ELLA - LOS HECHOS -

Prólogo

Diario de Ivar Ericsson:

Hace unas semanas llegó una chica nueva, a mitad de curso, Ella pudo entrar según escuche por sus notas, es una chica bastante...especial, por no decir rara, usa unos pupilentes rojos, porque según ella para llamar al diablo. Fuma como un puto camion, cuando llega a clases llega toda mareada de tantos porros, no la expulsan porque seguro es rica o algo.

A pesar de que parece filósofa en crisis existencial, es linda, algo violenta eso sí, violenta a muerte, parece jugadora de rugby. Pero sin ser enorme. Bueno pero eso no viene al caso.

Ella el primer día llegó drogada, apenas se podía sostener, la profesora no le dijo nada, porque era nueva, pero igual, ahora está en su lista negra. Ella no habla con nadie, no se junta con nadie, cuando la veo por ocasiones, me observa, a veces solo mira el instituto, pero mayormente me mira, cuando estamos en clases ella me observa como si fuera su presa, como un lobo que mira a un conejito lastimado.

Hay veces que la veo caminando alrededor de mi casa, me vigila como águila, también en la media noche la veo, bueno, no la veo, solo una sombra con ojos rojos osea ella.

Tengo que hablar con ella...

Me fui directo a su asiento, ella no estaba ahí, fui afuera del instituto, y ella estaba detrás de unos basureros, estaba fumando marihuana, bebiendo Absenta en una botella de metal. Estaba riendo como esquizofrénica.

Me acerqué a ella, no parecía darse cuenta, parecía que estaba soñando con delfines galácticos o algo ─ Tengo que hablar contigo ─incliné mi cabeza y puse mi mano sobre la pared, rodeándola.

─¿Pagua weu cuero? ─hablaba como alien, estaba tan roja que daba miedo, parecía el propio Satán. Trague saliva, la cogí del brazo y la levanté.

─¿Por qué me observas? ─fruncí el ceño, le quité el porro y la bebida.

─Eh? ─empezó a reír─ ¿Porrrqwe? ─seguía riendo─ Cueltoma ─me empujó bastante fuerte, tanto como para chocar con el basurero, ella empezó a caminar con torpeza, se tambaleaba de un lado para el otro.

Camino hacia la puerta, no pude evitar tener un presentimiento muy malo, muy muy malo.