Capítulo 18

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Antes de nada, quiero disculparme con vosotros, con aquellas personas que lleváis tantos meses esperando por la novela. Lo primero es daros las gracias si seguís aquí y continuáis leyéndola, pues le tengo mucho cariño a la historia. 

Sé que no es excusa porque han pasado muchos meses, pero entre trabajar y otras situaciones personales fui pausando la escritura y terminé por dejarla aparcada. Tenía un bloqueo, últimamente se hace duro ver la competencia que hay por la plataforma y que las ilusiones que proyectas luego no es lo que recibes, pero eso ya es gestión emocional que tengo que trabajar. 

La buena noticia es que tengo varios capítulos en la recamara y me estoy esforzando por avanzar con la historia, pues mi propósito es acabarla y seguir con la continuación de Si te fijaras en mí, que también la tengo pendiente.

Así que, disculpa por delante, os traigo el capítulo 18. Espero que lo disfrutéis un montón.

Un beso.

Karlee.

—Perdona, ¿qué?

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—Perdona, ¿qué?

Meneé la cabeza al escucharlo. En mi plan no estaba ser amantes ni nada por el estilo. ¿Qué parte de un polvo y ya no había entendido? ¡No podía aceptar algo así! Suficiente enredo tenía ya.

—¿Tan mala fue tu experiencia conmigo? Igual no fue para ponerme cinco estrellas, pero qué menos que cuatro.

Parpadeé al escucharlo. No sabía qué me parecía peor, que me preguntase por la noche como si tuviera que realizar un cuestionario o reseña, o que lo dijera totalmente en serio. Empezaba a plantearme la posibilidad de que los chicos como él tenían una seguridad en sí mismos porque estaban acostumbrados a salirse siempre con la suya y cuando encontraban con una persona huidiza como yo se rompían todos sus esquemas.

—¿Ahora me he convertido en una reseña de Google? No es cuestión de que haya sido buena o mala, es solo que... fue una noche, nada más.

—Así que ahora, además de jugar con plastilina, juegas con corazones. No conocía esa faceta tuya, bombón.

Rodé los ojos. No entendía el motivo, pero esos rifirrafes con él me irritaban y atraían a partes iguales. Sabía que quien hablaba era su ego, que lo resquebrajaba cada vez que abría la boca y retrocedía de él.

—Hay muchas cosas que no sabes de mí y te sorprenderían.

—Con más motivo. Por eso quiero conocerte más. No solo... en la cama, aunque es un buen lugar para romper el hielo. No me negarás que después de habernos visto desnudos todo es mucho más sencillo.

Todo lo contrario, pero eso no se lo podía decir. Para mí no era tan fácil como para él, que parecía cómodo con la situación de pasar un buen rato y ya. Las chicas tenían razón, sobre todo Beca, yo enredaba los sentimientos y luego se me hacían bola e iniciar un rollo habiendo estado metida en una relación seria con cuernos de por medio... era como jugar con un mechero cerca de un suelo cubierto de gasolina, pronto podría estallar todo. Además, Hugo comenzaba a introducirse demasiado en mi vida, ya no solo lo podría ver frente a mi habitación, sino también en el colegio ¡y en el trabajo! Era como si un hilo invisible nos uniera y no parara de tirar de nosotros para que acabáramos pegados.

Bésame en el cuelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora