Querido destinatario de mis palabras,
Hoy me dirijo a ti con un corazón temeroso, con el temor más profundo que se pueda experimentar. He conocido la felicidad en su esplendor y, justamente por ello, siento un miedo abrumador de perderla. Sabemos que el amor y la felicidad son compañeros inseparables, pero dentro de ese vínculo también se encuentra la tristeza, necesaria para otorgarle sentido y apreciar el verdadero valor de la dicha.
Mi mayor temor radica en perder aquello que me hace feliz, en particular al hombre que amo. Quizás pueda alejarse de mi vida, y esa pérdida equivaldría a renunciar a la felicidad y al amor en su totalidad. Él cree que soy dependiente de él, mas eso no es cierto. Mi felicidad no depende de ninguna persona en particular, sin embargo, el temor que me embarga es no volver a experimentar la plenitud que encuentro a su lado. Deseo que comprendas que el camino que hemos emprendido juntos es arduo, lleno de desafíos, pero cada momento compartido se vuelve más valioso y trascendente que los tiempos en los que estamos separados. Al final, al reencontrarnos, sabemos en lo más profundo de nuestro ser que ha valido la pena soportar la ausencia, pues los ojos del otro se convierten en nuestra más preciada meta
T
engo miedo, un miedo que me estremece hasta el núcleo de mi ser, de despertar un día y descubrir que ya no estarás a mi lado. Es un temor que aguarda en las sombras, nublando mi paz interior. Sin embargo, en medio de esa inquietud, encuentro la fortaleza para expresar mis sentimientos, para reconocer que el amor es un terreno incierto, pero que vale la pena transitarlo, aun con todos los riesgos y desafíos que conlleva.
Quisiera que entendieras la magnitud de mis emociones, que comprendas que este camino es complicado y que cada instante que compartimos se vuelve más valioso y significativo. A pesar del miedo, estamos dispuestos a enfrentar lo que sea necesario porque sabemos que, al final, nuestros encuentros justifican cada desafío. Encontrar la felicidad y el amor en tus ojos es mi mayor anhelo, y el pensamiento de perderlo me estremece hasta lo más profundo de mi ser.
Hoy, en esta carta llena de vulnerabilidad, te confieso mis miedos y esperanzas, sabiendo que, al expresarlos, puedo liberar parte de la angustia que me envuelve. Espero que mis palabras encuentren eco en tu corazón y que juntos podamos enfrentar los temores que nos acechan, sabiendo que el amor genuino y la felicidad auténtica valen la pena, incluso en medio de la incertidumbre.
Con temor y esperanza entrelazados,
Andy Martz
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Cartas Perdidas
Short Storyuna serie de cartas sobre pensamientos y sensaciones que quizá te parezcan familiares o tal vez no