°•nueve

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    LOS NERVIOS, ¿Qué es ésto a lo que llamamos nervios? Y no estaba hablando del gran sistema que existía en nuestro cuerpo, no hablaba de aquel término médico, no, claro que no.

Me refería a aquellos nervios que te hacían sudar las manos, lamer los labios porque los tienes secos, temblar muy levemente, mover el pie con inquietud.
Aunque existen esos nervios que te hacían sentir mal, y esos nervios que te hacían sentir extraño... Esos que te daban una sensación de adrenalina haciéndote sonreir involuntariamente; bueno, este segundo era de la manera que me sentía mientras esperaba de pie frente a la academia con el cabello suelto, un maquillaje hecho por Amy y un pantalón de mezclilla con gomas blancas y un suéter celeste con pequeñas flores de margaritas bordadas. Realmente me sentía linda, cómo si fuera a ser el centro de atención en algún lugar.

Amy ya se había ido, pero cuando le conté en los vestidores todo lo referente a Elísamuel lo primero que hizo fue golpearme en el brazo por no contarle y luego felicitarme por al fin salir con alguien; aunque claro, el asunto con Hugo era cosa bastante a parte. Hugo era un secreto que guardaba celosamente.

Levanté la mirada tratando de calmar mi sonrisa nerviosa pero me fue imposible cuando ví a Elísamuel acercarse en su motocicleta rockera con ropa completamente negra...

Es que este hombre no podría verse más atractivo hoy.

Cuando estacionó frente a mi, ví su ojos pasearse por todo mi cuerpo sin ninguna vergüenza.

—Estas muy hermosa, Emilie. — inhale lentamente para que no notara mis nervios y luego sonreí mostrando los dientes.

—Gracias, tu también estás muy guapo — Ahora fue su turno de sonreír y me sentí derretir... ¿Es que acaso estaba ovulando?

—Ven, súbete — dijo mientras me ofrecía un casco negro con la figura de una rosa blanca.

Los nervios ya no se notaban en mi sonrisa, sino ahora en mi torpeza, porque casi caigo como tonta en la carretera mientras intentaba subirme a la moto.

—Disculpa... —dije apenada mientras rodeaba su cintura.

—No te preocupes. — pude notar el tono divertido en su voz.

—¿ A dónde iremos?— pregunté un momento después de que arrancó.

—Primero, vamos a comer en un lugar agradable. Segundo, me vas a acompañar a comprar nuevos cascos— reímos por eso. — Y tercero, quiero llevarte a un parque que recientemente a sido inaugurado, ¿Qué te parece?

Estaba hablando fuerte a causa del viento y yo estaba muy cerca de él para poder escucharlo, pero cuando me di cuenta de nuestra cercanía mi corazón dió un vuelco extraño...
No iba a negar ni hacerme la tonta, porque estoy completamente segura que Elísamuel llamaba mi atención; es atractivo y ese atractivo me atraía bastante.

—Me gusta el plan. —respondí al fin, sonriendo aunque el no podía verlo.

—Me alegra, porque necesito una segunda opinión; mis amigos dicen que tengo malos gustos para los cascos y que siempre elijo los peores.

Me reí sin poder evitarlo, porque a pesar de que la rosa blanca en el casco que yo cargaba puesto era bastante linda, el fuego mal estampado en el suyo si se veía raro.

—¿Te estás burlando? —sonó a reclamo pero podía ver qué a él también le divertía.

—Lo siento...—dije aún riendo un poco.

—No, no, ríete, no serás la última que se burla de mis cascos — por inercia apreté más mi agarre a su cintura cuando cruzó una calle y la moto se inclinó.

Dime que me amas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora