Te quiero 1/3

1 0 0
                                    

Julieta y yo nos conocimos por Instagram por medio de amigos en común, y por mi admiración hacia su arte; creaba arte con su cuerpo. Bailando. Era una excelente bailarina de Free Dance, sabía llevar el ritmo en sus pies. Entablamos un noviazgo conmigo con 18 años, un pendejo, y ella con 20 recién cumplidos. Nos atrajimos en el momento. Ella es guapísima, de cabello colorado y ojos color marrón. Pero había un pequeño problema que volvía esta relación algo extremista, para gente muy arriesgada. Y es que ella vivía en un departamento en Estados Unidos, mientras que yo no había salido de mi natal Argentina.
Sé lo que muchos en mi lugar habrían hecho: fijarse en una chica más a su alcance, pero con Julieta sentíamos una conexión más allá de vía WiFi.
Había algo que me llevaba a entender todo lo que era Julieta, todo el esfuerzo que realizó por cumplir sus sueños y entrar a la academia de baile que quería, era como una piedra en bruto a punto de ser estrella. En cambio yo buscaba triunfar con la comedia musical, mientras tanto trabajaba con mis viejos en el negocio familiar. Haciendo peluches. En nuestro primer año como novios le envié uno de casi 1,25 metros de altura. “Te quiero” decía si le apretabas una de sus manos, y las mejillas se le encendían con forma de dos corazones.
No fue hasta nuestro onceavo mes, a vísperas de los 2 años de relación, pero también en un momento de crisis de Julieta. Ella, aún con todas sus extravagancias y locuras, era una persona con mucha ansiedad y le surgían de vez en cuando en el escenario algunas crisis de angustia. Pero esa semana estaba como loca por unas audiciones a la obra de sus sueños, Chicago, y quería salir en algún papel principal. Obvio es mi obra favorita también, fue nuestra primer coincidencia. Además de que sus padres, como siempre, le pedían que reconsidere lo de estudiar medicina. Era un garrón para ella que sus padres no puedan, a estas alturas, acompañarla en su decisión.
Entonces, decidí ir para el día de mi cumpleaños para darle una sorpresa y poder apoyarla en las audiciones, traerle algo de tranquilidad. Sabía que era algo fuerte, pero estaba listo para dar el primer paso a algo más serio.

Poemas y relatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora