VI

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24 de Junio.

—¡NI-KI-AH!

—Sueltame Sunoo, me tengo que ir a la universidad.

—No quiero, Heeseung-hyung no hace las cosas cuando le digo que no quiero.—El menor se rió sacudiendo la cabeza en cuanto un pensamiento de más llegó su imaginación.

—Bueno eso es porque Heeseung está sometido, yo no. Todavía no consigo novia, ¡Ahora suéltame la pierna que voy tarde!

Habían pasado casi dos meses desde la primera vez que habían visto a Sunoo o por lo menos una versión de él mucho menos humanizada, y berrinchuda, Heeseung constantemente se reunía con personas para hablar de una "supuesta teoría" espiritual cuántica pero a pesar de todo aún no había sido capaz de dar con alguna explicación que le permitiera asegurar que lo que pasó tenía sentido.

Por otro lado el ahora azabache no recordaba nada de eso, sus recuerdos estaban revueltos entre vidas pasadas, sueños y lagunas mentales. A veces llamaba a Heeseung por otros nombres o simplemente preguntaba por cosas que existían en eras anteriores, cuando dormía parecía entrar en trance y hablaba de coordenadas celestes, vacíos cuánticos y el deseo impoluto de encontrarse con la otra mitad de su cuerpo celeste.

A pesar de todo era como si su amor por Heeseung estuviera intacto desde vidas anteriores, sin importar qué, ni cuántas líneas temporales y universales hubiese tenido que traspasar para llegar allí él lo amaba como si en esta vida siempre hubiesen estado juntos. Y el corazón del castaño recién estaba aprendiendo a acostumbrarse.

—Sunoo, cielo, por favor suelta a Ni-ki, es importante que vaya a la universidad, se está llevando la mitad de las materias a extraordinario.—Dijo mientras reía.

—Él prometió llevarme al parque por la noche a ver las estrellas y ahora se deshace de mí como si fuera una basurita—El menor de los tres en la habitación se aguantó la risa no muy disimuladamente recibiendo una patada en el estómago que lo sentó del dolor.

—¿¡Hyung, si ve por qué le hago llaves!?

—Bueno, ya no más. No tengo a un par de bebés aquí—Tomó asiento en el sofá junto a su casi-novio abrazándolo por la espalda mientras el contrario puchereaba.

Ni-ki aprovechó el momento para levantarse cómo pudo y salió corriendo cerrando la puerta de un portazo mientras el mayor se encargaba de sostener al pálido azabache entre sus brazos con fuerza para que no fuera a perseguirlo.

—Está frío afuera, Sun. No puedes salir ahora.

El pálido se giró entre sus brazos todavía algo desanimado y se acomodó sobre sus piernas pasando las propias a los costados de las caderas contrarias. Sus ojos se conectaron a los de Heeseung quién lo miraba en silencio quedándose completamente quieto, casi sin respirar.

Sunoo dejó escapar una pequeña risita.

—¿Heeseung-hyung, está bien?

—¿E-eh?, Sí. ¿Por qué la pregunta?—Pareció tragar saliva cuando al segundo el más bajo se acomodó sobre él.

—Es solo qué, usualmente es algo tímido y yo...—Sus palabras fueron perdiendo volumen mientras sus mejillas empezaban a sonrojarse con fuerza. Evadió el contacto visual pero lo retomó segundos después.

Silencio, un silencio cómodo pero lleno de tanta tensión que podría rajarse entera con solo un alfiler.

—¿Y tú?

—Y yo, a veces siento que lo quiero tanto que sería capaz de meterme dentro de su piel con tal de sentirlo más cerca de lo que me permite.—Eso lo enterneció y lo hizo a reír por igual.

—No estoy seguro de que tan romántico sea eso, cielo.—Heeseung se dispuso a mirar su rostro con lentitud, poniendo los cabellos que le caían a los costados de la cara tras sus orejas.

En dos meses su cabello había crecido mucho y aunque había insistido para llevarlo a la peluquería, Sunoo estaba seguro de que le gustaba el cabello largo y su fleco que le cubría casi toda la visión. Aún así fue incapaz de decir algo más cuando lo vió emocionado por usar los ganchitos que Sunghoon le había traído para recogerlo y que ya no estuviese tropezando con todos los muebles en casa de Jaeyun.

Acaricio con delicadeza el grabado en goma del gancho que sostenía la mayoría del fleco azabache y bajo la atenta mirada del menor, lo soltó, cubriéndole los preciosos ojos miel que poseia dejándolo casi a ciegas antes de subir con sus propias manos el cabello y dejar un beso sobre su frente.

—No sé si sea posible que puedas estar dentro de mi piel pero puedo hacer que te sientas lo más cerca de mí que sea posible.

Sunoo se removió un poco hacía el frente buscando acabar inconscientemente con el espacio entre ambos, demasiado hipnotizado por los ojos del mayor como para darse cuenta de todo lo demás a su alrededor.

—Entonces quiero hacerlo, hyung.

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—Editado.

光る (𝐇𝐈𝐊𝐀𝐑𝐔) I | heesun os.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora