Epílogo

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HoSeok se giró en su sofá individual, cuando se sintió observado.

Y se quedó en silencio compartiendo miradas con su acosador visual —¿Se puede saber por qué demonios, me miras en vez de ver la televisión?—

El menor se encogió de hombros y sonriente le dijo —No hacer nada contigo es mi pasatiempo favorito.—

—¿Se supone que debo sentirme halagado?— preguntó con seriedad.

JiMin había descubierto que hacer reír a HoSeok es difícil, bastante. Y que de alguna manera su humor no funcionaba con normalidad.

Halagos, ¿Qué son los halagos para Jung HoSeok?

Esa pregunta se la hizo JiMin cuando su relación con HoSeok dio un giro extraño, aquella tarde en la que sacaron de la casa a la arpía que andaba buscando un nuevo escándalo.

HoSeok es un hombre reservado, correcto, serio y de algún modo describe el color gris, según JiMin.

El gris que adoptó cuando la rutina de ocho años se reflejó en su cuerpo.

Excepto cuando se trata de la cama, entonces se convierte en rojo vivo como la sangre. Y caliente como el fuego.

Pero queda un último color que JiMin experimentó una única vez.

Celeste.

Para JiMin el celeste, pastel para ser más exacto, fue la pureza con la que HoSeok lo miró desnudo por primera vez. El celeste representa el nerviosismo de un hombre tan serio y correcto, quebrándose un poco ante la petición de tener sexo con su mejor amigo.

Entonces el aún pelirosa, se levantó del sofá grande donde estuvo completamente estirado, mirando a HoSeok toda la última hora.

Y se acercó a HoSeok, tomándolo de las manos y haciéndolo levantarse —Creo que te falta color, Hobari.—

El mayor miró confundido al pelirosa, con aquellos centímetros de diferencia y con su vestimenta con algunos colores. Nada extravagante realmente. Entonces se fijo en su propia vestimenta, un pantalón gris junto a una camisa básica negra.

—Creo que mi ropa está bien.— respondió el mayor.

Pero el menor negó —No hablo de tu ropa, me refiero a tu vida... tenías razón, no has tenido una vida y es por mi culpa realmente.—

HoSeok le dió un apretón en sus manos y lo jaló para dejar un beso en la comisura del menor —Te dije que olvidaras eso, fue una completa estupidez decir eso... tengo una vida, contigo.—

—¿Cual es tu color favorito?— preguntó de repente JiMin.

HoSeok guardó silencio, miró a sus lados y encontró una gran variedad de tonos que oscilaban entre negro, gris y blanco, en toda la decoración del departamento. El cual había sido remodelado hacía unos 5 años. Cuando tenía 26.

Al ver el silencio, el menor preguntó de nuevo —Y ¿Tu canción favorita?—

Pregunta tras pregunta comenzaron a llover.

¿Tu comida favorita?

¿Tu perfume preferido?

¿Tu marca de ropa favorita?

¿El restaurante con la mejor comida?

El mayor se mordió el labio inferior y se sintió un poco acorralado. Cuando se dió cuenta que no tenía respuestas para nada.

—Yo... No lo sé.— respondió despacio y bajo, perdiendo aquella postura sería y "adulta" que siempre tenía.

—HoSeok, no te conformes conmigo... Vamos a salirnos de la rutina, ¿Si?— lo miró directo a los ojos, ante aquella suplica.

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