ʟᴀ ʀᴇɪɴᴀ sɪɴ ᴄᴏʀᴏɴᴀ 「Wakanda Forever」

ᴇᴘɪsᴏᴅɪᴏ 12: ᴇʟ ᴀᴅɪᴏ́s

2 largas semanas habían pasado desde el enfrentamiento contra Namor y su ejército, y poco a poco todo iba volviendo a la normalidad.

Riri había sido devuelta a su vida normal tras jurar que nunca mas volvería a crear una maquina así, Okoye había recuperado su puesto que le quitó la difunta reina, cada tribu había vuelto a su hogar para recuperarse de las muertes.

Por otra parte Shuri no había parado de un lado a otro reconstruyendo su hogar, Seraphi ayudaba en todo lo que podía, nunca paraba quieta y solo descansaba a la hora de dormir.

Después de tanto tiempo, por fin podía descansar en paz.

A día de hoy no supo nada mas sobre Nora y el resto, pero nunca dejaba de investigar o buscar sobre alguna pista que pudiera ayudarla para averiguar donde habían ido.

Pero lo que realmente necesitaba era preguntarle el porqué.

Porque había matado a Brier, porque la había traicionado, porque la había dejado de lado.

Necesitaba respuestas y no pararía hasta encontrarlas.

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Con el paso de los días Seraphi le había pedido a Shuri una casa en las afueras de Wakanda, le encantaba la gran ciudad pero añoraba la paz de una casa alejada de todos.

Esta que se negó al principio le regalo una justo al lado del rio, cerca de la barrera protectora, si necesitaba a alguien que vigilara el agua allí, ella seria la indicada.

No tardó mucho tiempo en acomodarse, apenas tenía más pertenecías que algunas ropas o recuerdos, la casa estaba un poco vacía pero confiaba en que poco a poco la llenaría de nuevos recuerdos.

Aquella noche le rezaría a la diosa del agua, necesitaba que esta le diera alguna señal, realmente se encontraba perdida, no sabía que hacer o donde ir, se sentía cómoda allí pero quería solucionar el problema de su tribu cuanto antes.

Y no solo eso, en su antiguo pueblo dejó a las ancianas cuidando de las pequeñas, tendría que volver para darles una explicación, se la merecían.

Habían estado todo este tiempo sin saber absolutamente nada de ellas.

Así que esta noche haría el ritual para contactar con Yemanyé.

EL ritual era bastante sencillo, tendría que dibujar en la arena un círculo con algunas escrituras y luego solo tendría que sentarse encima y ponerse a meditar. De esa forma su mente y alma se relajarían para contactar con ella.

A veces el ritual duraba minutos u horas, pero había ocasiones en las que incluso duraba días, todo podía variar dependiendo de muchos factores.

Con lo que no contaba era que aquella noche recibiría una visita inesperada.

Cuando se encontraba sentada en la arena, en posición de meditación, en completo silencio con sus propios sentimientos, escucho como el movimiento del agua no era el constante. Justo enfrente de ella había movimiento.

Esta frunció el ceño y cuando abrió los ojos casi se le sale el corazón al ver a Namor allí parado a escasos metros de ella.

-¡Joder, me vas a matar de un infarto!-. Exclamo con la mano en el pecho.

Este la observó con curiosidad.

-Eres muy mal hablada ¿Sabias? No quería asustarte, perdona. Pero sentía curiosidad por lo que estabas haciendo-.

-Estoy meditando, necesito respuestas. Hasta que tú me has interrumpido, claro-. Dijo esta levantándose de la arena e ignorado lo que el moreno le había dicho al principio. Su fresco vestido de color turquesa se movió con la brisa de la noche.