°•once

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    MI ALMA siempre se sentía agradecida con cada paso de baile que hacía; podría dolerme los pies por días, pero el alivio y la felicidad que sentía sobrepasaba todos aquellos dolores. Sentía como si el aire fuera más ligero a pesar de que sudor emanaba de mi cuerpo o que el salón de baile estuviera pesado; el oxígeno pasaba por mis pulmones con facilidad porque estaba ya tan acostumbrada que parecía como si solo caminara descalza sobre pasto fresco.

El cabello se pegaba a mí, a causa del sudor pero la sonrisa grandemente plasmada.

—¡Estira un poco más la pierna, Emie! —el gritó de Gabriela no me hizo sentir mal; la música estaba alta y la corrección era necesaria. Estiré la pierna como ella dijo y me sentí mejor en la posición. —¡Eso es!— dió dos aplausos.

Cuando el ensayo terminó lleve de inmediato las manos a mis caderas con la respiración agitada.

—¡Eso estuvo increíble!— Amy se acercó con saltos adorables mientras aplaudía. Los demás chicos sonreían asintiendo.

—Ahora vamos con la coreografía en grupo; todos tomen sus posiciones.

Tomé rápidamente un trago de agua y me posicioné junto a Kate, una chica pelirroja con ojos intensamente verdes, me sonrió y nos tomamos de la mano cuando escuchamos las elegantes melodías.

Ésto era lo que amaba...

•°•°•°•

—Debes contarme todo lo que pasó en esa cita, Em. —rodé los ojos con fastidio. Comenzaba a arrepentirme de contarle a Amy sobre Elísamuel.

Estaba completamente consciente que ella es mi amiga, tal vez la única; las dos tenemos demasiada confianza como para contarnos todo. Seguramente ella pensaba de esa manera; pero es que había tantas cosas que Amy no sabía de mi.

¿Me sentía mal ?

A veces si. Otras tantas no.

¿Por qué?

Es que incluso pensarlo me provocaba un inmenso agobio. Ese impulso de contarle todo sobre mi por momentos invadía mi mente; incluso llegaba a tomar el teléfono en ocasiones para llamarla y no dejar nada por dentro. Pero el miedo también estaba presente, hablar de mi me costaba tanto que incluso mi madre sufría para sacarme las palabras con temas específicos.

Y a pesar de que ahora me encontraba fastidiada por la insistencia de mi amiga, quería sentarme en algún parque tranquilo para ser completamente sincera con ella.

—Deberías decirme primero cómo te sientes tu, que has hecho estos días y... Cómo está tu corazón con respecto a Omar. —Dije tratando de desviar el tema cobardemente.

Amy entrecerró los ojos mirando con sospecha, ella sabía que trataba de evadir el tema, pero aún así me respondió con una sonrisa, de esas tiernas y apapachables.

—Desde la orden de alejamiento sus padres me dijeron que lo llevarán a tratarse, espero que le funcione para que no le haga lo mismo a otra chica.— me agarró de un brazo mientras caminamos hacia su auto.

—Ojalá que no consiga otra chica. —digo mientras acaricio el dorso de su mano envuelta en mi brazo.

Ella rió y me haló para llegar más rápido a dónde estaba estacionado el coche.
El día estaba tranquilo, luego de una práctica intensa no quería caminar a la parada, a pesar de que Amy siempre se ofrecía a llevarme yo no quería ser alguna carga para ella y que en cada clase se sintiera con la responsabilidad de llevarme a casa; agregando que cuando aún era novia de Omar casi no nos veíamos.

Dime que me amas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora