ꜰɪɴ

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dos meses después


Kakuzu colocó el mantel sobre la mesa del comedor. Tras eso, colocó la vajilla y los cubiertos. Miró la decoración enternecido, apagó las luces altas para admirar la acogedora atmósfera que había creado gracias a las luces pequeñas en forma de pequeñas velas.

Nakamura: Te ha quedado muy bonito...

Kakuzu: La cena ya está lista?

Nakamura: Sí... solo faltan los invitados.

Kakuzu: -miró el reloj en su muñeca- falta poco...

Nakamura: Estás nervioso?

Kakuzu: Como lo estaría? Son nuestros amigos...

Nakamura: No se... la casa nueva y... todo.

Kakuzu: Pero nos ha quedado preciosa, no hay por que... 

Kakuzu la miró, ella apartó la mirada tímidamente. Acarició su pelo y ella le miró con los ojos brillantes. Ella estaba nerviosa. Era su primera vez viviendo una vida corriente, la que ella siempre había querido vivir. Sus miedos se habían disipado por fin, ya nadie la iba a ir a buscar. Nadie la arrancaría de los brazos de Kakuzu, y aun así se sentía tan libre como para echar a correr en el momento que lo necesitase. Sabía que incluso correr sería innecesario. Él miraba sus ojos enternecido y extrañado. Él tampoco había podido vivir una vida común, además no podría vivirla tan plenamente como ella, a él si lo conocían y lo buscarían. Pero no le importaba, ahora vivirían juntos y eso bastaba. 

Kakuzu había comprado una casa modesta pero bonita, en el medio del bosque por petición de Nakamura. Habían comenzado a amueblarla y a instalar un pequeño estanque en el jardín, dónde los patitos que migrasen pudieran venir a descansar. Esa noche, sus compañeros vendrían a cenar, hacía meses que no les veían y no habían recibido noticias de ellos. Todo se mantenía en secreto para preservar el misterio hasta el día de la cena. Nakamura sacó a Kakuzu de sus pensamientos cuando se puso de puntillas para besarle rápidamente, luego sonrió.

Kakuzu: Cómo puedes ser tan adorable?

Ella simplemente sonrió sonrojada y acto seguido ambos se volvieron al escuchar el timbre sonar. Nakamura corrió a abrir la puerta, Kakuzu se recolocó su camisa y se aclaró la garganta. Nakamura le había contagiado sus nervios.

Haruna: Hola, amigos! Al fin hemos encontrado la casa la verdad que está muy apartada de la villa.

Nakamura: Sí... preferimos un sitio tranquilo. Pasad por favor.

Deidara: Os a quedado muy bonita la decoración.

Haruna: Y hemos traído un postre.

Nakamura: Oh gracias, no teníais por que. Hay que ponerlo en la nevera?

Haruna: Si vamos, así me enseñas el resto de la casa.

Las chicas fueron a la cocina a colocar el pastel que Haruna había traído. Deidara se sentó con Kakuzu a mirar las vistas.

Deidara: Haruna tiene razón, aun así las vistas al bosque no están nada mal.

Kakuzu: Es muy relajante. Vosotros habéis encontrado algo ya?

Deidara: Que va... de momento hemos alquilado un apartamento. Haruna es bastante indecisa.

Kakuzu: Lo entiendo, una casa es una decisión difícil y todo ha ocurrido muy rápido.

Dediara: Y que lo digas... hay días en los que me despierto y aún pienso que estoy en la organización.

Kakuzu: La vida ha cambiado tanto...

Deidara: Se nos ha dado otra oportunidad, aunque...

Kakuzu: Sí... no se si la merecíamos.

Deidara: Eso da igual, hay que disfrutarla.

Kakuzu: Esa es la actitud.

Deidara: Y Hidan? No venía también?

Kakuzu: Debería estar al caer.

En ese momento sonó el timbre de nuevo, Kakuzu abrió la puerta.

Kisame: Hola, llegamos tarde?

Kakuzu: Para nada, ni si quiera sois los últimos. Pasad.

Deidara: Vaya, no es Hidan.

Itachi: Vaya... la casa está preciosa.

Deidara: Eso ya se lo he dicho yo.

Kakuzu: -suspiró- Hay cosas que jamás cambian.

Kisame: -le dio una palmada amistosa en el hombro a Kakuzu- Déjales, con el tiempo se nos hará nostálgico.

Kakuzu: Tienes razón.

Las chicas regresaron y rápidamente la mesa del comedor se fue llenando con todos los invitados. Finalmente Lanhua y Hidan llegaron también y ocuparon sus asientos.

Hidan: Jamás creí que esto sería mi vida.

Nakamura: Ni yo tampoco...

Lanhua: Yo me había dado por perdida... -se abrazó al brazo de Hidan, él la miró sonriendo.-

Haruna: Yo...

Itachi: Creo que nadie se esperaba esto... hemos tenido verdadera suerte.

Kisame: Estoy de acuerdo.

Kakuzu se levantó con la copa en la mano y ante la atenta mirada de los comensales comenzó a hablar.

Kakuzu: Bueno, creo que es la hora de pedir el brindis... Me gustaría agradeceros por seguir a mi lado, por haber... bueno. Agradecer a la vida por darnos esta segunda oportunidad y al mundo por haberme dado a la mujer más bonita del mundo.

Deidara: Y yo agradezco por lo mismo. -se levantó y chocó su copa con la de Kakuzu.- Y pido por casarnos pronto y tener un matrimonio feliz y duradero. -sonrió sonrojado-.

Hidan: -se levantó e hizo lo mismo- Y yo pido por que dios nos de a nosotros una criatura lo antes posible.-chocó su copa con la de ellos dos.-

Itachi: -se levantó también- Y yo agradezco por mi compañero, que podría haberme quedado solo si no fuese por él. Porque soy feliz de nuevo y...

Hidan: Que si... que ya sois novios pero sois los únicos que no os habéis dado cuenta.-chocó su copa con la de Itachi.-

Itachi se puso rojísimo. Al ver la escena, las chicas y Kisame no pudieron evitar soltar una carcajada. Tras eso, ellas también se levantaron y chocaron sus copas con todos. Se sentaron de nuevo y continuaron comiendo. 

Cuando la noche cayó todos se quedaron en el salón esparcidos por el suelo, tomando el postre, jugando juegos de mesa, hablando y pasándoselo bien.

Empezaba una nueva vida para todos, una oportunidad prometedora de vivir la vida que se les prometió al nacer. Por fin, todos ellos podían ser felices y olvidarse del pasado.

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Colorín colorado, este fanfic se ha terminado. Espero que os haya gustado, no olvidéis escuchar la banda sonora de todas mis historias a través de mi link de Spotify en mi perfil. No os olvidéis de compartir si os ha gustado. 

Nos vemos en la próxima historia.

El sexto corazón. (KAKUZU X OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora