En ocasiones, resulta de lo más sensato desviar nuestra mirada antes de volver a enfrentarnos con esos ojos que, con sutileza pero con profundo dolor, nos sacuden. Durante este viaje introspectivo, he llegado a comprender que, a pesar de la aflicción que estos ojos pueden traer, soy yo quien detenta el poder de elegir si continuaré persiguiendo la aprobación de aquellos que insistentemente aseveran mi incapacidad para amar.
En medio de este cruce de caminos en el que me hallo, experimento una incertidumbre persistente acerca del capítulo en el que se encuentra mi vida. ¿Debería permanecer estático, como si los desencuentros pasados no hubieran dejado huella, o debería aventurarme hacia lo desconocido? La inmovilidad me atormenta con el temor de quedarme rezagado en mi propia narrativa vital.
Durante este incesante proceso de autoevaluación, me encuentro perdido entre las expectativas de los demás. La paradoja se manifiesta cuando observo mi reflejo en el espejo y no alcanzo a comprender qué anhelan los otros de mi ser. En medio de la incertidumbre, persevero en la esperanza de que, en el devenir de las personas que crucen mi camino, exista alguien dispuesto a valorar mi autenticidad y a aceptarme tal cual soy, celebrando lo que tengo para ofrecer.
Andy Martz
ESTÁS LEYENDO
Cartas Perdidas
Short Storyuna serie de cartas sobre pensamientos y sensaciones que quizá te parezcan familiares o tal vez no