Capítulo 12

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Anthony estaba profundamente dormido sobre el hombro del pelinegro hasta que el autobús se detuvo de golpe

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Anthony estaba profundamente dormido sobre el hombro del pelinegro hasta que el autobús se detuvo de golpe. Al despertar lo primero que vio fue su perfil, la respiración del pecoso se escuchaba agitada y el calor en sus mejillas era abrumador, no era para menos, había caído en los brazos de ese troglodita.

—¡Quítate! —lo empujo con brusquedad.

Su corazón aún galopaba y eso lo mortificaba, era como si su cuerpo buscara acercase sin permiso.

—Me usaste de almohada, yo debería ser el molesto —quería encararlo, pero le fue imposible debido a que Anthony siempre miraba hacia otro lado cuando conversaban.

—No seas mentiroso, tú estabas de lo más cómodo violando mi espacio personal.

—Bueno, ¿y qué?, no es como si lo hubiera hecho apropósito, relájate —arrugó la nariz y resopló, hastiado.

—Me vas a volver loco...

—No voy a discutir contigo por cosas estúpidas, es obvio que yo no soy el único terco.

—¡Chicos, ya llegamos! —dijo Camila a lo lejos.

—¡Ya vamos! —gritaron al unísono.

Después de levantarse de las butacas, cada uno cruzó su camino por el lado opuesto. La chica de mirada ámbar no pudo evitar pensar en lo gracioso que era ver a su amigo enojado. Anthony era una persona tranquila que esquivaba las confrontaciones.

Al llegar a la cancha se toparon con Cristian, no le gustó para nada tener que ver a la pelinegra y al moreno

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Al llegar a la cancha se toparon con Cristian, no le gustó para nada tener que ver a la pelinegra y al moreno.

—¿Qué haces aquí, porky?, veo que trajiste a tu circo.

—¿Otra vez con las pendejadas?, deberías decirle a tu mamá que te quite la internet —respondió la chica con cierto hartazgo.

—Ya te lo he dicho; no creas que por ser una niña no puedo darte tus trancazos.

—Y tú no supongas que por serlo no te voy a responder de la misma manera —dio un paso hacia adelante y lo desafió con la mirada.

—No me hagas reír.

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