Que todo estará bien, ¿me dicen? Las risueñas promesas de un porvenir luminoso resuenan como sardónicos ecos en mis oídos, pues la verdad, nunca lo estuvo, ni lo está ahora, ni se permitirá en el futuro. Estas pálidas palabras de aliento, impregnadas de un optimismo vano, me resultan un veneno que aguijonea mi desdicha.
En este mundo del cual fui desterrado, entiendan que ahora me transformaré en un paria aún más conspicuo, un despojo de la sociedad y de la misma humildad. Qué sencillo resulta para los demás esgrimir sus frivolidades, arrogándose la creencia de comprender lo que anida en mi ser.
Si usted, señor, no agoniza de la misma manera que yo, fui una entidad renegada en mi juventud, otorgada la fe para integrarme en la adultez, pero permítame asegurarle, ahora me consagraré eternamente como un espíritu desterrado, ajeno a su fútil paraíso.Andy Martz
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Cartas Perdidas
Short Storyuna serie de cartas sobre pensamientos y sensaciones que quizá te parezcan familiares o tal vez no