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Reía divertido mientras escuchaba mascullar al pelinegro. No iba a mentir, le encantaba verlo frustrado por no poder ganarle en aquel juego de carreras.

—No comprendo cómo eres tan bueno en este —exclamó mientras se levantaba del sillón de la máquina.

Aether le siguió buscando con la mirada aquel juego de zombies que se jugaba de a dúo.

—La verdad yo tampoco, creo que es el único en el que realmente soy bueno sin practicar. Supongo que es un don —lo agarró del brazo y se giró para sacarle la lengua. —Ven, vamos al de matar zombies.

Xiao rodó los ojos para mirarlo divertido y dejarse guiar por el más bajo. Era bueno en los videojuegos, pero le sorprendió lo increíble que era el rubio también.

Una vez allí, ambos se ganaron hombro a hombro. Tomaron el control que era la típica pistola de los juegos arcade e iniciaron el juego. De vez en cuando el rubio de giraba para observar al pelinegro, le parecía gracioso la manera en la que Xiao estaba tan concentrado, su ceño se fruncía levemente al igual que sus labios. Sin embargo, el celular de Xiao rompió aquella burbuja que se había formado.

—¿Qué pasa? —respondió tras sacar el teléfono de su bolsillo con la mano que tenía disponible.

Aether lo escuchaba soltar monosílabos y aburrido puso en pausa el videojuego para sacar su celular también. Habían pasado tres horas desde que estaban allí, eran las 8:27 PM. Su padre ya habría llegado a casa al igual que su mamá, pero nadie le había llamado ni preguntado donde estaba, ni siquiera su hermana. Bloqueó la pantalla y le restó importancia. Mejor para mí, pensó.

—Tu hermana me llamó —pronunció el muchacho tras terminar la llamada. Aether levantó una ceja mirándolo, pero no dijo nada así que continuó. —Quiere verme.

El rubio rompió el contacto visual, para mirar el celular entre sus manos. —Vamos a mi casa, entonces.

Tomó su mochila que se hallaba en el suelo para colgarla en su hombro derecho, caminó hacia la salida con Xiao siguiéndole. Caminaron hasta la estación de trenes en completo silencio, el rubio parecía perdido en sus pensamientos. Xiao no sabía que decir.

Una vez llegó el tren que iba en dirección a su casa ambos se subieron, pero Aether finalmente habló. —Me olvidé de algo, vete primero. Nos vemos mañana.

Se bajó del tren, Xiao se quedó atrás y no alcanzó siquiera a pensar en bajarse con él ya que las puertas se cerraron rápidamente. Ambos se quedaron mirando mientras el tren se preparaba para partir, Aether le sonrió levemente y se dio la vuelta alejándose. El pelinegro se sentó en uno de los asientos disponibles, apoyó sus codos en sus rodillas y cerró los ojos con fuerza mientras se agarraba el cabello.

Mierda.

. . .

Aether caminaba pateando una piedra, con la mente totalmente en blanco. Una vez llegó a su destino, comenzó a subir las escaleras del edificio hasta llegar a una puerta donde tocó tres veces. Abrió un desaliñado Kazuha, quien parecía recién despertado, al verlo frente a él pareció despertarse finalmente.

—Sora-chan, ¿qué haces aquí a las... —se volteó para mirar dentro de la casa— diez de la noche?

El rubio se aclaró la garganta. —¿Estás solo?

—Sí, obvio que estoy solo, ¿qué-

Antes de que pudiera terminar su pregunta el rubio se tiró encima de él abrazándolo, un lastimoso sollozo se escuchó entre sus brazos. Kazuha lo sostuvo mientras cerraba la puerta del departamento y los llevaba a ambos al sillón del living. Kazuha estuvo un rato tratando de calmar al rubio en su regazo mientras le acariciaba suavemente su espalda, rostro y cabello. Una vez Aether se quedó el silencio, hizo contacto visual con el muchacho.

first love » xiaotherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora