VII

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» Las almas nacen de las estrellas, un cuerpo celeste puede llegar a separarse en dos dividiendo su alma, el conjunto de un todo exacto en dos cuerpos diferentes, destinados a encontrarse durante millones de años hasta cumplir con su misión unificada en la tierra que los ascienda al firmamento de nuevo, que los devuelva al final de los tiempos en dónde su propósito en el universo haya sido completado, el de encontrarse en cada una de sus vidas y aprender de ello. Solo después de eso podrían estallar en una supernova que los pulverizara inmortalizando su historia con la perdida.

Suena a qué probablemente eres la enana blanca que Sunoo ha estado buscando para inmortalizar su supernova—Mencionó el rubio.

Era martes por la tarde, cuatro meses después desde el 24 de Junio. Había pasado mucho tiempo desde que Heeseung descubrió que la actividad astronómica sobre Seúl dependía de Sunoo desde que llegó allí.

Su teléfono empezó a sonar.

—Dame un segundo.—Se levantó de la computadora en la que leía y caminó fuera del estudio para poder hablar con más comodidad.

Buenas tardes, ¿Joven Heeseung?. Le habla Kim Ryujin del departamento judicial de Seúl.

—Buenas tardes, sí, soy yo. Dígame, ¿Qué sucede?

—Espero que esté teniendo un buen día, nos comunicamos con usted para informarle que la retención del inmobiliario ha finalizado el día de hoy. Su abogado, Park Jongseong acabo el proceso jurídico por la mañana, en dos días puede pasar por su familiar al departamento que le sea indicado luego para proporcionarle una debida ceremonia de fallecimiento.

El castaño se apoyó contra la pared y se deslizó hasta el piso sin emitir ruido alguno, había estado pasando por un infierno absoluto y ahora sería capaz de besar a Jay por haber hecho el mejor trabajo del mundo. Él era inocente, por supuesto, pero había sido un proceso tan tardado y agotador que estaba empezando a pensar que algo saldría mal.

—Joven Heeseung, ¿Sigue allí?—La voz de la mujer lo hizo volver en sí.

—E-Eh, sí, muchas gracias por avisarme. En dos días pasaré por ella, que tenga lindo día.—Y sin más colgó, volviendo algo pálido al estudio.

—Heese, mira. Acá dice qué...—El más bajo se calló en cuanto lo vió a la cara.—¿Pasó algo malo?—Preguntó.

El trigeño negó.

—Jay me salvó la puta vida, Jaeyun. Lo amo al maldito.—El contrario entendió al segundo y saltó del Puff en el que se encontraba acostado para abrazarlo, o más bien, guindarse sobre él.

—¡Genial!. Es la mejor noticia que nos han dado estos días.—Hizo una pausa.—Ahora solo tienes que pagarle con tu riñón a Jay, porque los de Sunoo son muy caros.

Heeseung sonrió.

—No voy a pagarle, debería pagarme él a mí por prestar mi caso a un novato, si no me ayudaba me iban a terminar metiendo en no sé dónde. Además, no tengo dinero, todos mis ahorros, incluso los universitarios los gasté en los exámenes médicos de Sunoo.

—¿Sigue sintiéndose mal?

—Sunghoon lo ha mantenido vigilado estos días, cuando Sunoo duerme se encarga de hacer todo lo que puede pero temo que sus síntomas se deban a algo fuera del control de un médico.—Respondió con los ojos un poco cristalizados.

Con el paso de los meses Sunoo parecía perder parte de su brillo, había muy poca comida de la que realmente quisiera comer y aunque Heeseung intentó con todo, solo podía obligarlo apenas a comer ciertas cosas. Era como si su sistema se resistiera a la atmósfera y sus compuestos en general, si recibía aunque fuera un rayo de sol su piel sufría las consecuencias como si de una quemadura de tercer grado se tratara, así que solo podían salir de noche pero nunca si estaba lloviznando o entonces el contacto con el compuesto externo también le causaría una herida.

No podía ducharse, lavarse los dientes, ingerir líquidos y podía estar en contacto con muy pocos compuestos. La mayoría de la ropa le raspaba, sus ojos eran muy sensibles a la luz azul y solía quemar al tacto de quién lo tocara sin aviso previo.

El único momento del día en el que Sunoo era absolutamente feliz era cuando podía estar con Heeseung, solo viéndolo y dejándose hacer de él.

Habían evitado hacer varios exámenes, como por ejemplo resonancias magnéticas o cosas que tuvieran que ver con sangre, pues no podían exponerlo a personas ajenas cuando en realidad por las venas del azabache corría un líquido vidrioso que al contacto con la luz era casi imperceptible.

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—Sunoo, quédate quieto, tienes la piel muy gruesa y si te mueves tanto puedo lastimarte.—Sunghoon se encontraba soteniendole el brazo a penas con una mano mientras Ni-ki del otro lado lo aferraba a la silla.

—¡No!, Me duele mucho.—Sus ojos estaban llorosos y estaba tan fatigado que su piel empezaba a calentarse.—¡Heeseung-hyung!, ¡Heeseung-hyung, Sunghoon-hyung está lastimandome!.

El castaño salió por el pasillo hasta la sala en dónde se encontraban, con una nueva jeringa, era la quinta y esperaba que la última, todas las anteriores se habían doblado o partido en el intento por introducirlas en su piel.

—Ten.—Mostró el paquete nuevo extendiendoselo al azabache mayor frente a la atenta mirada de Sunoo.

—Bonito, mírame.—El contrario obedeció.—Se que te duele pero es porque haz estado resistiéndote la última media hora, te prometo que Sunghoon no quiere hacerte daño. Te has estado sintiendo mal, ¿No es así?.

Asintió.

—Bien, entonces deja que hagamos esto y prometo que luego te haré sentir mejor, podemos estar acurrucados el tiempo que quieras pero todo esto es para entender que pasa con tu cuerpo.—Sunoo lo miró por unos segundos más y luego bajó la cabeza.

Había recuerdos borrosos en su mente de su pánico a las agujas pero a la par de los mismos también veía a Heeseung tomándole de la mano o apoyando su cabeza en su cuerpo para que evitara ver lo que estaba pasando. Entonces aceptó.

Jaló al mayor por la manga del suéter hasta tenerlo frente a él y apoyó su cabeza en el vientre contrario mientras cerraba los ojos. Heeseung le hizo una seña a Sunghoon y este procedió con rapidez mientras el castaño repartía caricias en el cabello del menor.

Habían tenido que cambiar los leds de luz en la casa de Jaeyun por bombillos amarillos de calor porque la luz anterior le hacía daño a la piel de Sunoo entonces aunque Park no podía verle las venas por ningún lugar rezó porque en dónde entrara la aguja saliera algo. Y si pasó, más o menos.

Presionó la aguja con fuerza hacía adentro ignorando el espasmo de Sunoo y el quejido que soltó, su piel empezó a calentarse y creyó que no había nada dentro que pudiera succionar la jeringa hasta que un líquido con la consistencia de plomo derretido pero transparente como el agua se infiltró en el reservorio.

—Listo Sun, terminamos.—Le mencionó.

Se quejó un poco en cuanto quiso retirar el excedente de líquido que quedaba sobre el brazo contrario, porque como cualquier otra cosa en el cuerpo de Sunoo, quemaba.

Todos estaban llenos de cicatrices por quemaduras a esas alturas.

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—Creo qué.. En algún punto voy a tener que despedirme de él.

—No digas eso, Sunoo es fuerte y probablemente pasó por mucho para llegar hasta tí, no creo que todo eso haya sido en vano, Hee.

—Supongo que tienes razón, sigamos leyendo.

.

—Editado.



光る (𝐇𝐈𝐊𝐀𝐑𝐔) I | heesun os.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora