𝕸𝖆𝖌𝖊 𝕬𝖓𝖉 𝕯𝖊𝖒𝖔𝖓 𝕼𝖚𝖊𝖊𝖓: 𝕱𝖆𝖑𝖘𝖊 𝖗𝖎𝖛𝖆𝖑𝖗𝖞

𝙴𝚙𝚒𝚜𝚘𝚍𝚒𝚘 𝚇𝚇𝚅𝙸𝙸𝙸

Después de la divertida noche que habían pasado Malori y Velverosa, ambas despertaron con la luz del amanecer.

— Buenos días —
Dijo Malori sonriendo a dicha dragona

— Buenos días —
Respondió la otra ocultando su cara en el cuello de Malori

Malori le acarició el cabello y la otra simplemente dejó salir un suspiro

— Vel, tengo que irme... —
Dijo Malori con una sonrisa dirigida a Velverosa

— No quiero —
Respondió la reina abrazando por detrás desde la cintura a la maga

— Si no regreso, puede que no te traiga más galletas —
Dijo la peliroja

— Entonces no las traigas y alimentame de ti —
Dijo la albina besando a la menor por la espalda

— Vel... —
Dijo Malori quién se empezaba a sonrojar más

— Bien... Pero. ¿Qué excusa le darás a tu "esposa"? —
Preguntó Velverosa

Malori miró los alrededores pensando y en eso vió las botellas de vino que guardaba su querida.

— ¿Puedes darme algo de vino? —
Preguntó Malori

Velverosa supo al instante a qué se refería y le entregó dos botellas
— Aquí tienes —

Malori tomó algo de vino, suficiente para que le apestara la boca a alcohol, pero no lo demasiado para estar totalmente consciente de su alrededor

Velverosa estaba más que deseosa de besar a Malori para probar el vino que tanto le gustaba de tal forma, sin embargo agitó la cabeza para sacar aquellos pensamientos

Malori la miró y entendió que quería, Malori la besó llegando a las profundidades de su boca mientras Velverosa degustaba el sabor

La peliroja se separó y la miró con una sonrisa honesta, a pesar de no ser la primera vez que la albina la veía sonreír, apreciaba aquella sonrisa como si fuese la joya más hermosa para ella.

Después de despedirse de Velverosa, Malori caminó hacia el castillo humano

Antes de abrir las puertas, se talló los ojos para hacer que se vieran rojos e hinchados, como si hubiese llorado por horas, se revolvió el cabello y tomó solo un poco más de vino usándolo como enjuague para que el olor a alcohol fuese más evidente.

Entonces Malori entró tambaleándose un poco, Leora quién estaba en el trono, al verla se levantó

— ¡Malori! —
Dijo dicha rubia

Los guardias se quedaron viendo a Malori, pues no sabían que había sucedido, pero sabiendo cuán responsable y considerada era Malori con ellos, sentían extraño verla así, hasta que habló Malori

— ¡N-No me griwtes! —
Malori dejó de hablar por un momento como si tuviese hipo
— ¡N-No tienes dewresho a griwtawrme después de engañarme ayewr! —
Habló Malori como si le costara hablar bien

Los guardias tras saber la verdad, miraron a Leora discretamente con cierto odio

— ¡¿Estás ebria?! —
Preguntó Leora eufórica

Malori tiró con fuerza al piso lejos de cualquier persona una de las botellas de vino para no lastimar a otro

— ¡¿Tu.... Qué crewsss... ?! ¡Me pro... Metiste fidelidad! ¡Y me engañaste con ese idiota! —
Dijo Malori para luego dejarse caer en el piso de rodillas mientras fingía llorar
— ¡¿NO SIGNIFICO NADA PARA TI?! —
Gritó Malori mientras dejaba caer la otra botella al piso, esta rodó hasta los pies de Leora, quien la veía molesta

Los guardias intentaron levantar y consolar a Malori, al igual que los sirvientes, pero parecía en vano, Malori no quería ni levantar la cabeza, en eso Malori se dejó caer hacia adelante y fingió haberse quedado dormida.

Tanto la servidumbre, como la guardia estaban enojados con Leora, pues mientras Malori les ayudaba y les asistía para saber si se encontraban bien, mientras Leora solo se limitaba a ordenarles, pero ellos no podían levantarse contra su futura reina por órdenes antiguas

— ¡G-Guardias, lleven a la princesa consorte a una habitación de invitados! —
Ordenó Leora, a lo cual todos se quedaron quietos por un momento
— ¡Guardias! —

Todos se miraron entre sí y sabiendo lo que pasaba por la cabeza de los demás, asintieron disimuladamente y llevaron a Malori a descansar

Llevaron a la maga a una habitación, la recostaron de lado rodeada de almohadas para que no se cayera o ahogara, la arroparon y salieron de la habitación rápidamente.

Malori abrió levemente los ojos para observar si no había nadie en la habitación

— (¡Denme mi maldito
Oscar B×tches!) —
Pensó Malori sonriendo levemente

{¿Entendiste la referencia?}

Tras pensarlo un poco, la noche anterior, no había dormido tanto como necesitaba por cierto acontecimiento, así que decidió quedarse a dormir un rato.

Al despertar, Malori salió de la habitación y los sirvientes la miraron, ésta estaba limpiandose los ojos por haber dormido, sin embargo, ellos pensaron que se la había pasado llorando mientras dormía, así que se le acercaron y hablaron con ella

— Mi señora... —
Malori miró a los cinco sirvientes que se habían arrimado, hombres y mujeres, los cuales hicieron una reverencia y hablaron
— No se preocupe, nosotros la apoyamos, usted creció aquí y nos brindó buen trato a pesar de que nosotros somos inferiores, queremos ayudarla —
Dijeron

Malori evidentemente se sorprendió y los abrazó
— G-Gracias —
Dijo Malori con cierta voz quebrada

Sin embargo, esta ya no era una actuación, si no, una reacción real, pues durante toda su vida, jamás había sentido que alguien la apoyara hasta que conoció a Velverosa y a Cerik.

Mientras Malori dejaba escapar sus lágrimas, los sirvientes la vieron y le correspondieron el abrazo, los guardias estaban conmovidos, si no fuese porque tenían que cuidar su postura y posición, también la abrazarían

— (Me pregunto. Si les pidiera que me ayudaran en la rebelión...
¿Lo harían?) —
Pensó Malori mientras intentaba regular su respiración

En eso Axel pasó por el lado de Malori y sonriendo de cierta manera arrogante, habló
— Con que al fin volvió, no creí que una princesa consorte, firme y elegante, se rebajara a parecer una estúpida borracha abandonada —

Malori lo miró con enojo, al igual que los demás, y todos intecedieron por ella
— ¡¿Quién te crees que eres como para hablarle así a la princesa consorte?! —

— Je... Su salvación, soy el héroe invocado, deberían alabarme a mi, en lugar de rendirle culto a esta simple aprovechada de la Reina —
Mencionó Axel
— Con su permiso —
Y se retiró sin ninguna pizca de vergüenza