tócame | jenlisa

Capítulo O9

Mariposas
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Lisa se quedó mirando su reflejo en el vestuario, tratando de permanecer fría y colectiva. Su corazón estaba acelerado y todo porque Jennie iba a ver su entrenamiento. Era una cosa tan pequeña, pero se sentía como una gran emoción.

Resoplando por última vez, Lisa se ajustó su alta cola de caballo y asintió con determinación antes de salir del vestuario con la cabeza bien alta.

Dio una palmada, llamando la atención de sus compañeras de equipo.

— Muy bien, chicas, ¡Se acercan las competiciones, así que no aflojemos la racha! — Dijo con los ojos brillantes, la motivación irradió a sus compañeras de equipo creando una sensación de confianza para crecer dentro de cada una de ellas. El poder que tenía Lisa era la razón por la que había sido nombrada capitana.

La entrenadora Moonbyul entró repentinamente en el gimnasio e hizo sonar su silbato.

— ¡Hora de los ejercicios, señoras!

Aguantando una mirada de soslayo pero dejando escapar un gemido audible, las chicas se alinearon instantánea y naturalmente detrás de Lisa antes de trotar alrededor de todo el gimnasio, calentando los músculos. La entrenadora sonrió satisfecha, pero al oír que se abrían las puertas del gimnasio, miró y frunció las cejas al ver a Jennie Kim entrar tímidamente.

La entrenadora Moonbyul se dirigió hacia ella, con la sospecha escrita en su expresión.

— ¿Qué puedo hacer por usted, señorita Kim? — Preguntó con una ceja levantada. Jennie tragó saliva visiblemente y agachó la cabeza. La última vez que interactuó con la intimidante mujer fue cuando renunció a la tutoría de Lisa. Y la mirada de decepción que la entrenadora le dirigió aún permanecía en su mente.

Volvió a levantar la cabeza y sonrió ligeramente.

— Uh, en realidad Lisa me pidió-

— ¡Nini!

Moonbyul y Jennie se volvieron simultáneamente hacia la fuerte y estruendosa voz y observaron la forma en que Lisa saludaba salvajemente mientras seguía corriendo por la cancha, sin quitar la sonrisa tonta de sus labios. Jennie puso los ojos en blanco y le devolvió el saludo con un pequeño gesto.

Sin embargo, sintió que su sonrisa se desvanecía al ver los pantalones cortos de voleibol de Lisa. Eran muy ajustados y muy cortos. Sus piernas estaban a la vista y a Jennie le resultaba muy difícil contener el rubor que crecía en sus mejillas, especialmente por su ajustada camiseta de tirantes.

Incluso le resultaba difícil mantener la mirada en el rostro de Lisa debido a sus labios carnosos entreabiertos, jadeando por la carrera. Sus mejillas estaban sonrojadas y Oh Dios, Jennie no podía pensar con claridad.

Eso fue hasta que escuchó un carraspeo frente a ella.

Jennie se volvió rápidamente hacia adelante, sólo para sentir el calor en sus mejillas aumentar por la vergüenza al ver la sonrisa cómplice y los ojos divertidos de la entrenadora Moonbyul.

— Ya veo. Toma asiento junto a los bancos y, por favor, no distraigas a mi jugadora estrella — se burló antes de alejarse y dejar que la morena se sintiera aún más avergonzada que antes. Así que, con un último carraspeo y un movimiento de cabeza, se dirigió a los bancos y se sentó sin problemas.

Cruzó las piernas y centró sus ojos en la belleza rubia, pero luego se rió con la forma en que Lisa ya la miraba y sonreía con entusiasmo.

Eso le calentó el corazón.

— ¡Hora de estirar señoras! — Gritó la entrenadora. Las chicas suspiraron aliviadas y se dirigieron al centro de la cancha.

Las chicas se alinearon frente a Lisa. Lisa rodó el cuello hacia un lado antes de concentrarse en sus compañeras de equipo frente a ella. — Bien chicas, pies juntos — y viendo como seguían su ejemplo, Lisa continuó: — Bien respiren profundamente, ahora inclínense y toquense los dedos de los pies — dijo.