ELLA - LOS HECHOS -

Capítulo 7: 14

Diario de Ivar Ericsson: 

Son las 18:59 p.m estoy con Tom, en el hospital acompañando a mi madre.

Tom está meando y yo estoy fuera del baño esperándolo, porque dice que los baños de los hospitales le dan miedo, porque siempre hay raros adentro.

19:00 P.m

No ha pasado nada, no como la otra vez, supongo que no era nada, esta vez si pudo ser una broma.

—Ya meé... —salió del baño, con un guante en las manos.

—¿Por qué llevas guantes? —metí mi móvil en el bolsillo.

— Porque es como Serbia Film, sucio, asqueroso y es una mierda.

— Esa es una gran película, deja de burlarte de ella.

— Es una mierda, es mucho mejor 120 días de Sodoma —se quitó los guantes.

Al lado paso el conserje con el cubo de basura, él lo lanzo y cayó dentro. Saco su teléfono y miro la hora.

— 19:03 p.m, no ha pasado nada —se encogió de hombros— Lo único que paso fue que tu madre me regaño por contarte —guardo su móvil.

— ¿Cómo es que me crees? — empece a caminar hasta la máquina expendedora, metí una moneda.

Tom colocó su dedo en el número 36 M, el agua bajo cuando cayó él se la robo — Claro que te creo, al principio no tanto, pensé que eras otro esquizofrénico, pero luego me acordé un chico que le paso lo mismo, se volvió loco y creo que también está internado en el mismo hospital de tu madre.

— Esa era mi botella, rata Alemana — suspiré, volví a meter otra moneda y apreté el número 20 M, la chocolatina cayó, la cogí, tire la envoltura y la comí — ¿A quién te refieres?  

— No recuerdo, su nombre, Iv... Iv... Iv... algo así, Iv algo más, no lo sé —bebió de su botella.

— No lo conozco, no iba contigo a clases, recuerda que tú apenas hablabas sueco —seguí comiendo.

— Lo sé, pero este niño también era sueco, pero no sé por qué iba conmigo —puso sus manos sobre su cabeza — ¡AHHHH! No recuerdo — se encogió de hombros. 

— Yo tampoco lo recuerdo — negué con la cabeza.

Caminamos lentamente hasta el final del pasadizo, un enfermero me empujo.

— ¡Lo siento! — se disculpó y siguió corriendo. 

Después de él le siguieron dos enfermeros más, después 2 doctores y al final la policía.

Me preguntaba qué pasaba.

—Seguro alguien está muerto — dijo Tom.

— Sí, seguro —cruzamos el pasillo.

Uno de los enfermeros salió de la habitación y corrió hacia mí.

— Tú eres Ivar Ericsson, Ivar Lundgren — se acercó a mí. 

— Sí, soy Ivar ¿Que paso? —mire a Tom, él solo se encogió de brazos, volví a mirar al enfermero y se notaba muy preocupado.

— Acompáñame — dio media vuelta y corrió hasta la habitación de mi madre, yo le seguí al igual que Tom.

Lo único que vimos fue a mi madre.

Colgada cuál piñata.

Se movía de un lado a otro como el péndulo de un reloj. 

Las máquinas colgaban, ya que ella utilizó sus cables como medio de suicidio. 

Veía sus golpes, veía arañazos, tenía morado por todos lados.

 Su cara no tenía expresión.

Los policías le dieron una vuelta al cuerpo, había golpes, y arañazos más profundos que los anteriores. Una herida resaltaba más que los demás, era como si un oso hubiera atacado a mi madre, era enorme esa herida. 

Cortaron el cable que la sostenía, su expresión era blanca. 

Tom estaba serio, me volteo a ver...

Lo únicos que pude hacer fue vomitar.