Jueves 03/11/2022.
Al salir de su última clase Misael, Liliana y Daniela daban una vuelta por las instalaciones de la universidad buscando un lugar donde no hubiera mucha gente, para resolver unos ejercicios de estadística y pudieran concentrarse.
Caminaban uno junto al otro, Misael a la derecha de Liliana y Daniela a su izquierda, ésta enganchada como un koala al brazo de Liliana, quien trató de quitársela de encima pero al no ver resultados se rindió.
— ¡Alto! ~exclamó Liliana parándose de golpe, lo cual hizo tropezar a Daniela~
— ¿Qué pasa? ~preguntó Misael~
— Miren, el profesor Morales. ~todos voltearon a ver (para nada disimuladamente) al profesor que estaba en un aula dando clases~
— Ajá ¿y? ~preguntó Daniela~
— Cabeza alta, barbilla hacia adelante, escuchen el tono de voz con el que les habla a los estudiantes de esa sección, y la manera en la que se desplaza por la estancia.
En ese momento fue que comenzaron a prestar más atención a sus movimientos, dándose cuenta de algo.
— Ya lo veo, los trata de una manera muy diferente que a nosotros. Los trata con un carácter más fuerte. ~observó Daniela~
— Parece que no quisiera darles mucha confianza. ~agregó Misael~
— Exacto. Como una máscara. ~se emocionó Liliana viendo el contenido de su proyecto en acción~
— Pff... Eso no es una máscara, es sólo que a lo mejor es un grupo que se toma muchas confianzas y hay que tratarlos con autoridad para que se comporten. ~opinó Misael~ ¿O si? ~dijo ya no muy convencido al ver como lo miraban sus dos amigas~
— ¿Estás escuchando lo que estás diciendo? Claro que es una máscara. No porque sea algo simple y común, va a dejar de serlo. Está el profesor pana que hace chistes con nosotros y nos pasa la clave del WiFi, y por otro lado el que tiene cara de perro amargado que si dices "me se olvidó" te pone a hacer cien planas. ~explicó a su manera Daniela~
— Ok, que ejemplo más cómico. ~se rió Misael~
— Recuerda que existen máscaras para cada circunstancia, no necesariamente tienes que estar escondiendo un secreto muy profundo. En esta ocasión simplemente el profesor Morales encuentra la necesidad de mostrarse más serio e imponente para mantener controlado al curso, lo que podría considerarse como una máscara, ya que fuera de ese salón tú lo puedes ver con una actitud totalmente diferente. Ahora, esto es solo una interpretación mía un ejemplo x que puedo dar, porque para decir si el profesor está usando una máscara o no, debo conocerlo a profundidad, lo cual no es el caso. ~aclaró Liliana~
— Está bien ya entendí, lo tomaré en cuenta la próxima vez.
Dieron un último vistazo al profesor, el cual volteó en ese momento y los miró arrugando un poco el ceño, quizá preguntándose que harían ahí parados viéndolo como unos acosadores. Ellos por su parte lo saludaron agitando la mano, y con una sonrisa inocente empezaron a caminar.
Los tres amigos por fin encontraron un espacio donde sentarse bajo el árbol más grande de la universidad. Misael estaba cumpliendo su promesa de explicarle estadística a Daniela antes de irse a su casa, pero no estaba resultando muy bien.
— Para sacar la media aritmética lo que tienes que hacer es la sumatoria de fi por xi y luego dividir el resultado entre la sumatoria de fi. ~explicó Misael con mucha calma a Daniela~
— Osea ¿cómo? ~Misael suspiró, no lograba hacerla entender un simple ejercicio~
Pero fue Liliana la que se cansó e intervino.
— Tienes es que multiplicar esto por esto, esto por esto, y así con todos estos datos, y los resultados que te den los sumas todos y después lo divides entre la cantidad que te sale aquí. ¡Y ya!. ~dijo Liliana habiéndole arrebatado el cuaderno de las manos a Misael para ver si así entendía Daniela y se pudieran ir~
— Aaaah ¿eso era todo? ~preguntó Daniela incrédula~
— ¡Si! ~respondió Liliana aliviada de que Daniela aprendiera por fin el ejercicio~
— Para ver... ~Daniela hizo unos cálculos en el cuaderno y se lo mostró a Misael~ ¿Así?
— Exacto. Y este resultado lo puedes redondear por defecto. ~dijo él~
— ¡Ahí está!
— ¿Ahí está qué? ¿De qué me hablas? ~preguntó confuso~
— ¡El número defectuoso! ~Misael la miró raro y Liliana no pudo aguantar la risa~
— Eres rara. ~le dijo Liliana a su amiga. Daniela le sacó la lengua~
— ¿Y cómo se saca eso? ~preguntó la rubia~
Liliana se pegó en la frente con la mano.
Misael le explicó como se hacía hasta que ella pareció entender.
— Mañana te dejo con Lila para que ella te explique. ~dijo él empezando a guardar sus cosas~
— ¿Yo porqué? ~preguntó la recién nombrada descolocada poniéndose de pie~
— Porque parece que te entiende más que a mi. ¿No viste todo el rato que estuve explicándole esa sola fórmula y en dos segundos tú fuiste quien hizo que la entendiera? ~empezaron a caminar hasta la salida~
— Sigo aquí... ~dijo Daniela sacudiendo las manos para hacerse notar, pero nadie le hizo caso~
— Bueno si, tienes razón. ~aceptó Liliana~
— Lo siento Dani, pero no soy buen tutor de estadística.
— Descuida, de todas maneras muchas gracias.
— De nada. Bueno, nos vemos mañana. Ya me tengo que ir. ~se despidió Misael y agarró por su lado~
Liliana y Daniela fueron juntas a la parada se autobuses.
❈ ❈ ❈
— ¿Cuándo pensabas decirme? ~preguntó Elisa molesta a Misael que venía llegando de la universidad~
— Hola, yo también te extrañé. ~dijo sarcástico tirando su bolso en uno de los muebles~ ¿Decirte qué? ~ladea la cabeza a la derecha~
— Llegó un aviso del propietario. ~mostró el papel que estaba en su mano~ Aumentaron la renta y si no pagamos en una semana, nos sacaran del apartamento. ~se cruzó de brazos~
Ah, eso.
— Pues... iba a decirte, pero es mi responsabilidad, y no quería que te preocuparas. Conseguiré el dinero para pagarle.
— Sael, no es sólo tu responsabilidad, es de ambos, y tengo derecho a saber lo que pasa en nuestra casa. Y mucho más si algo tan importante como el hecho de que están por corrernos.
— Tienes razón, debí haberte contado, tú también eres parte de esto. ~aceptó avergonzado~
— La comida está en la cocina, voy a ver a Miranda. ~dijo Elisa y se fue a la habitación~
¿Qué voy a hacer? se preguntó Misael. ¿De dónde sacaría el dinero para pagar la renta? Ya estaba endeudado con varias personas. El empleo que tenía no le daba dinero suficiente para cubrir todos los gastos, y le consumía mucho tiempo. Elisa hacía algunos dulces para vender y ganar un poco más, pero nada era suficiente, cada día los precios iban en aumento.
Ya era momento de conseguir otro empleo, o en su defecto ponerse a hacer algo extra.
Sacó su teléfono móvil y empezó a buscar en línea. El sábado caminaría por el centro y repartiría currículums como loco hasta encontrar algo que lo ayudara a cubrir todas sus necesidades.
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Lo Que Hay Detrás De Una Máscara
Short StoryÉsta es la historia de dos jóvenes estudiantes de psicología, que para su proyecto de grado deciden realizar un estudio sobre "Las máscaras del hombre ante la sociedad". Ellos en el transcurso de la trama se van conociendo y van forjando una amistad...