El frío viento calaba en mis huesos acaparando mi sentido del tacto. En mis oídos, un incesante pitido que me hacía no escuchar sonido alguno. Un borrón impedía que viera más allá de mí proximidad y, siendo así, igual no veía. La lengua, imperceptible. Mis fosas nasales privadas de todo olor. Sobre mí piel desnuda recaía un mundo de angustia e incertidumbre, mas nada podía sentir pues todo lo había sentido ya. Me negaba a querer seguir sintiendo y el blanco que inundaba mi mente me ayudaba con mi labor. No, no solo blanco, algo se podía escuchar más allá. Más allá del oído, más allá de la piel, más allá del olfato, más allá de la lengua, más allá de mis ojos. Algo era perceptible sobre el vacío de todo aquello y esa música me permitió seguir adelante y volver a sentir. Tenía miedo, sí, pero tenía esperanza y no me detendría mientras ese vacío pudiera ser llenado por algo o por alguien.
Este relato es extremadamente corto, pero me desahogo mucho en su momento, aunque...no termino de recordar bien el qué me llevó a escribir esto. Creo recordar que tenía que ver con lo liberador que supone escuchar música para mí. Lo escribí el 04/11/22. Espero que hayas pasado un maravilloso par de minutos leyendo esto y, si has llegado hasta este relato, muchas gracias por tu apoyo y por estar ahí. Un saludo, Astato <3.
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Tras las Palabras
Rastgele¡Buenas! Estás a punto de entrar en un mundo ficticio fruto de la mente de un joven escritor. Bueno, mejor dicho, en múltiples mundos ficticios, ya que todo en esta obra es independiente entre sí. Te presento un libro de relatos escrito con todo el...