¿𝐃𝐞 𝐯𝐞𝐫𝐝𝐚𝐝 𝐦𝐞 𝐨𝐝𝐢𝐚𝐬?

𝕰𝖕𝖎𝖑𝖔𝖌𝖔.

— Voy a llorar, esto es muy bonito.— Sollocé apoyándome en el hombro de Fer.

— Shhh, cállate.— Sollocé más al escuchar a mi hermano.

— Los anillos, por favor.— Ordenó el cura.

Sonreí al ver a la pequeña Ainara entrar con una sonrisa al altar y la almohada donde estaban los anillos.

Cuando los entregó, le hice señas con la mano para que viniera a nuestro lado.

— ¿Lo he hecho bien?— Preguntó con nerviosismo.

— Lo has hecho genial, peque.— Fer le dio un beso en la frente a su sobrina.

— Vas guapísima.— Le piropeé a mi sobrina.

— Tú también, tía.— Me abrazó el brazo.

Apoyé mi cabeza sobre la suya sintiendo sus ricitos castaños.

Era una niña preciosa.

Pecas como su madre, ojos miel como su padre, carácter de su madre y humor de su padre. Un poquito de todo.

— ¿Y mi tío Gavi?— Preguntó la niña.

Hice una mueca.

Gavi no podría estar hoy con nosotros en la boda de Pedri y Michelle.

Mi novio ya no estaba en el Barcelona, ahora pertenecía al Manchester City.

Llevaba al menos medio año sin verle. Ya que yo he venido a Barcelona por mi equipo, porque yo pertenecía también al Manchester. Pero mi contrato acabó en un abrir y cerrar de ojos.

Nuestra relación iba más que bien. Era una maravilla.

— Puede besar a la novia.— Todo pasó muy rápido.

Michelle y Pedri se acababan de casar.

Me levanté eufórica mientras Ainara corría hacia sus padres.

Michelle ya era como su madre.

La trataba como su hija, y Aina la trataba como su madre aún sabiendo la verdad sobre su madre.

Vi como ellos la cargaban entre los dos y la abrazaban, pero luego. Se separaron de ella llorando.

No sabía el porqué.

Corrí hacia ellos y soltaron a la niña.

— ¿Que pasa?

— Ainara...

— Ainara ha hablado igual a Danielle...— Argumentó Pedri. Lo miré sin podérmelo creer.— Me ha dicho: "estoy orgullosa de ti, cabezón. Te amo."— Contestó sollozando.

Miré a Michelle, quién lloraba desconsoladamente.

Los abracé a los dos mientras llorábamos.

Unas horas después, ya estábamos en la zona de la fiesta.

Estábamos todos llorando por los discursos de la familia, pero más por el de Gavi. Que se estaba reproduciendo en un proyector ya que lo tenía conectado a mi móvil, y era una videollamada.

— Y bueno. Que decir, me siento orgulloso de vosotros. Os quiero muchísimo. Me hubiera gustado estar ahí. Pero se me hace imposible, así que os he mandado un muy buen regalo.— Un perro Pastor Alemán cachorro entró casi que corriendo.

Mich se llevó las manos a la boca mirándolo.

— Sé que siempre quisisteis uno. Así que, ahí lo tenéis.— Ainara corrió a por él sin pensárselo.

Desconecté el móvil del proyector para poder hablar con mi novio.

— Vas muy guapo.— Le sonreí.

— Y tú vas preciosa.— Sonrió.— Te amo, pero tengo que hacer un par de cosas. Chau.— Colgó dejándome con muchas dudas.

Entré nuevamente ya que había salido para poder hablar más tranquila. Cuando vi a Michelle de espaldas balanceando el ramo.

Lo lanzó haciendo que se fuese hacia atrás y lo cogiera alguien que no fuera yo.

Hice un puchero y todos empezaron a gritar por la persona que lo cogió.

Me giré lentamente encontrándome con la imagen que llevaba queriendo ver durante meses.

— Hola, amor.— Saludó con una sonrisa jugando con el ramo entre sus manos.

Estaba paralizada, no sabía que decir.

— Tienes que estar de coña.— Murmuré.

Me dio un análisis rápido parando en una zona en concreto. Mi rostro.

No aguanté y corrí a su dirección lanzándome a sus brazos.

Me abrazó con fuerza mientras escuchaba sus sollozos.

Yo a este punto, ya estaba llorando como una magdalena.

Se arrodilló frente a mi nada más separarse.

Me llevé las manos a la boca al ver como tenía una cajita de tercio pelo en su mano y la abría dejando ver un anillo precioso.

— Sé que ya te he pedido matrimonio. Pero, a este punto, llevamos cinco años comprometidos, y no hemos organizado nuestra boda. Por eso, quiero tomarme más enserio esta propuesta y que hagamos las cosas rápido. ¿Me darías el honor de casarte conmigo?— Yo estaba llorando a más no poder.

Asentí y me puso el anillo en el dedo junto al otro anillo.

Desabrochó mi chaqueta y dejó un beso en mi vientre abultado de tan solo 7 meses mientras escuchábamos los aplausos de la gente.

— Os adoro, pequeños.— Si, eran mellizos, una niña y un niño.— Y a vuestra hermana también, ¿eh? No os emocionéis. Por cierto, ¿donde está Camila?— Preguntó.

— Con su abuela, seguro.— Dije yo.— Tú sabes que tu madre encantada con su nieta de dos años.— Negué con una sonrisa.

— Y con estos pequeños será igual.— Acarició mi vientre.— Te amo, cateta.— Sonrió en mis labios.

— Y yo a ti, chulo.— Y nos fundimos en un gran beso.

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Llegó el fin de esta hermosa historia🥹

Quiero agradeceros por todo el apoyo que le habéis dado.

Si no os han quedado claras algunas cosas, podéis decírmelas 🫶🏻

Me duele terminarla, pero así puedo seguir con las otras y tener más tiempo para ellas.

Os adoro con mi vida 🥹