Capítulo 08

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Los pupitres estaban aglomerados contra la pared, un grupo de tres chicas bailaban con energía mientras eran grabadas, la canción de fondo era "Lisa" de Young Miko

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Los pupitres estaban aglomerados contra la pared, un grupo de tres chicas bailaban con energía mientras eran grabadas, la canción de fondo era "Lisa" de Young Miko. Camila es la que lleva la batuta.

En la esquina donde está el escritorio de los profesores, Anthony tenía los audífonos puestos para ignorar la contaminación sonora, hasta que Dylan tiró su bolso en el piso y se sentó al lado de él.

Al muchacho le sorprendió su presencia, faltaba poco para la clase. Menos mal que la profesora de castellano aún no ha llegado, se salvó en la raya.

Él no entró al salón inmediatamente cuando su mamá se estacionó en el colegio. El castaño pensó que tal vez le molestaba el ambiente caótico pero no imaginó que tardaría tanto.

—Camila, ¡ya me tienes harto con tus bailes de tiktok! —dijo, Dylan.

—¿Tú quién eres para criticarme?

—¡Deja de gritar, estoy tratando de dormir! —opinó Lucas, en uno de los pupitres de atrás, mientras estaba recostado sobre Paula, que realizaba la tarea a las prisas porque se le olvidó. En menos de un minuto ya soltó diez maldiciones.

—¿Cómo te puede molestar que hable?, está loca tiene máximo volumen su reguetón ridículo.

—No es un reguetón ridículo. Realmente sus canciones son muy buenas.

—Jódete, Lucas. No es problema tuyo, además, ¿tú no eras kpoper? —lo último era para Camila.

—Sí, querido, pero no es lo único que escucho. Mis gustos son muy variados. ¿No has oído que hay que comer de todo?

Anthony no puedo evitar reír, quieran aceptarlo o no, este par es muy explosivo.

Cuando entró al salón la profesora el caos era peor. Ella mandó a que se quedaran en silencio y acomodaran los pupitres al tiro.

Para la extraña suerte de Anthony, Dylan se sentó detrás de él y le pidió un libro prestado:

—Hazme la segunda, se me olvidó por la culpa de Marcela.

—No digas mentiras.

—Es que pregunta demasiado cómo me siento, podría haber usado ese valioso tiempo para acordarme.

—Se llama amabilidad. Tus justificaciones son muy malas.

—Solo préstamelo, la profesora me va a bajar nota si se entera que lo volví a dejar.

—¿Y cómo veo yo la clase?

—Es un momentito, ni se va a dar cuenta.

—Vargas y Ramírez, hagan silencio. Ya tuve suficiente con el concierto de hace rato.

—Profe, pero no puede negar que somos su sección favorita —dijo Paula con una sonrisa alegre.

—Linares, lo veo muy risueño. Espero que haya hecho la tarea que mandé — respondió, apática.

Pequeñas casualidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora