ʙᴀÑᴏ ᴍᴀᴛɪɴᴀʟ

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A la mañana siguiente, Nakamura se despertó temprano. Ella no era el tipo de persona que duerme bien compartiendo cama. Su compañera, en cambio, todavía dormía profundamente.

Caminó hasta el baño y se cambió para ponerse el bañador, ya con el puesto fue cuando se dio cuenta de que la parte de atrás le quedaba más pequeña de lo que se esperaba.

Nakamura: Aish... pero si no cubre casi nada mi koalita... -intentó taparse con las manos frente al espejo.-

Agarró un pañuelo que tenía en la maleta y se lo ató a la cintura en forma de pareo. Cogió su bolso de playa y salió por la puerta.

Al oír la puerta cerrarse, Kakuzu se llenó de curiosidad y no pudo evitar entrar para ver quién había abandonado la estancia. Cuando se dio cuenta de que todos los demás estaban allí a excepción de Nakamura, corrió tras de ella.

Ya había amanecido, pero el cielo de la madrugada todavía estaba gris. Kakuzu corrió sin poder ver a Nakamura en el horizonte, la buscó por los sitios dónde podía imaginarse que estaría.

Finalmente la encontró en la playa a lo lejos, dudó que fuese ella al principio. Al acercarse a la arena vio su bolsa en el suelo, ya había visto esa bolsa en la habitación por tanto sabía que se trataba de ella. Y a medida que se fue acercando a la orilla, la vio con más claridad, bañándose en el agua, no nadaba demasiado, se dejaba alzar por el agua, se giraba y daba vueltas sobre sí misma. Parecía que estaba jugando, dentro de las cristalinas aguas que reflejaban ya los tempranos rayos de sol. Se quedó pasmado observándola, ella se acariciaba los brazos despacio, se movía el pelo hacia atrás, levantaba sus pies por encima del agua mirando con detalle que sus uñas estuviesen perfectas. Y él no hizo nada más, nada más que observarla desde la costa, no quería interrumpir ese momento, para él era un lujo ser testigo de aquel íntimo momento de ella. Sola, consigo misma. Aunque siendo observada, ignorando este hecho, desde hace un buen rato.

En cierto momento ella se giró y le vio en la costa. Entonces caminó hacia el un poco avergonzada pero con paso firme. Cuando llegó a donde él se encontraba, se giró a mirar el agua.

Nakamura: Está muy buena... sin gente... sin calor abrasador.

Kakuzu: Te gusta el frío?

Nakamura: -la chica asintió y cerró los ojos, alzó su barbilla y dio un profundo suspiro.-

Kakuzu: Pues yo no siento frío...

Nakamura: -abrió de nuevo los ojos y se volvió a mirarle.- Entonces deberías meterte en el agua.

Kakuzu: Shuki...

Nakamura: Te lo recomiendo. -le miró de arriba a abajo y se dio cuenta de que no traía camiseta, pero aun tenía puesto el pantalón del día anterior.- Vosotros... no habéis traído bañador, no?

Kakuzu: Tampoco me hace falta.

Nakamura: Bueno... eventualmente llegará la gente.

Kakuzu: Mal por ellos...

Más pronto que tarde, Kakuzu se deshizo de la ropa que le quedaba y cogió a Shuki subiéndola a su hombro. Corrió entonces hacia el agua y la lanzó. Luego el se zambulló a su lado.

Nakamura: Pero se puede saber que haces? -ahora con el pelo totalmente mojado y hacia atrás, la chica se sonrojó y comenzó a replicar.- Ponte algo... no te puedes bañar así... y mucho menos tocarme.

Kakuzu: Ah no?... no puedo bañarme así? Quién lo dice?

Nakamura: Dios.

Kakuzu: Yo no le he oído decir nada.

El sexto corazón. (KAKUZU X OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora