Capítulo 26

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-Muchas gracias por haber venido de repente-le decía a Josie, mientras entraba a mi cuarto.

-No hay de que-dijo, alegremente-.Para eso estoy. ¿De qué querías hablarme?

-Sobre Ethan

-¡Ay! ¿Se pelearon o algo?-preguntó, preocupada.

-No, bueno sí... Bueno no, fue hace mucho y ya nos reconciliamos-expliqué-.Lo que me preocupa es lo que pasará después del verano.

-No entiendo, ¿qué va a pasar después?

-Eso es lo que me pregunto. Tengo miedo de cuando nos tengamos que separar. No sé si voy a poder tener una relación a distancia. Pero al mismo tiempo no quiero pensar en la idea de dejarlo.

-Bueno, es una situación complicada-empezó a decir-.¿Lo has hablado con él?

-Ayer intenté hacerlo, pero hacía cualquier cosa para evadir mis preguntas. Como que no quería hablar del tema

-Tal vez a él también le asusta la idea de dejarte-dijo.

-No lo sé, nunca se ha mostrado así.

-Y bueno, apenas lo conociste este verano, quizás es una faceta de él que no muestra mucho-a veces cuando Josie habla mueve las manos para intentar explicar las cosas. Es algo divertido que tenía que resaltar.

-Es que también me da un poco de miedo hablarlo con él-añadí, con un poco de vergüenza.

-Aly, si es tu novio no deberías tener miedo de hablar de estas cosas-me aseguró-.Estoy segura de que no perderás nada si vas y le preguntas. Les hará bien a los dos decir lo que en realidad piensan del tema.

-Supongo que tienes razón...-empecé a decir.

-Y como te conozco, por "decir lo que en realidad piensan" me refiero a decir LA VERDAD-dijo, resaltando las últimas dos palabras. Me reí y asentí con la cabeza, prometiendo que lo haría.

  Las dos nos quedamos hablando otro rato antes de que ella tuviera que irse con sus amigos, le agradecí por el pequeño rato que hizo en su agenda para venir a hablar conmigo y la despedí.

  Una vez sola me quedé más tiempo pensando en lo que habíamos hablado. Josie tenía razón, tenía que decir lo que sentía en realidad. Pero al mismo tiempo no me sentía tan confiada para hablar del tema. Fue allí que me puse a pensar más en el asunto y mi cabeza se llenó de dudas y preguntas.

"Quizás no estoy lista para una relación seria" esas palabras aparecieron de golpe en mi cabeza y vinieron para quedarse. La frase me quedó resonando todo el resto del día. Intenté distraerme un poco y fui a buscar a Aiden. Cuando vi que no estaba en la sala ni en la cocina, fui hasta su habitación. Pocas veces lo encontraba allí adentro, dice que se siente solo cuando está ahí así que rara vez se queda en su cuarto. Por eso me sorprendió bastante verlo sentado en el borde de su cama, y me sorprendió más el hecho de que estaba llorando.

  La puerta estaba entreabierta, con apenas un pequeño espacio que me permitía verlo. La abrí lentamente, tratando de no hacer ruido y me acerqué a él.

-Aiden...-dije, tocando la puerta-.¿Todo bien?

-Sí, no pasa nada...-respondió, con voz suave.

-¿Seguro? ¿Te molesta si me siento?

-Ya estás aquí, así que no.-me senté a su lado en el borde de la cama, sin decir una palabra. Al principio el silencio se hizo un poco incómodo, pero cuando vi que se acercó un poco más a mi lo rodeé con el brazo y volví a preguntar.

-¿En serio no quieres contarme qué pasa? A lo mejor puedo ayudar en algo.

-Es que...empezó a decir, con voz llorosa-.No quiero que termine el verano.

No pude evitar decir un pequeño "aww" por lo tierna que fue su respuesta. Le di un pequeño abrazo y coloqué mi mano sobre su hombro.

-Bueno, nadie quiere que termine el verano, ¿pero por qué lloras al respecto?

-Por que cuando volvamos a casa Harper y tú se irán a la universidad y yo me quedaré solo-dijo, aún con lágrimas en los ojos. Después de eso se paró y se cruzó de brazos.

-Sé que parece difícil, créeme que yo entiendo...

-¡No!-gritó, enojado-.¡No es justo! ¿Por qué no pueden quedarse?

-Sabes que no nos vamos porque queremos dejarte-le expliqué-.Ni a mamá ni papá. Nos vamos porque queremos estudiar lo que nos gusta, en el lugar que nos gusta.

-¿Pero qué tiene de malo nuestra casa? ¡Podrían estudiar desde casa!

-Sería más fácil, pero también quiero salir a hacer amigos y conocer más que nuestra casa.

  Él se quedó quieto, mirándome con desprecio. Me dolió mucho verlo así, no quería que estuviera enojado conmigo, pero tenía que entender que no lo hacía para que se sintiera mal.

-Mira, Aiden. Yo tengo miedo de esta nueva etapa-empecé a decir-.Y, aunque te cueste admitirlo, tú también.

-Yo no tengo miedo...-interrumpió.

-Pero no tiene nada de malo estar asustados. Es una situación completamente nueva y extraña. Los dos no queremos que las cosas cambien, pero eso no se puede evitar-después de esto me quedé pensando en qué más decir, hasta que una frase que dijo Ethan llegó a mi cabeza-.La vida es como un libro, ¿sabes? Y hay que ir pasando las páginas si no queremos quedarnos atrás. Pero que las cosas cambien no significan nada malo. Solo son cosas nuevas. Y vamos a afrontarlas juntos.

-¿En serio?

-¡Por supuesto! Además, que vayamos a estar más lejos no significa que deje de verte. Voy a seguir llamando y mandando mensajes. También vendré a visitarlos de vez en cuando. Te prometo que vamos a hacer que esto funcione-le tendí la mano para estrecharla-¿Es un trato?

  Pero él no la estrechó, nuevamente se quedó unos segundos mirándome, hasta que corrió a mis brazos y me abrazó con fuerza.

-Aunque a veces me pareces un tanto molesta, voy a extrañarte mucho-me susurró en la oreja.

-Yo también, pequeño tornado-respondí, abrazándolo más fuerte. Después de unos segundos me aparté y le sacudí el pelo.

-¿Qué te parece si jugamos a algo?-pregunté, sonriendo-.Solo tu y yo.

-Esa idea me gusta-respondió.

  Entonces cumplí con mi palabra, y los dos nos fuimos a la playa con un par de raquetas de madera y una pelota para jugar. No contamos puntos ni hicimos una cancha con medidas propias. Simplemente nos quedamos ahí, pasando la pelota de un lado a otro, con algunos pases fallados y pelotas caídas al agua. Pero los dos nos divertimos como nunca. Yo no podía dejar de ver a mi hermano sonriendo, como cuando éramos pequeños y lo único que hacíamos era jugar. Hubo un punto en el que nos caímos al agua con ropa y todo, y no nos importó.

  Cuando salimos del agua y tocó volver a casa para bañarnos, mamá nos vio todos mojados y llenos de arena y le vino un susto tremendo.

-Pero, ¿de dónde vienen ustedes dos?-preguntó, mirándonos con cara de preocupación-.¡No quiero que me llenen la casa de arena!

-De la playa-respondió Aiden, sin más.

-Estuvimos jugando un rato-añadí, rodeándolo con el brazo y guiñandole el ojo. Él me respondió con otra guiñada de cómplice-.¿Hoy de noche iremos a cenar con los Turner, no?

-Sí, así que por favor traten de limpiarse lo más que puedan, tratando de ensuciar lo menos posible.

  Los dos nos miramos con miradas confusas, pero fingimos haber entendido y asentimos a lo que dijo mamá antes de subir las escaleras. De allí cada uno fue por su lado a prepararse para la cena. Nuestra tarde de juegos y charlas había sido una buena forma de distraerme de mis preguntas sobre mi relación con Ethan. Hasta que recordé que iba a encontrarme con él en unas horas.

Allí todos los nervios volvieron de golpe.

Mi Verano Eterno (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora