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Izuku era un niño pequeño de cuatro años cuando comenzó a recibir bulliyng en su escuela por no tener un Kosei.
Había un niño que lo molestaba por sobre los demás, llamado Katsuki Bakugō. Este era su amigo, mejor amigo, pero luego de descubrir su genial don y ver que Izuku no tenía ninguno comenzó a molestarlo todo el tiempo.
— ¡Eres un maldito Mukosei, Deku! — Gritó Katsuki jalando su cabello verde, el menor soltó pequeñas lágrimas.
— ¡Kacchan, me lastimas..! — Sollozó con dolor tratando inútilmente de que el cenizo sacara sus manos de su cabello, algo imposible.
Al pasar del tiempo Katsuki cada vez lo molestaba más y más, hasta el punto de ya dejar heridas graves tales como huesos rotos, fracturas y fisuras, doblamientos de extremidades y sobretodo quemaduras de primer y segundo grado, algunas de tercer grado pero ya eran minoría.
Al llegar a la secundaria, el bulliyng cada vez iba a peor, al punto en que empezaron a meterse con su físico y su mente.
— ¡Mira sus piernas, son muy gordas!
— Es delgado, parece una niña de tan afeminado que es.
— Parece que tiene unos kilos extra, si no, ¿Porqué usaría ropa grande?
— Ugh, mira sus brazos. están llenos de cortadas, De seguro solo quiere llamar la atención.
— Su cara es muy redonda, esos lentes gruesos no le favorecen.
— ¿Porqué no maquilla sus pecas? Parecen granos.
— Sus ojos verdes son muy grandes y feos, resaltan demasiado.
— Sus labios son demasiado grandes y pomposos, parecen de mujer.
— ¿Porqué tiene curvas de mujer? Debería ser musculoso no afeminado.
Siempre encontraban algo para criticarlo, no podía estar feliz con alguna cosa sin que lo estuvieran juzgando.
En casa tampoco era muy bien bienvenido, su padre era un alcohólico y drogadicto que siempre debía dinero a todos. Su madre escapaba de casa y no volvía en días.
Muchas veces llegaban personas peligrosas a cobrar el dinero y su padre se escapaba e Izuku debía de implorar para que le dieran más plazo, muchas veces siendo golpeado en el proceso, o incluso los cobradores utilizaban su cuerpo para saciar la deuda.
Debido a su vida tan difícil, Izuku comenzó a escaparse de casa muy seguido.
Iba a un cibercafé donde habían computadoras y jugaba juegos en línea por horas con tan solo comprar un café.
Se comenzó a hacer reconocido en poco tiempo por su habilidad con variedad de juegos. Tales como Minecraft, Fornite, Call Of Duty y demás.
A pesar de no hacer ningún tipo de transmisión, su usuario era conocido como un muy buen jugador con el cual si te emparejaban en una partida ya la podías dar por perdida.
En tal punto Izuku ya pasaba ocho horas en el cibercafé jugando y chateando con demás jugadores. Ya cuando el local cerraba de nuevo debía de regresar a su realidad de mierda.
— Regresé.. — Dijo en voz baja abriendo la puerta de su casa. Viendo a sus dos padres tirados en el sillón con muchas cervezas alrededor.
Suspiró y subió a su habitación para dormir, esperando despertar en una mejor realidad.
—•●•—
Al final, despertó esa mañana en el mismo mundo. Suspiró y decidió que ese día no iría a la escuela. Se bañó, se vistió con unos pantalones rasgados negros y una gran capucha azul oscuro que cubría su cara, tomó su celular y un poco de dinero y partió al cibercafé.
Al ingresar un joven peliamarillo con un rayo lo recibió en la entrada. — Buenos días, bienvenido a Kamis' Café, ¿Qué gusta ordenar? — Preguntó lleno de energía el joven el cual se había metido a trabajar en el negocio de sus padres para ganar algo de dinero extra.
— ¿Me da un Latte? porfavor. — Pidió amablemente, sus modales no se habían ido del todo.
— ¡Enseguida! — Gritó feliz y se dirigió a la cocina.
Izuku fue hasta las mesas con computadora y se sentó, inició sesión con su cuenta y comenzó a jugar tranquilamente un torneo rápido.
Sus dedos se movían rápidamente en el teclado y su otra mano en el mouse. Ganó la partida fácilmente y tronó sus dedos.
Mientras estaba en la pantalla de carga de la siguiente ronda llegó el irritable mesero según el pecoso.
— ¡No puede ser! ¿Tu eres Greenplay? — Preguntó al ver el computador. Izuku dió un respingo al ser reconocido por primera vez.
— Sí, soy yo.. — Dijo ajustando más el gorro de la capucha dejando la nada misma para ver, no quería que el chico alto le viera el sonrojo que tenía en el rostro.
— ¡Por dios! ¡Soy tu fan, me has ganado unas seiscientas partidas! — Dijo entusiasmado, pero paró al ver cómo el chico bajito enfrente de él se envolvía en una capucha imposibilitándole ver su rostro. — ¿Porqué no me dejas ver tu cara? ¡Prometo no burlarme! — Dijo emocionado.
Izuku solo se sonrojó más, pero dejó de ajustar el gorro y se lo bajó dejando ver su cara angelical.
— Eres realmente hermoso. ¿Cuál es tu nombre? — Preguntó completamente flechado por la apariencia de su ídolo.
— I-Izuku, Izuku Midoriya. — Se presentó.
— Yo soy Denki Kaminari, un gusto muñeco. — Dijo sonriendo y dándole el café. — No te preocupes por el café, es cortesía. — Explicó antes de partir a la cocina.
A Izuku eso se le hizo muy raro, pero no le dió importancia y siguió con su día.
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Sin dudas uno siempre vuelva al lugar donde fue feliz jaja. En mi caso al Ship KamiDeku.
