°•siete

11 6 2
                                    


      EL SER HUMANO siempre tiene algo que ocultar; mira a los lados para que no descubran sus pecados y se encoge de hombros para no ser reconocido.

¿Qué secretos guardo dentro de mí?

Empezemos por el mas fácil, por la punta del iceberg.

El secreto más pequeño tiene unos cabellos azabache lacios peinados elegantemente hacia atrás, una piel pálida, unos labios rojos naturales y unos ojos negros... Tan oscuros que no parecen reales. Este secreto es alto, delgado con ciertos músculos atrayentes; se viste con trajes azules eléctricos o negros haciendo resaltar aquellos pequeños lunares en su piel blanca. Siempre sonríe pícaro cómo si tramara la manera de seducirte y su risa es profunda y grave.

Este secreto tiene una personalidad que no concuerda con su aspecto oscuro y misterioso; porque cuando te habla sabes de inmediato que es alguien demasiado despierto y con ganas de moverse a todos lados.

Tiene por apellido, Graterol.
Por nombre, Hugo.
Y tiene veintisiete años.

Es un compañero de trabajo; el cual justo ahora está pasando su tibia y húmeda lengua por mi cuello.
Resulta increíble todas las sensaciones que Hugo me hace sentir; a parte de ir a la iglesia para desestresarme, quedar con él también era un perfecto escape. Todo él era tentación y atracción...
Es un hombre demasiado atrayente que roba miradas a donde sea que vaya; sin embargo teniendo demasiadas opciones, se encontraba en la comodidad de mi departamento dándole atención a mi cuello con su boca y con sus manos acariciaba por debajo de mi camisa.

No tenemos una relación amorosa, no somos amigos íntimos; pero en momentos de frustración, de estrés, o de aburrimiento nos solemos buscar. Esta vez fue Hugo quién me buscó e insistió para quedar y es que habían pasado días y semanas sin vernos, sin tocarnos, sin sentir en mi cuerpo todo lo que ahora él me estaba provocando.

A veces solíamos ser rápidos, otras íbamos a un ritmo lento disfrutando de las sensaciones y de nuestros cuerpos. Y por lo que puedo notar ahora será algo lento, tomándose su tiempo; seguramente se quedaría a cenar y hablaremos un poco.

—Te había extraño tanto —respiró en mi cuello subiendo su mano hasta mi cabeza tomando mechones de mi cabello y empujarme para mirarme directamente a los ojos. —Emi... Eres perfecta.

Hugo me hacía sentir deseada y hermosa.

Por esto lo tengo como un secreto; solo imaginar cómo reaccionaría mamá creyendo que es algo serio todos los vellos de mi cuerpo se erizan en desagrado.

Hugo está en proceso de divorcio...
Dos años de matrimonio lo hicieron cambiar su pensamiento con respecto a las relaciones serias.

—Créeme, yo también te extrañé—correspondí inhalando su delicioso perfume mentolado.

Nos besamos...
Nos besamos como dos amantes tratando de apagar un incendio inmenso.
Nos tocamos...
Nos tocamos como si tuviéramos miedo de perder el contacto humano.
Nos frotamos...
Nos frotamos como animales en celo.
Y él entró en mí, fue tan bueno como siempre.
Se movió...
Se movió como si el mundo se fuera a acabar.
Y duramos...
Duramos como si tuviéramos todo el tiempo del mundo.

Era increíble...
Hugo, es increíble.

⚜️

—Tengo demasiada hambre... —Hugo entró a la cocina con una toalla rodeando su cadera; gotas de agua desplazándose en su pecho y hombros, su cabello húmedo desparramados hacia todas partes.
Pero solamente pude sonreír enternecida.

—La comida ya casi está lista. Puedes ir a ver televisión o bien quedarte viendo como cocino.

—Lo segundo me parece una idea genial, pero la verdad no quiero tener que volverme a bañar. —me guiñó uno de sus perfectos ojos sacándome una risa estruendosa.

Dime que me amas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora