Capítulo 9:17

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Diario de Oscar Ivar Ericsson: 

No.

Sí.

No.

No sé qué pensar.

No sé qué decir.

Descubrir que Luca y Maya no son mis hermanastros, me enloquece.

Bueno, al menos ya sé que no me he quedado sin familia.

Tengo que aclararme con mi padre, tengo que visitarlo.

Coloque mi móvil en mi chaqueta y espere a que me registran.

Al terminar solo tuve que esperar a que trajeran a mi padre.

A la media hora lo trajeron, estaba pálido, débil y asustado, casi no se sostenía en pie, se podría.

Me miro atrás vez de la ventana y me sonrió aliviado, se sentó y empezamos a hablar.

—¡Hola, hijo! —sonrió.

— Cállate, hipócrita — fruncí el ceño.

—Por tu cara ya sé que el señor Nicolà ya te fue a visitar —yo asentí.

—Sí, ¿Por qué no me dijiste nada? Tuviste que esperar a que muriera, mi hermana y mamá, para que tú tuvieras los huevos de contármelo, y ni siquiera fuiste tú el que me lo contó, fue un maldito abogado —apreté los puños— Por tu culpa mi vida es un infierno.

— ¿Por qué no culpas a tu madre? —parecía enojarse.

— Porque por tú la mataste, si no fuera así, los tres seguiríamos siendo una familia! —eleve un poco la voz.

—Nada sería igual, ¡NADA! —los policías dieron un paso de alerta— Por culpa de tu madre, Freia murió —coloco sus manos en su cabeza y empezó a llorar— ¡Tu madre estaba loca, era una psicópata, solo quiso quedarse contigo!...

Empece a temblar, ¿Mato a Freia? Pero... si ella era su hija favorita, ¿Por qué la mato? 

—Yo no mate a tu madre, fue ella misma, ella se suicidó, no aguantaba el dolor de haber matado a su propia hija! —sollozo.

—No te creo —negué repetidamente.

—Ella solo te quería a ti, solo a ti, quería matar a Luca y a Maya —golpeo la mesa— Me quería divorciar, pero ella me manipulaba, no quería que la dejara —siguió llorando.

—No te creo —negué con la cabeza.

—No me creas a mí... créela a ella.

—¿A ella? —Trague saliva—

—Si, a ella, a la chica, esa chica, l... la chica de ojos rojos, ella fue, ella creó el problema.

—...—me levante de la mesa y me fui, dejándole solo en la silla, lo mire por última vez, y los policías lo sostenían, él se volvía loco.


ELLA - LOS HECHOS -Where stories live. Discover now