Viejos Recuerdos: la Amelia del pasado.

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Mi despertador ni siquiera había sonado y la verdad es que no había podido cerrar mis ojos, los recuerdos y la música de aquellos tiempos sonando en mis audífonos, me habían absorbido toda la noche, no deje de revivir todos esos momentos, entre bellos y no tanto, la noche había pasado.......

Eras las 5:00 am y yo ya estaba llenando la tina, creí que un buen baño me ayudaría a disipar todo en mi mente, me quite la ropa y camine al baño, pase por el espejo, ese espejo grande en la puerta de mi closet, y me detuve a mirarme así, desnuda y siendo simplemente yo...... Y me sonreí, sonreí al ver mis pechos grandes y con su caída natural, mis brazos gruesos, mi vientre no tan plano, estás caderas anchas que tanto me torturaron aquellos tiempos y estás piernas anchas, solté un gran suspiro, y los recuerdos de aquellos días tormentosos borraron mi sincera sonrisa, porqué?.... porque ahora que por fin mi cuerpo me hacía feliz, por fin, amaba mis curvas......... y volví la mirada a mi rostro, mi mano pellizcaba mi mejilla, sentía que la Amelia del pasado estaba volviendo, de nuevo sentía venir uno de aquellos ataques...... Esos que hace 17 años solían embestirme, cómo un toro enorme, dejandome tirada en la suave alfombra de mi cuarto, golpeando y arañando mi rostro, hasta que Adriano llegaba y me abraza tan fuerte que no podía moverme más, en verdad, mi hermano es mi sistema de apoya más fuerte que tengo, lo Amo tanto....... Apreté mis ojos fuertemente y solté mi mejilla, Heche una mirada más a mi reflejo y seguí de largo al baño.
El bip bip de la alarma en mi celular me asusto, chapotee un poco en el agua al despertar tan derrepente, tome mi teléfono, eran 6:20, ya se me hacía tarde, salí disparada a arreglarme.

El bip bip de la alarma en mi celular me asusto, chapotee un poco en el agua al despertar tan derrepente, tome mi teléfono, eran 6:20, ya se me hacía tarde, salí disparada a arreglarme

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Recibí una llamada......

- Amy?-
- si-
- el auto para llevarla al trabajo está afuera-
-gracias, en un momento salgo-

Sali de casa y la imagen que tenía enfrente, era majestuosa, Elliott recargado sobre su auto, con un traje azul marino, su camisa ultra blanca, daba un aire de pulcritud, su corbata azul y su barba alineada y una sonrisa encantadora, que hacía que cualquier mujer cayera a sus pies, me sonreía y eso era algo que me volvía loca, desde siempre, solo que me daba miedo, mucho miedo.

Sali de casa y la imagen que tenía enfrente, era majestuosa, Elliott recargado sobre su auto, con un traje azul marino, su camisa ultra blanca, daba un aire de pulcritud, su corbata azul y su barba alineada y una sonrisa encantadora, que hacía que...

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-pense que enviaría al chófer señor, no era necesario que usted viniera personalmente-
-para mi, si lo era ...... Vamos, se que me recuerdas Amelia, y yo te recuerdo muy bien, eres mi Amy, la misma Amy encantadora de siempre.- me dijo sonriendo, con ese toque seductor que siempre ame.
-de verdad, lamento mi actitud de ayer, te Vi entrar y no supe reaccionar, cuando Augusto me habló de ti, no creí que fueras la misma, creí que te habías ido de aquí, Dante una vez menciono que querías irte y no me atreví a preguntar más.
- A si? Y por qué? Señor Santoro-

El silencio y sus labios sellados fueron la respuesta.

- vamos, se hace tarde Amy-
Su ceño se había fruncido, aún así, me abrió la puerta y subió al auto, el viaje fue de nueva cuenta en silencio, llegamos a su casa y claramente había dejado atrás esa casa grande y elegante de sus padres, se había mudado a una igual de grande y elegante, pero definitivamente con otro estilo.
Se bajó y abrió mi puerta, aún seguía serío, y todo el camino había parecido un martirio para el, su ceño fruncido era aún más pronunciado que al inicio.

-bienvenida Amy, aquí trabajaremos cuando no estémos en la oficina-
-vaya!! Si que es hermosa, siempre tuviste muy buen gusto-
- lo sé!- dijo sonriendo

Entramos, su casa era hermosa, muy sofisticada y moderna, con un toque de sobriedad y minimalismo, llegamos a su oficina, tenía preparada una mesa a un costado de la ventana, la luz que entraba era hermosa y la vista aún más, su escritorio estaba al frente de un enorme librero de pared a pared, creo que había Miles de libros en aquel lugar, del otro lado un mini bar, era muy elegante, y justo en frente del mismo una pantalla suspendida del techo, todo era muy moderno y tenía sin duda su estilo.

- adelante, este será tu lugar, será más fácil comunicarnos estando asi de cerca- dijo mientras daba un paso para acercarse a mi, en ese momento los pasos de alguien más se escucharon en el salón.
-Buenos días......señorita Fernández verdad- dijo antes de levantar mi rostro.
- Amelia señor Márquez, Amelia Fernández- se quedó pasmado, y el color de su rostro había desaparecido, una joven servidumbre, se acercó a Elliott.
- señor, me permite un momento -
- claro esme, permiso, discúlpenme un momento-

Elliott se retiró y Alonzo y yo nos quedamos solos, en aquella oficina reinaba el silencio.
-yo.... Yo.. no te reconocí....ayer, Amy... co...cómo has estado-
- mejor, desde que saliste de mi vida, permiso tengo mucho que trabajar-
Me di la media vuelta y camine al escritorio.
- Amy- dijo mientras su mano me detenia, y la voz de Elliott resonaba en la habitación.
- todo bien Alonzo? - Alonzo soltó mi brazo.
- todo bien, emmm tenemos que firmar los papeles para que el dinero pueda ser transferido a la nueva cuenta de seguridad y Elliott tu padre.... Pidió hablar con nosotros.
-lo se... acabó de recibirlo en la sala, vamos, sabes que no le gusta esperar.

Alonzo se quedó mirándome por unos segundos, Elliott aclaro la garganta y Alonzo se dió la vuelta.

- vamos - dijo saliendo de la oficina, Elliott frunció el seño.
- Amy, todo bien con Alonzo?-
- todo bien, enseguida me pondré a trabajar-

Elliott salió de aquella oficina y yo me desplome en el asiento cómodo que el había designado para mí, no esperaba ver a Alonzo de nueva cuenta y tan rápido, siempre fue un tipo guapo y atractivo, pero ahora ese cabello largo lo hacía lucir como todo un Bad boy, sin duda fue un bastardo conmigo, nunca imaginé tanto dolor y humillación, menos viniendo de alguien que conocía desde ya hace mucho tiempo, todas las burlas y bromas pesadas, fueron su culpa y jamás tomo responsabilidad por ello, todo lo que sufrí fue su culpa, solo suya y jamás lo perdonare, jamás.

Curvas para.... El?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora