Terry y Candy se habían despedido casi en la madrugada. Habían pasado una velada maravillosa en el jardín de las rosas. Terry se había ido a su hotel, y llegaría al otro día a pasar el tiempo con sus amigos, pero sobre todo, con Candy. Ahora comprendía lo tanto que amaba a su "Tarzán pecoso". Después de tanto tiempo de sufrimiento, Terry se sentía feliz. No veía la hora de llevarse a Candy consigo.Candy fue despertada repentinamente, recordando aquella invitación a la parroquia San José, en Chicago. Nada más faltaba una hora para la cita. Pronto se levantó y vistió. Cuando salió de la casa, notó que sus amigos aún no habían despertado. Cuando llegó a la entrada de la mansión, se sorprendió al ver que un elegante carruaje la esperaba para llevarla a la Parroquia. Era tratada tan amablemente. "Saben que soy hija de los Andrey, jiji", reía Candy para sus adentros. El carruaje la condujo hasta Chicago, deteniéndose con ceremoniosa pompa a las puertas de la Parroquia.Por su parte, Albert y Kelly esperaban ansiosos la hora para viajar a New York y zarpar a su viaje de bodas cuando George, el asistente de Albert, llegó repentinamente, llamando aprensivamente a la puerta de Albert y Kelly. "Perdone, pero le llegó un telegrama de Texas". Albert leyó detenidamente el telegrama de parte del sr. Leagan donde le informaba el estado financiero del banco de San Antonio, y la falta de capacidad para administrarlo. Le comentaba también sobre su avanzada tuberculosis; causas por las cuales su señora había tomado dicha decisión que afectaría directamente a Candy. Albert miró a George y a Kelly. "Debemos ir de inmediato a la Parroquia San José. Candy está en apuros".Mientras tanto, Annie tocó suavemente la puerta de la recámara de Paty y Stear. "Paty, ¿sabes dónde está Candy?", Paty abrió la puerta, diciéndole que no sabía. Pronto, Annie, Archie, Paty y Stear, se dieron cuenta que Candy no estaba en la mansión de Lakewood. De pronto, se escuchó el claxon de un carro que tocaba en la puerta de entrada. Era Terry, que había llevado comida para todos. "¡Le prometí a Candy que algún día haríamos un picnic!", dijo Terry, emocionado. Annie y Paty se miraron. "¿Ocurre algo?", preguntó Terry al observar el poco ánimo de sus amigos. "Candy no está", dijo Archie. Terry se enojó, pidiendo explicaciones. De pronto, Paty recordó aquella invitación que le había llegado a Candy el día anterior."Pero Paty, ¿por qué no nos dijiste?", preguntó Stear, preocupado. "Pobre Candy. ¡Debe ser una trampa de esos tramposos de Elisa y Neil!", juzgó Archie. "¡Debemos ir! ¡Esto no me gusta nada...!", dijo Terry al momento que subía a su carro, encaminándose hacia Chicago. Las otras dos parejas también subieron al carro de Stear y fueron tras Terry.Mientras tanto, Candy bajaba del carruaje, preguntándose cuál de las familias Andrey la había invitado a esa ceremonia tan elegante. Entró sigilosamente a la gran Parroquia, tratando de encontrar algún rostro amigo. "¡Hola, Candy!, bienvenida. Pasa por este lado". Candy se sorprendió de ver a la sra. Leagan, que la saludaba tan cortésmente, aunque su tono de voz se escuchaba nervioso. "¡Señora Leagan!". Candy la siguió hasta el altar, donde la esperaba un Padre, quien, a la señal de la sra. Leagan, preguntó a Candy: "srita. Candy White Andrey, acepta al señorito Neil Leagan como su fiel esposo?"- "¿QUÉ? ¿NEIL?", Candy exclamó, sorprendida y asustada, mientras miraba que Neil aparecía por uno de los pasillos, acompañado por su hermana Elisa. "¡NEIL!, ¡ELISA! ¡No pueden hacerme esto! ¡No puedo creerlo!" Candy se dio la vuelta para escapar, al ver que sus eternos enemigos la habían engañado una vez más. Pero Neil la tomó por el brazo. "¡Espera, Candy!""¡Candy, acepta a Neil! es tu única oportunidad para que sigas permaneciendo a la familia Andrey", insistió la sra. Leagan. -"¡NO! ¡JAMÁS! ¡Nunca seré esposa de este bruto! ¡Déjame ir, Neil! ¡Señora Leagan, no puedo creerlo!.." Candy luchaba por zafarse de las manos de Neil. "Candy, solamente tienes que decir que sí. Mi hermano te ama, vamos, Candy, ¡di que sí!", dijo Elisa."¡Alto todo el mundo!", gritó una gran voz desde la entrada de la Parroquia. Era el mismísimo Albert, acompañado por Kelly y George. "¡ALBERT!", Candy gritó esperanzadamente. -"Candy no se casará con Neil Leagan. Yo no lo permitiré jamás!", dijo Albert, quien sorprendió a Candy de verlo por primera vez en su vida, tan enojado."¡Pero Neil ama a Candy!, ¡Tienen que casarse!", replicó Elisa enojada. - "¡CANDY!"- Terry, que había escuchado la última frase de Elisa, llegó corriendo hasta Candy, seguido por Archie, Stear, Annie y Paty. "¡TERRY!", Candy corrió a encontrarse con Terry, refugiándose en sus brazos."¡TERRY! ¿Tú qué haces aquí?", preguntó Elisa, sorprendida. "¡ESO NO TE IMPORTA, ELISA. Candy jamás se casará con un poco hombre como tu hermano. ¡Déjala en paz!" – "¡Sí, déjala en paz!", Stear y Archie hicieron segunda a Terry, que estaba enfurecido.Albert se dirigió a la sra. Leagan y le contó sobre el telegrama que había recibido de su esposo. Ésta solamente agachó la cabeza, escuchando la explicación de Albert y George. "Su esposo está muy grave, señora, y me temo que los negocios en Texas se han ido a bancarrota. Tienen que regresarse de inmediato ustedes tres", explicó George. Pero al ver que sus planes eran frustrados, en su desesperación y coraje, Elisa, roja de coraje e impotencia, abrió su boca y comenzó a amenazar a Candy. "¡Candy, eres una cualquiera! ¡No tienes derecho de permanecer a la familia Andrey! ¡Nunca serás como nosotros! ¡Tú eres una pobre huérfana a la que la gente tiene lástima! ¡Tú eres...!" –"¡Cállate, Elisa! Candy siempre pertenecerá a la familia Andrey!"- gritó Stear, "¡Sí! Aunque no te guste", afirmó Archie, enojado. Pero Elisa continuó: "¿Qué no entiendes? ¡Albert y los demás te tienen lástima, por eso te mienten, porque tú no vales nada!". Las palabras de Elisa hubieran sido silenciadas por el castigo que le iba a brindar Terry, pero alguien más se le adelantó para escarmentar a Elisa."¡BASTA, BASTA, CÁLLATE YA, ELISA!" – las palabras de Elisa fueron silenciadas por la gran bofetada que le brindó Annie, que temblaba de enojo. Todos se quedaron boquiabiertos al ver que Annie, la más tímida y vulnerable de todas, había sido la vengadora de tan terrible enemiga. "ANNIE!", gritó la señora Leagan, incrédula de lo que había sido testigo, y queriendo defender a su hija."No, señora Leagan. Usted y sus hijos me tendrán que escuchar. No importa que Candy y yo hayamos sido criadas en el Hogar de Pony, pues hemos tenido una vida muy feliz, con educación y amor, cosas que usted nunca les dio a sus hijos. Yo siento lástima por ti, Elisa, pues nunca has tenido el corazón fuerte que tiene Candy para afrontar y sobrellevar sus problemas; problemas que en su mayoría, han sido ocasionados por ti. Tienes razón, Elisa. Candy nunca se podrá comparar a ti, ¡pues tú no eres ni la mitad de ella!..." Annie sentía estallar en su discurso. Quería seguir hablando y defendiendo a la chica que siempre lo hizo por ella, pero el llanto cortó su voz. Archie puso su mano sobre su hombro, consolándola.Las palabras que acababa de escuchar Candy de su querida amiga Annie, la habían conmovido de tal manera, que no tenía palabras que pronunciar. Elisa también se había quedado muda, asombrada por la valentía y el amor que Annie le tenía a Candy."Vámonos ya. Si intentan cualquier otra cosa contra Candy, se las verán con las familias Andrey, y Granchester" Terry rompió el silencio. "¡¿ENTENDIERON?!", con fuerza, Terry agarró a Neil y a Elisa por sus camisas. "¡Sí...!", contestó Neil temeroso ante la amenaza de Terry. "¡Y también se las verán con las familias Britter y O'Brian!", aportó Paty, quien no había pronunciado palabra, pero también quería defender a su amiga."Vamos, Terry, permítanme hablar con ellos", dijo Albert, tratando de calmar las cosas. "Sí. Vámonos de aquí" dijo Archie. Terry tomó la mano de Candy para dirigirse a la salida. "Vamos, Candy, ve con ellos, al rato te veré", Albert animó a su titubeante amiga. "¡Un momento! Sólo quiero decir algo", se detuvo Candy. Y, volteando hacia sus eternos enemigos, dijo con amabilidad: "No sé por qué siempre me tuvieron tanto odio, señora Leagan, Neil,...Elisa. Pero les quiero decir que ya los he perdonado, y que si no hubiera sido por ustedes, nunca hubiera conocido a las personas que acaban de hablar por mí. He sufrido por culpa de ustedes, pero también he vivido experiencias felices" Y con lágrimas en los ojos, Candy prosiguió: "...espero que el señor Leagan no esté tan grave. La única persona de su familia que me hizo feliz. Adiós". Candy se volteó, dejando boquiabiertos a los Leagan mientras éstos veían cómo Candy se alejaba de sus vidas, acompañada de los Andrey, de sus amigas, y de Terry. Albert se sentía orgulloso de ella. "¡Esa es Candy!" pensaba.Cuando Candy y sus amigos llegaron de vuelta a Lakewood, el ambiente se había relajado lo suficiente como para reorganizar la diversión. Albert y Kelly llegaron momentos después, explicando que habían hablado con la sra. Leagan sobre su estado social y económico. "Albert, ¿qué pasará con los Leagan?", preguntó Candy, preocupada. "No te preocupes, Candy. Regresarán a Texas para cuidar del sr. Leagan y les proporcionaré empleo a Neil y a Elisa. Así valorarán el trabajo de su padre y les ayudará a ser personas más agradecidas", dijo Albert. Lo explicó de un modo tan práctico y amable, que el corazón de Candy se tranquilizó. Ella sabía que Albert no era vengativo como para haberles dado un peor castigo a los Leagan. "¡No me imagino a Elisa trabajando con sus manos como una costurera!", exclamó con una gran sonrisa Stear, y todos soltaron a reír.Aquella noche partirían Albert y Kelly hacia New York, de manera que se quedaron un rato más en Lakewood, en compañía de sus amigos. Todos se sentían tan contentos de tener a Candy entre ellos, tan feliz al lado de Terry. Todos disfrutaron del picnic. "Annie me sorprendió hoy. ¡Nunca la había visto tan enojada!", repuso Paty con una sonrisa. "¡Vaya! ¡Hasta a mí me sorprendió!", dijo Archie. Todos reían cuando Annie comenzó a hablar sobre lo mucho que quería a Candy. Se disculpó por haber sido una cobarde durante toda su vida, pero que había aprendido de Candy a ser fuerte. "¡Annie...!", Candy suspiraba, orgullosa de escuchar a su amiga.Después de comer, Terry les anunció que esa noche irían a la función de la obra "Antonio y Cleopatra" que se presentaría en Chicago. Todos acordaron que sería divertido asistir todos juntos a una obra de teatro. Y más contentos se pusieron Stear y Archie, pues verían a su actriz favorita interpretar una obra tan excelente.Esa tarde, las tres parejas que alguna vez habían estado juntas en las praderas de la lejana Escocia, siguieron pasando el tiempo juntos, cabalgando y recorriendo los hermosos jardines de Lakewood; ahora, en compañía de su querido amigo Albert, y su esposa Kelly.Terry y Candy se miraban constantemente. Parecía que su amor nunca hubiera muerto después de tanto tiempo de separación. Pero sin darse cuenta, se alejaron un poco del grupo. Candy se sentía tan dichosa de que Terry la hubiese defendido junto con sus demás amigos. Ella le contó a Terry lo tanto que amaba el campo. Le platicó de su habilidad para enlazar, y su gusto por los ranchos y animales. A Terry también le gustaba el campo, y siempre había disfrutado su estancia cuando se quedaba en la mansión Granchester, en Escocia, rodeada de rebaños y animales.Después de cabalgar, despidieron a Albert y a Kelly, que partirían esa tarde a su viaje de bodas. La tarde era hermosa. La puesta de sol hacía que los rayos de sol fueran rosados y morados. Candy abrazó fuertemente a Albert. "¡Albert! ¿Cómo podré agradecerte por todo lo que has hecho por mí?" Albert se sentía tan satisfecho de ver a Candy tan contenta, que no necesitaba ninguna forma de agradecimiento. Le dijo que siempre estaría dispuesto a ayudarla, y la animó a que disfrutara de la vida que tenía todavía por delante. Se dirigió a Archie, Stear, Annie y Paty, dándoles las gracias por su apoyo y cuidado que habían tenido hacia Candy y hacia él. Y por último, se dirigió con su mejor amigo Terry, despidiéndose con estas palabras: "Mi querido amigo Terry, cuídala por mí". Terry lo miró con sus grandes ojos azules, llenos de lágrimas, agradecido por el apoyo y confianza que Albert le brindaba. "¡...Adiós, amigos!, ¡ánimo!" ese era Albert, quien se alejaba poco a poco junto con Kelly...
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FINAL de Candy, para todas y todes los soñadores!
Любовные романыLa última escena del capítulo 115 no debería ser la última. Además, hemos visto que a través de esos 115 capítulos Candy ha tenido aventuras y alegrías, pero sobre todo, ha tenido sinsabores y sufrimientos. La novela, simplemente, debe continuar ju...