Capítulo 10: 19 (Parte II)

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─¿Por qué esa carta es para ti? —Miro la carta de arriba a abajo.

—La verdadera pregunta es... ¿Por qué tu madre no me la ha dado? —apreté los puños— ¡ESA CARTA ES MÍA! 

—Ivar cálmate, tiene que tener una buena explicación para tenerlo, tal vez tenga algo que no sea bueno para ti —miro atentamente la carta.

—Tom... esa carta podría tener una explicación de todo, del porqué mi madre hizo todo lo que hizo, del porqué mi familia son todos psicópatas, tal vez me diga quien es el que me dio esas notas de advertencia, no lo sé, podría ser importante, po... podría explicar todo! —empecé a temblar.

—Y Si solo son cosas sin sentidos, tu madre estaba loca, pudo haber escrito cualquier cosa —se alejó con la carta.

—Tom, dámela, quiero ver lo que dice, nunca sabré su contenido si no la abro —camine lentamente hasta él. 

Él seguía alejándose, yo le cerré la puerta para que no pudiera escapar.

—Te estoy diciendo que me la des.

—Esta carta no te va a explicar nada, esta carta no te dirá nada sobre esas notas, así que no tienes el porqué.

—Sí que lo tengo! —Intente quitarle la carta.

Tom era más rápido que yo, intentaba quitársela, pero él solo se escapaba, hasta que tiro el jarrón, la alarma sonó como loca.

Los dos nos miramos asustados, rápidamente cerramos la caja y dejamos el cuadro colgado, salimos corriendo y cerramos la puerta, nos fuimos corriendo a mi cuarto.

—Mira...no la abriré...—le mire serio— Pero al menos deja que la lleve con mi padre —me cruce de brazos.

—Iré contigo, no quiero que me encuentren, tampoco quiero dejarte solo con esta carta —la levanto.

Al salir de la casa, pude notar que ella estaba afuera de la casa.

Esa chica estaba afuera de la casa, mirándonos desde fuera del portón.

—Tom... tu también la vez, ¿No?...— tragué saliva.

—Si, también la veo, ¿Qué mierda hace aquí? 

Ella empezó a caminar lentamente, esperamos a que se fuera, pero notamos algo, iba a la misma dirección que ella.

Fuimos tras ella, pero a una distancia lejana, por si acaso.

Ella caminó hasta la cárcel, donde estaba mi padre.

Se quedó en la entrada, esperando a alguien, ¿Nosotros?.

Paso al lado de ella y subió las escaleras, al igual que yo, pero no pude sentirme inquieto ante su presencia.

Me saludo con la mano y ahí se quedó.

Mi padre salió de su celda, un guardia vigilaba a mi padre, nos seguía en todo momento, fuimos al patio y nos sentamos en una de las bancas.

—Inhalo pesadamente, luego suspiro— ¿De qué quieren hablar? 

—Mi madre no quiere contar nada sobre todo lo que paso, y ella es la que está más enterada, aparte de todos ustedes, así que... o nos cuenta ella o nos cuenta usted —se cruzó de brazos.

—No tengo el porqué contarles nada —río— Habla con Carla, ella te lo contará todo, si le dan permiso de hablar —siguió riendo.

—¿A qué se refiere? —confundido.

—Te estamos diciendo que hables —apreté los puños— o al menos explícanos esto —Tom saco la carta.

La risa desapareció al igual que su sonrisa, su rostro estaba pálido, su única expresión fue terror.

—N...no sé de qué hablas —negó con la cabeza— ¿Que tiene que ver esa carta, con nosotros...? —trago saliva.

—Contigo nada — suspiré— Tiene que ver conmigo, esa carta es de mamá, y está dirigida para mí, pero la razón es... ¿Por qué nunca me hablaste de la carta y porque me la esconden?

—...—guardo silencio— Esa carta no la escribió tu madre...es decir, si lo hizo, pero no trae nada más que cosas sin sentido.

—Te lo dije, solo trae cosas sin sentidos —Me miro enojado.

—Le arrebaté la carta— No tiene sentido, si no es nada importante, porque me lo esconde, es más que claro, papá, es algo demasiado importante, una explicación que no querían que me enterara, Ella me dijo que ni siquiera debería de saber la relación entre Mamá, esa mujer y tú, esto está planeado por ustedes cuatro, y por otras personas más.

—Ivar... No es nada, esa carta no debería ni estar en mano de Carla, ni siquiera debimos escribirla.

—Léela —la coloque en su mano— Léela, delante de nosotros, ahora —le mire enojado.

—No puedo abrirla —miro el sello— Yo no puedo —negó con la cabeza— Lo siento

—¿Por qué no puede? Solo leerla.

—No lo entienden, no puedo leerla —miro a su habitación— No me deja, no me deja —negó con la cabeza.

Los dos miramos a la dirección en donde mi padre miraba, no había nada, no veíamos nada.

—No me deja, no me deja, no me deja, no me deja, no me deja.

Repitió y repitió.

Hasta que se tiró al suelo, se movía de un lado para otro, mientras repetía lo mismo una y otra vez. 

Los guardias que estaban en el patio se acercaron rápidamente y se lo llevaron.

—¿Qué tiene tu familia? —me miro mal— ¿Por qué todos están locos? —se cruzó de brazos.

—Cállate...—me estremecí 

ELLA - LOS HECHOS -Where stories live. Discover now