ahora mismo. Acabaremos con ellos y luego huiremos. Será fácil. Yo los crie, conozco sus técnicas baratas —salió de la habitación a toda prisa.

   Uno de ellos quedo en la sala junto a nosotras. El tiempo corría. Taehyung y Jimin estaban en camino pero solo eran ellos dos. Bank parecía tener demasiados hombres entrenados para este tipo de situación.

   Los minutos pasaron, todo era silencio. El joven que estaba con nosotras observaba la puerta cada tanto, esperando algún tipo de señal.
   Un disparo se escuchó a lo lejos, esto lo alertó. Luego otro y otro y varios más. Una guerra se había armado. El joven parecía estar más nervioso de lo normal.

   Raizel se movió lentamente hacia mí para comenzar a desatarme. Yo hice lo mismo, aunque los nudos eran extremadamente difíciles de desatar.
   — ¡Quietas! —nos apuntó con su arma. Su pulso empezó a temblar.
   —Estamos quietas —Raizel dibujó una sonrisa en sus labios quebrajados. Continuó liberándome. Sentí el alivió en mis muñecas cuando las sogas cayeron. Trabajé en las suyas hasta lograrlo.
   — ¡Dije que se quedaran quietas! —se quitó la máscara. El sudor corría por su frente. Sus ojos bien abiertos y las venas marcadas. Tenía miedo y era muy evidente. Tal vez tendría unos dieciocho años. Veía su corta vida terminar frente a sus ojos.
   —Dije que estamos quie...

   La puerta se abrió. El joven giró para apuntar a quien había ingresado. Raizel se lanzó sobre él y le clavo unas tijeras que había encontrado en algún lugar.
   Un disparó salió de su arma cuando cayó al suelo. Raizel se dejó caer junto al cadáver, exhausta.
   — ¡Raizel! —Taehyung corrió hacia ella. La tomó en sus brazos.
   — ¡Eloise! —Jimin se apresuró a alcanzarme. Sollocé en cuanto me aferré a su camisa.
   —Jimin... creí que...
   —Estamos aquí. Las sacaremos, vamos —ayudó a ponerme de pie.
   —Espera, no puedo... —señalé la herida de mi pierna.
   —Ven —me tomó en sus brazos. Raizel se aferró a Taehyung en un abrazo. Aun sin fuerzas se puso de pie y salió detrás de nosotros.

   Taehyung se acercó al fuego y tomo una de las maderas para acercarla a las cortinas de terciopelo.
   —Ojo por ojo querido Namjoon —la cortina se prendió de inmediato. Las llamas alcanzaban el techo con facilidad y consumían todo a su alrededor.

    Escapamos rápidamente de allí. Bajamos por las escaleras para encontrarnos con un grupo de cinco hombres armados cerca de la cocina.
   Nos ocultamos detrás de un mueble para que las balas no nos alcanzarán.
   —Quédate aquí —Jimin me dejó en el piso. Le quitó el seguro a su pistola.
   —Jimin...
   —Estaré bien.

   Taehyung y Jimin se enfrentaron a los hombres. Cubrí mis oídos al sentir los disparos cerca. Raizel le quitó la navaja a Taehyung para ir por el otro lado, la observe a lo lejos.
   Se acercó por detrás de uno y clavo un puñal en el cuello, rajándolo por completo. La vi ladear una sonrisa de satisfacción.

   Acabaron con todos. Decidí que mi herida nos atrasaría así que corté un pedazo de tela de mi remera para hacer un torniquete. Podía soportar el dolor.
   —Te harás más daño del que...
   —No hay tiempo. Debemos huir —observé el techo comenzar a cubrirse de fuego. Pronto todo caería sobre nosotros.

   Corrimos hacia la puerta trasera. Vi a Hoseok luchando con uno de ellos. El hombre era dos veces más grande que él. Intentaba clavar un cuchillo en su pecho, Hoseok se resistía.
   Taehyung corrió hacia él para golpearlo por atrás. El hombre volteó dispuesto a apuñalar a Tae.
   Hoseok tomó una de las lanzas que decoraban la pared y atravesó el pecho del hombre.
Me detuve cerca del cadáver para tomar la cuchilla. Continué corriendo a mi ritmo detrás del resto.

   Jimin iba al frente, Taehyung y Raizel lo seguían. Hoseok se lanzó sobre otro para matarlo.
Alguien rodeó mi cuello y comenzó a arrastrarme hacia atrás. Grité en un intento de ayuda. Los demás voltearon.
   Mordí el brazo del hombre y clave el cuchillo en su pierna. Arrastre el puñal hacia abajo haciendo un tajo. El hombre gritó y su puño impactó contra mi mejilla.
   Jimin llegó a mi rescaté pero me apresuré a clavar el cuchillo en su pecho repetidamente, acabando con él.

  — ¿Estas bien? —Jimin tomó mi rostro en sus manos. Asentí, aturdida, observando mis manos manchadas. Otra vez ese sentimiento de asco y satisfacción. Jimin besó mis labios—. No has hecho nada malo —recordó.
   —Debemos irnos, ahora mismo. Hoseok nos espera en el auto —Taehyung tomó la mano de Raizel.
Dimos unos cuantos pasos hacia lo que parecía ser la salida y el final de todo cuando escuchamos hombres armados detrás de nosotros.
   — ¿Se van tan pronto? —volteamos para encontrarnos a Namjoon, sin su máscara. Con un hombre de cada lado apuntándonos.
   Vi un final, pero no el que yo deseaba. 


Cuando baja el telón - Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora