𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖝𝖎𝖓𝖈𝖔

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Veía a lejos a Gavi hablando con mi hermano mientras yo estaba metida en la piscina.

Habían pasado tan solo 3 semanas desde que Gabriel ya no estaba en nuestras vidas.

Seguía doliendo, si. Pero teníamos que seguir adelante.

Mañana vuelvo a ir tras una pelota por 90 minutos. Estaba muy emocionada.

Pensé que mi retirada sería más larga, pero veo que la suerte está de mi lado.

Me apoyé en el bordillo de la piscina mientras apoyaba mi mentón en mi brazo, mirando a mi novio.

Llevaba unas gafas y un bañador negro.

Estaba con más masa muscular que hace unos años.

Tenía el abdomen bastante marcado y se le veían los cuadritos.

Estaba a dos velas desde hace bastante tiempo, resumiendo, hace 2 meses o así.

Con el embarazo, se volvió bastante sobreprotector en el sentido de no querer hacerme daño mientras tenemos relaciones sexuales.

Pero es que con verlo con ese bañador... bufff. Activaba todo dentro de mi.

Necesitaba tenerlo conmigo ya. No creo poder aguantar mucho.

Sonreí coqueta al verle mirar en mi dirección.

Me miró confuso, como si tratara de descifrar mi cara.

Alcé las cejas varias veces tratando de que pillara la indirecta.

Alzó las cejas sorprendido mientras se bajaba las gafas y mirándome con la boca abierta.

— No me lo puedo creer, Abigail.— Solté una risita mirando a otro lado.

— ¿Que pasa? No me entero.

— Nada, que tu hermana es algo tontita y se ha comprado un bañador pequeño.

— Pero si le queda bien.

— Ya, pero le aprieta en la zona de... de los pechos.— Lo miré confusa. Asintió mirando a mi hermano, quién lo miraba con una ceja enarcada.

— ¿De verdad?

— Sip.— Correspondí.

— Voy a ver a Aina, que debe de tener hambre ahora.— Se iba a levantar.

— ¿Pero no estaba con Michelle?— Pregunté.

— Está conmigo.— Corrigió entrando al patio con la niña en brazos.— Toma.— Le dio la niña a su padre.— Métela un rato al agua, que lo necesita.— Le sonrió.

Era un amor de chica.

Había ayudado mucho a Pedri con Ainara, al ser doctora, todo era más fácil.

— Vamos mi pequeña.— Pedri, cogió a su hija en brazos y me la estiró para que la cogiera mientras él se tiraba de cabeza.

— Hola, mi amor.— Hablé con voz mimada.

Era una niña demasiado simpática, era muy risueña para la poca edad que tenía.

— ¿Que pasa? ¿Ahí está papi?— Pedri estaba escondido detrás de mi mientras yo cargaba a su pequeña.— ¿Donde está papá?— Le pregunté como sorprendida a la niña.

Pedri apareció dando un pequeño grito y la bebé soltó una carcajada.

Se veía muy tierna, tenía un gorrito que le encantaba.

Jugamos un rato con ella en la piscina hasta que decidimos dejarla nadar un poquito con su flotador mientras nosotros estábamos en la orilla vigilándola.

Tenía la mano de mi hermano entrelazada con la mía mientras mis pies jugaban en el agua.

— Es preciosa...— Dijo mi hermano con una sonrisa.

— Se parece a Dani.

— Mucho. Es la copia...

Cogí mi móvil y le tomé una foto para subirla.

Cogí mi móvil y le tomé una foto para subirla

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— Venga peque.— Mi hermano cogió a la pequeña en brazos.— Vamos a por... Michelle.— Sonrió triste.

Lo miré con algo de tristeza mientras entraba a la casa con la bebé.

Estaba orgullosa de lo bien que estaba afrontando las cosas.

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Capítulo corto, se viene algo en la próxima actualización. Besossss🫶🏻

¿𝐃𝐞 𝐯𝐞𝐫𝐝𝐚𝐝 𝐦𝐞 𝐨𝐝𝐢𝐚𝐬?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora