Capítulo 1

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Taihdatla es un pueblo que ni si quiera aparece en los mapas, sí te pierdes cerca de esta zona es muy probable que nunca regreses a menos que vivas aquí o alguien te enseñe nuestro querido pueblo. Se encuentra muy cerca de Los Ángeles, aunque a simple vista parece un pueblo normal como todos los demás pero no es así lamentablemente.

Hay algo oculto para aquellas personas que viven en este pueblo. Con los años se dieron a conocer casos perturbadores de misteriosas muertes qué tan solo saberlo no te dejarían dormir por las noches y te darían las más horribles pesadillas.

Lo más curioso de todo es que sistemáticamente desaparecen adolescentes de 15-19 años, es muy extraño qué desaparezcan adultos o niños. Pero si le preguntas a alguien del pueblo solamente lo negaran, dirán que solo escapan para llamar la atención.

Los ancianos mencionan que es mejor olvidar, no tienes que saber más de lo que ya sabes, el conocimiento es peligroso. Mientras más sabes aquella oscuridad te encontrará y te perderás dentro de ella. Te llevará a la locura a un abismo infinito qué no tendrás escapatoria alguna.

Solo te queda suplicar por tu vida, rezar porque aún puedas continuar con tu vida ordinaria o mejor aún, rezar por seguir respirando pero ese maldito oxígeno desaparecerá de tus pulmones, tu corazón dejará de bombear sangre y tu solamente serás un maldito cadáver.

Lastimosamente siempre he sido muy curiosa desde niña, lo desconocido me atrapa como si fuera un imán. Supongo que nunca pensé que mi personalidad sería un peligro.

Mi padre antes de su muerte decía que era igual a él, que hubiese deseado tanto que fuera como mi madre y no como él. Nunca entendí porque decía eso, mi padre siempre fue muy especial para mí y para los demás, supongo que lo especial y extraordinario es malo.

Ahora entiendo las palabras de mi padre, también deseo lo mismo en este momento, mi madre nunca entendió lo qué pasó y lo qué está sucediendo en este mismo instante en mi vida.

Y por su bien, espero que tampoco lo sepa, espero que siga con su vida tal cual está y qué por mi culpa no pierda su vida. No soportaría perder a alguien más, ya pasé por mucho.

Lo único que siento en este momento es el amargo sabor de la sangre en mi boca, ese asqueroso gusto es como si tuvieras metal en la boca. Siento como la sangre se resbala por mi cuerpo, mi brazos y piernas sienten su calor, hace qué me relaje pero el dolor punzante no deja que pierda la consciencia.

Aún respiro, aún vivo. No dejaré que acabe con todo lo que amo, por más que tenga que dar mi vida a cambio.
Tan solo soy un alma, daría lo que fuera por ellos, por salvar sus almas, sus vidas y eso es lo que haré ahora.

Que extraño, antes solo tenía problemas amorosos adolescentes, ahora estoy perdiendo mi vida y todo lo que amo se está destruyendo por completo.

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06:35 am, Lunes 17 de Marzo

Oí sonar la alarma. Otra vez la misma rutina de siempre, me levante de la cama y agarré mi celular para apagar la alarma.

Espero que esta vez Cassie vaya temprano, no estamos ni siquiera a la mitad de año y siempre llega tarde.

Fui al armario y agarré lo primero que encontré, una camisa leñadora junto con unos jeans oscuros. Cuando terminé de vestirme miré la hora en mi celular, aun era temprano así que fui al baño para poder cepillarme los dientes y luego peinarme. La verdad no sé para qué me peino, mi pelo parece un desastre no importa que le haga, siempre queda igual. Mi pelo no es ni tan rizado ni tan lasio, digamos qué intermedio, soy morena y mido 1,65, mis ojos de color dorados oscuros, aunque al sol su color se pone mucho más claros.

Sangre Egipcia (en curso) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora