Dealer [Sanzu x Oc]

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Advertencias: Comportamientos manipuladores, y violencia doméstica mencionada.

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Los meses habían pasado, Akiko ahora sabía todo sobre él negocio, sobre el bajo mundo que rodeaba el club.

—Reji, revisemos el inventario de botellas de vodka —dijo la muchacha de cabellos negros—. Puedes irte temprano, yo cerraré.

—¿Cerrar significa follar? —preguntó el joven con una risa burlona.

La de ojos oscuros soltó un suspiro cansado. La verdad es que deseaba que solo eso fuera su relación con Sanzu: sexo, fumar, beber, besar, amar, y con suerte rezar. Pero últimamente él era extremadamente celoso, posesivo.

No entendía, ¿Qué hizo mal? Porque había días donde verlo era tan doloroso, y al día siguiente aparecía con regalos y besos por montones.

Ella solo conocía dos tipos de hombres: los reales, violentos y podridos…y los caballeros de aquellos cuentos que nunca se atrevió a leer en su pequeña familia disfuncional. El problema era que Sanzu era ambos, y al mismo tiempo ninguno.

—Ahora que te mudaste seguro tendrás mucho sexo en tu lujoso departamento —con ese último comentario Reji salió del club, exhausto.

Akiko se mudó a un barrio menos horrible, dónde había agua caliente todo el día, un día de recolección, y ventana sin grietas. Esa era la vida que quería, para algunos era mediocre, pero esa normalidad y monotonía era lo deseaba.

La puerta principal se abrió, el de ojos celestes entró riendo, casi extasiado—. Cariño, logré al fin deshacerme de una rata —sus palabras hicieron eco, rápidamente se acercó a ella, sosteniendo su cintura—. ¿Aún sigues enojada conmigo? Oye, si ese tipo no quería terminar con la nariz rota, entonces debía ser más cuidadoso al verte.

La menor negó, casi encantada. Cuando lo conoció, su entrepierna palpitó, y su mente reconoció el peligro, pero conociéndolo debajo de las apariencias, creyó que había encontrado al verdadero Sanzu, un romántico alegre, un poco drogado—. Solo…creo que es demasiado —murmuró.

—Vamos a tu casa, compré algo de comer —comentó vagamente—. Puedo follarte en tu oficina si así lo prefieres —descarado dejó besos en su cuello, inhalando el aroma de su champú.

Intentó alejarlo gentilmente—. Solo no tengo ganas de hacer nada…quiero darme un baño y dormir.

De un momento a otro, ella estaba contra la barra, el golpe le dolió hasta los huesos. Él la empujó tan fuerte y sin preocupaciones sobre su espalda.

El de cabellos rosas frunció el ceño, y pasó sus manos por su cuello, ese gesto de estrés antes de la tormenta—. Intento ser bueno, intento no ser un bruto contigo…y lo arruinas todo —gruñó con desdén—. Eres una puta egoísta.

La de cabellos oscuros se mordió el labio inferior.

“Pensé que ya lo había superado, creí que era una fase de la adolescencia, una idea tonta: amor” dijo Akiko para sus adentros al tiempo que él apretaba su cadera nuevamente—. No quiero darte más problemas.

“Él da miedo”

Lágrimas bajaron por los ojos oscuros, el de marcas suavemente subió sus manos por su cadera hasta sus mejillas—. No quería hacerte llorar…no me hagas sentir como una mierda —apretó los dientes y se alejó fingiendo malestar, golpeando su frente una y otra vez—. Soy una basura.

—No, no, no —la muchacha lo abrazó por la espalda—. No te sientas mal…fue mi culpa.

“Él da miedo, pero yo amo esta pequeña parte, este pálido fantasma de vulnerabilidad que me da”.

—Vamos a casa…tomemos un baño juntos —deslizó su mano hasta la hebilla de su pantalón—. Y podemos divertirnos.

Sanzu sonrió ampliamente.

Holaaaa, soy yo, mucho tiempo sin actualizar, así que dudo que alguien lea esto, pero actualicé porque al fin me dió inspiración para escribir cosas tristes, volví a mi prime.
Gracias por leer esto, y por comentar cosas tan lindas en este y otros libros.
-Honey