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Izuku estaba en el apartamento de él y sus novios, cocinando la comida. Le encantaba cocinar y sus Alfas le habían dicho que ellos trabajarían por él, que no querían que haga nada.
Sobretodo porque aún no se decidía a que academia ir a trabajar. Sus proyectos de costura y trajes eran espectaculares por eso tenía muchas solicitudes. Aún no se decidía.
Aunque en realidad quería ir a trabajar en la U.A, incluso ya había dicho que sí. Cuando los dos llegarán les diría.
La puerta sonó indicando la llegada de los dos quienes como siempre, venían peleando.
— ¡Hola chicos! — Les dió un beso en la boca a cada uno. — Dejen su abrigo y siéntense, la comida está lista. — Dijo feliz.
Ambos hicieron caso, estaban hablando como siempre en la mesa cuando Izuku sacó el tema de las solicitudes.
— Chicos, les quería avisar que ya acepte una solicitud. — Los dos lo miraron. Ambos querían que no trabajará y se quedara en casa para siempre y poderlo tener solo para ellos, pero era algo irreal y estaban dispuestos a apoyar a su Omega.
— ¿Y Cual es? — Preguntó Katsuki comiendo.
— ¡La U.A! — Ambos escupieron la comida. — ¿No es genial? Los podré ver diariamente. — Sonrió inocente.
Los dos sabían que en la U.A tan solo había Alfas y Betas. No querían que su Omega estuviera en ese ambiente pero se veía muy feliz, entonces solo les quedó apoyarlo.
Al día siguiente Izuku se vistió como siempre, una faldita negra y una camiseta turquesa oscuro junto con sus tacones que le agregaban un centímetro.
Llevaba su pequeña mochila donde tenía su set de costura y algunas telas. Fueron en el auto del cenizo. Al llegar, ellos fueron a las clases de héroes y el acompañó a Nezu quien le había mostrado la U.A.
— Y bien, aquí está tu despacho. Tu trabajo será hacer las reparaciones a trajes de estudiantes y héroes así como mejorarlos, tienes todos los archivos en el archivador y cualquier duda puedes llamarme. — Dejó a Izuku en la gran habitación. Este solo sonreía viendo todo con ilusión, a los minutos le había llegado un traje, sus ojos brillaron y comenzó a hacer su magia.
Por otro lado, sus Alfas estaban ansiosos, no podían imaginar que algún otro Alfa haya entrado con su Omega en una habitación a solas.
En el entrenamiento el traje de Denki se había roto, entonces el fue hasta el nuevo diseñador para que se lo arreglara.
— ¡Hola! — Saludó entrando. Al no ver a nadie miró para todos lados. — ¿Hola? — Preguntó.
— ¡Hola! — Saludó el Omega. — ¡Aquí abajo! — Alzó la mano para que lo notará. Denki por fin pudo verlo.
— Ay, no te había visto, eres muy bajito. — Rió. — ¿Crees que puedas arreglar mi traje? — Le dió el maletín.
— ¡Claro que sí! Puedes pasar en unas tres horas a buscarlo. — Sonrió, el Alfa se sonrojó por la sonrisa, el Omega era muy lindo. — ¿Cuál es tu nombre? — Preguntó.
