⚔️ | En proceso.
Actualizaré cada vez que pueda.
Una chica enigmática, un híbrido y
muchos secretos ¿Te animas?
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Déjate llevar, abre tu mente
y descubre una historia única.
La soledad siempre los
había rodeado. Aquello sólo
fue un...
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「 PARAÍSO 」
Después de aquella charla, tanto el híbrido como la joven entraron en la cabaña, con el objetivo de reunirse con los demás hermanos Mikaelson. Tras avanzar por los diferentes pasillos y entrar en varias habitaciones, dieron con ellos al llegar al gran salón. Allí conversaban el noble y la original.
—¿Y Kol? ¿Dónde está?
La pregunta del híbrido llamó la atención de sus hermanos. Ambos vieron como Niklaus se detenía en el mueble bar que habían desempolvado y llevado al gran salón. Allí había diferentes bebidas alcohólicas (whisky, vino, ron...) que habían encontrado en una especie de bodega. Mientras el híbrido se servía un trago y Elijah se acercaba a él, Nereida avanzó hasta llegar a Rebekah y sentarse a su lado para conversar.
—Pareces más tranquila —la voz de la original sonó aliviada.
—Lo estoy, Bekah —sonrió—. Supongo que me ha ido bien hablar con él.
—Mi hermano no suele tener ese efecto en los demás —bufó divertida.
—Uhm, ¿a qué te refieres? —ladeó la cabeza confundida.
—A cualquiera, incluyéndome, nos saca de quicio conversar con Nik.
—¿Tu crees? —dudó—. Nunca os he visto discutir. Siempre habláis tranquilos.
—¿Ya has olvidado nuestra historia familiar, Nere? —rió.
—Oh —se ruborizó avergonzada—. No pensaba que afectase al presente.
—A veces eres tan inocente, Nere —suspiró tomando sus manos.
—¿Eso es malo? —se tensó la aludida.
—No, pero tampoco es bueno —bajó la mirada.
—¿Por qué? —titubeó nerviosa.
—Porque te hace vulnerable, cariño.
La joven se exaltó al oír la voz de Kol justo detrás de ella y soltó un grito mientras se aferraba a las manos de Rebekah. La original también se había asustado al estar perdida en sus pensamientos. Tanto Elijah como Niklaus se mostraron descontentos ante las acciones de su hermano, ambos habían estado demasiado enfrascados en su conversación y no vieron sus intenciones.
—Casi me da un infarto, idiota —bufó molesta la rubia.
—Tendríais que haber visto vuestras caras —se carcajeó el vampiro.
—¿Siempre tienes que aparecer así? —lo encaró la joven aún nerviosa.
—Es más divertido —se encogió de hombros con una sonrisa.
—No lo es —replicaron ambas chicas, una en un hilo de voz y otra molesta.
—Kol —el híbrido se acercó a él—. ¿Se puede saber dónde estabas?
