Intimidante. || EnjiDeku

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Izuku estaba en su hogar, nervioso por la llegada de su esposo

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Izuku estaba en su hogar, nervioso por la llegada de su esposo. Debía apurarse con la cena si no quería un castigo.

Con nerviosismo revolvía la sabrosa sopa de tomate, mientras contaba los minutos para sacar la carne del horno.

Tenía miedo, aún no tenía la cena servida y si el reloj de la pared no se equivocaba, Enji ya debía haber salido del trabajo.

Se alegró un poco al escuchar el horno timbrar, sacó el trozo de carne rápidamente para filetearlo y poner porciones en dos platos junto a una ensalada de lechuga y papa.

Colocó el mantel casi corriendo, los cubiertos y por último los platos humeantes para luego condimentarlos por último con un toque de sal y pimienta.

Al ver que aún le restaba un poco de tiempo, dejó la carne sobrante en un recipiente y lo metió en el refrigerador.

Empezó a preocuparse al no ver a su esposo en ya diez minutos después de servir la comida, siempre llegaba puntual porque quería que el Omega aprendiera a respetar los horarios del Alfa.

Suspiró rendido sentado en una de las sillas del comedor. Sabía que otra vez no llegaría a cenar. Solo quedaba creer que había salido con sus amigos.

Comió solo, como todas las noches. Luego de terminar su pequeña ración de alimento lavó los trastes que había ensuciado y colocó el plato intacto de su esposo en el microondas para cuando tuviera su esposo llegara y tuviera hambre el Omega pudiera levantarse a calentarlo.

Se dirigió al baño lentamente y se desnudó para luego meterse a la ducha. El agua caliente chocando con su delicado cuerpo hacía que olvidara sus problemas por algunos minutos.

Se vistió con calma, calma que solo tenía cuando el Alfa pelirrojo no estaba en casa. Fue hasta la habitación matrimonial y se fijó si todo estaba ordenado, una vez chequeado y aceptado, se metió en la cama y cerró los ojos, esperando que por lo menos pudiera dormir algunas horas antes de recibir a Enji.

Ya habían transcurrido un par de horas desde que Izuku cerró los ojos. Los cuales abrió con miedo al escuchar un gran estruendo en la entrada de su hogar.

No cabía ninguna duda, Enji estaba en casa, borracho y enojado.

Debatió internamente sobre qué debía hacer, quedarse en la cama y fingir estar en un sueño profundo, o levantarse para ir a recibir la bienvenida del pelirrojo.

- ¡Omega! ¡Ven aquí! - Gritó el pelirrojo desde el salón, se notaba en su tono de voz que no estaba sobrio.

Izuku cual resorte se levantó de la cama y con temor fue caminando lentamente por el pasillo, viendo de reojo la luz de la televisión iluminando un poco su alrededor, dando creación a la gigante sombra de su Alfa.

De por sí Enji era alto. Sumado a que antes hacía clases de fisicoculturismo en un gimnasio y que tenía mucha masa muscular, si, era un tipo grande.

De hecho, eso era lo que más le atemorizaba de su esposo, el a su lado no era nada, Enji medía un poco menos de dos metros, algo así como uno noventa y ocho.

Izuku siempre había sido bajo, de hecho era más bajo del promedio común en Omegas. Midiendo tan solo uno cincuenta y cinco.

- ¿S-Si.. Amor? - Preguntó con preocupación acercándose cautelosamente a el Alfa que tenía por marido.

- ¿Donde mierda está mi comida? - Preguntó con furia, agarrando del cuello de la camisa de dormir a su Omega.

- ¡..! ¡E-Esta en el m-micro, ¡ahora t-te la caliento! - Izuku trató de zafarse, con éxito. Cayó al piso en un duro golpe con la madera, se levantó rápidamente y corrió a la cocina, solo para salir después con un plato de cena humeante.

Enji solo empujó con agresividad a Izuku después de recibir la comida. Este al recibir el leve impulso se golpeó la cabeza con la pared, empezando a sollozar.

- ¡Deja de exagerar, mierda! - Gritó y le tiró una botella vacía de cerveza, que con suerte logró esquivar antes de salir como pudo corriendo a la habitación.

Se encerró en su propia recámara. Tratando de no sollozar fuerte, o por lo menos no tanto para que el Alfa pelirrojo escuchase.

Se acostó en la cama, ahora de verdad listo para dormir. Con un par de moretones nuevos. A decir verdad hoy Enji no lo golpeó como otras veces, cosa que agradecía.

Con eso en mente, cerró los ojos definitivamente, esperando que el próximo día fuera un poco mejor.

Con eso en mente, cerró los ojos definitivamente, esperando que el próximo día fuera un poco mejor

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Creo que le tomé el gusto a escribir cuando Izuku sufre, pobre inocente.

•08/08/23.

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