- Enid...- jadeó Wednesday rodeando con sus manos el cuello de Sinclair, quien bajó con besos por su cuello, sonriendo contra su piel.
Addams había abandonado la cafetería de Alva algunos minutos atrás, pero camino a Nevermore, Enid le había interceptado, sorprendiéndola con un beso y arrastrándole a un desolado callejón. Sus labios ardían sobre su piel, enviando señales de placer por sus terminaciones nerviosas. Wednesday deseaba concentrarse en las caricias de su novia, pero no podía sacar de su cabeza su conversación con Galpin. No podía sacar de su cabeza las dudas que habían comenzado a surgir luego de que el padre de Tyler le dejase sola en la cafetería. El atacante del Hyde no había sido un vampiro...y no podía haber sido una sirena tampoco; lo cual quería decir que era un licántropo.
Mientras más lo meditaba...sólo un nombre corría por su cabeza; pero no podía ser...no podía...
- ¿Aquí?- preguntó la pelinegra al sentir una mano deslizarse bajo su falda, y garras trazando los músculos de sus muslos, deslizándose hacia su entrepierna.
- ¿No quieres?- cuestionó la rubia alejándose de su cuello; sus ojos azules brillaban con picardía, y la manera en que mordió su labio inferior, revelando unos peligrosos colmillos envió una descarga de placer por su columna.
- ¿Segura?- Interrogó la vidente lamiendo sus labios, a lo que la loba asintió efusivamente, e iba a arrodillarse pero la vidente le detuvo, sujetándole de la barbilla, trazando sus colmillos.
- Te deseo.- susurró la rubia estirando un brazo y acariciando la mejilla de Addams, quien clavó su oscura mirada en aquellos ojos azules que habían conquistado su corazón sin que ella pudiese impedirlo.
- Enid, te amo.- declaró Wednesday, y la mirada de Sinclair se tornó dulce, su sonrisa incluso más hermosa que hace segundos atrás.
La loba se inclinó, atrapando sus labios con seguridad, rodeándole con sus brazos. Wednesday permitió que le sujetase, rodeándole de la cintura y atrayéndole hasta que no hubo espacio entre sus cuerpos. La rubia profundizó el beso, entreabriendo sus labios y deslizando su lengua en la boca de Addam, quien la recibió, chupando con gusto aquel juguetón músculo antes de separarse, sus profundos y oscuros ojos encontrándose con el hermoso azul de Sinclair. Wednesday intentó ignorar las voces en su cabeza, los murmullos que creaban conjeturas que ella prefería no aceptar, pero por más que lo intentó, las voces hacían eco en su mente.
(...)
Habían regresado a Nevermore algunas horas atrás, y tras un rápido baño se deslizaron bajo las mantas en la cama de Wednesday. La vidente apoyó su espalda del cabezal, deslizándose sus dedos por el rubio cabello de su novia mientras esta descansaba sobre su regazo. Cuando estaba dormida, Enid tenía el rostro más inocente y calmado del mundo, todo lo contrario a su alegre y energética persona. Wednesday disfrutaba de verla dormir, atesoraba cada instante en su corazón, sabiendo que nunca cambiaría esos momentos por nada del mundo, pues nunca podría amar como amaba a la joven rubia que arrugó su nariz, y rodó, dándole la espalda y abrazando un peluche que se había traído de su cama.
- Dedos...- susurró Addams acariciando la espalda de Enid.- ¿Crees que haya sido ella?
Dedos se movió nervioso hasta la cama, dudando por algunos segundos antes de hacer movimientos para responderle con un "Es posible." La pelinegra suspiró;si había sido Enid, si su loba era la responsable de todas aquellas muertes, ella no sabría que hacer al respecto. La rubia giró, acurrucándose más cerca, y la vidente la abrazó con fuerza, colocando un beso en la coronilla de su cabeza. Wednesday podía pelear lo que fuese, bestia o humano...pero no a Enid, nunca a su preciosa loba de hermosos ojos azules. Cortaría sus manos, aceptaría la derrota, se entregaría a la muerte...antes de lastimar a su novia.
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A Tell of Woe
FanfictionWednesday no esperaba que los problemas apareciesen tan rápido, pero de repente, incluso aquellos que consideraba aliados comenzaron a parecer enemigos. Un incendio. Varias muertes. Un nuevo misterio. Quizás su vida realmente era un libro de aflicci...