¿𝐃𝐞 𝐯𝐞𝐫𝐝𝐚𝐝 𝐦𝐞 𝐨𝐝𝐢𝐚𝐬?

𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖊

— Hermano, cálmate.— Pidió Gavi.

— ¡No! No me responde...— Se llevó las manos a la cabeza.

Llevábamos tratando de comunicarnos con Danielle por lo menos dos horas.

Hoy le tocaba un viaje de Barcelona- Londres.

Pero no había llamado, ni siquiera daba señal.

Encendí la tele con bastante serenidad, esa chica algún día iba a dejarse la cabeza en algún lado.

El móvil de mi hermano sonó dejando ver el nombre de su novia.

— ¡Danielle!— Suspiró aliviado llevándose la mano a la frente.— No me vuelvas a pegar esos sustos.— Escuché la risa de mi cuñada al otro lado.

— Quiero volver para estar con vosotros, pero hasta dentro de dos horas no vuelvo.— Casi pude percibir su mueca.

No sé en que momento me quedé dormida, pero me desperté por los gritos de mi hermano.

— ¡Vámonos que ya viene Danielle!

Fuimos al aeropuerto a esperarla.

1,2,3 y 4 horas, nada que llegaba.

No aguanté más y salí del coche.

— ¿A donde vas?

— A mirar si se ha atrasado o algo...— Entré y fui directamente a donde estaban las pantallas.

La gente comenzó a murmurar y a empezar a salir, fruncí el ceño y fui tras la gente.

Vi como mi hermano y Gavi, salían del coche mirando algo.

Algo como si fuera fuego, venía directamente a nuestra dirección a toda velocidad.

Saqué el móvil para entrar a la cámara y hacer zoom.

Sentí un gran escalofrío al ver lo que era.

— Mierda, mierda.— Corrí como pude entre la gente para ir donde mi novio.

Un fuerte ruido se escuchaba en el cielo, y sabía la causa.

— Amor, amor.— Lo llamé desesperada.

— ¿Que pasa?

— ¡Es un puto avión envuelto en fuego, joder!— Exclamé casi que llorando.

— ¿¡Que!?— Me cogió rápidamente del brazo.

Miramos nuevamente al cielo, viendo con más claridad de lo que se trataba.

Mi novio comenzó casi que a hiperventilar.

— Quédate quieta.

— ¿¡Que cojones es eso!?— Todo pasó a cámara lenta.

El avión, se inclinó al lado derecho dejando ver el motor que estaba envuelto en llamas.

Abrí la boca para articular algo, pero vi como el aparato con alas ese, se acercaba cada vez más.

Caminé hacia adelante tratando de descifrar la compañía del avión, para así quitarme esta angustia.

— ¡Abi! ¡Ven!— Me metí entre la gente.

Cuando vi el letrero del avión, mi mundo dejó de girar.

El ala del avión, chocó contra una de las estructuras del aeropuerto, casi que encima de nosotros.

La gente se agachó, pero yo solo pude gritar.

— ¡DANIELLE!— Exclamé desgarradoramente.

Sentí unos brazos rodearme la cintura, y luego meterme dentro del aeropuerto para así ponernos a salvo, donde había más gente.