Viejos Recuerdos: Siniestro

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El escritorio, era sutil, pulcro y ordenado, un delicado florero con tres gerberas de color blanco, rosa y lila, adornaban el cristal del mismo, observé el panorama un momento, y el silencio en aquella oficina me tranquilizaba, comencé a trabajar y trate avanzar lo más rápido posible, la situación de la empresa con aquella cuenta era de verdad preocupante, después de un rato, mi cabeza iba a mil, número tras número cuenta tras cuenta, amaba mi profesión, en verdad lo hacía, tanto que me perdía por completo en los números, unos sutiles pasos en la oficina se detuvieron frente a mi, levanté la vista y lo que me encontré fue la enorme sonrisa del señor Massimo.

- cuando Elliott me dijo que estabas aquí, en su casa y trabajando con el, no lo podía creer, ven acá niña, ven y déjame verte, estás hermosa como siempre mi niña-
- hola Massimo, los he extrañado mucho, cómo está Clare- pregunté mientras me levantaba de mi asiento y me apresuraba a abrazarlo, aunque vivíamos en la misma ciudad, después de aquel suceso, evite tanto a los Santoro, verlos me provocaba vergüenza, de alguna forma sentí que les había fallado también a ellos, aún que nunca supe en realidad si ellos se habían enterado de todo, tampoco quise averiguarlo, simplemente me aleje un poco, aún que al final, resultó que los evitaba a cada momento, Augusto, fue también un apoyo, en la ausencia de mi padre, los Santoro fueron nuestra familia sin duda, pero cuando tome el lugar de mi padre en el despacho, Augusto se convirtió en otro padre para mi, Augusto es un hombre sabio, amoroso y un muy buen amigo, cuando paso lo de Alonzo, al único que se lo conté fue a Augusto, Adriano se enteró por otras lenguas unos meses después, pero antes de todo eso, Augusto fue mi soporte y sin duda se portó como papá lo hubiera hecho.

- hemos estado bien hija, tienes que venir a la casa, Clare estara contenta de verte, está noche?? A las 8:00, para cenar en familia , hablaré con Leo y con Dante-
- oh por cierto, muchas gracias mi niña, Elliott me dijo lo que hiciste por la empresa, estamos muy agradecidos, y estoy muy feliz de volver a verte.-
- no hay nada que agradecer Massimo y claro, claro estaré hay a las 8:00.-
- se que Clare estara contenta de verte, muy contenta.-

Massimo me abrazo y pude ver a Elliott y Alonzo entrar a la oficina, Elliott mostraba en su rostro una sonrisa cálida, Alonzo tenía la mirada perdida, y su rostro no mostraba emoción alguna.
- te dejo mi niña, continúa con tu trabajo, ya platicaremos por la noche- mientras acariciaba mi mejilla me dijo....
- estás haciendo un increíble trabajo, sigue así Amy, sigue asi-
Se dió la vuelta y le dió una palmada en la espalda a Elliott.
- que buena decisión llamar a Amy, hasta que usaste la cabeza muchacho, es la mejor en su ramo, NO ENCONTRARAS A NADIE COMO ELLA- dijo en tono más fuerte, cómo acentuando algo que no comprendía aún, mientras que Alonzo levantó de golpe la cabeza y sus ojos se abrieron de par en par, verlo, me revolvía el estómago, y aunque había superado ese doloroso capitulo de mi vida, las cicatrices de aquel siniestro que se había llevado una parte de mi, dolían de vez en cuando con algún recuerdo, pero tenerlo de frente, fue un golpe duro para mí estabilidad emocional.
- Alonzo, acompáñame, vamos al banco capitalino, necesito que me ayudes a agilizar unos trámites pendientes-
- claro que sí Massimo, amm Elliott, te veo a las 3, en Bacherelli ? -

- si, ahi te veo-
El sr Massimo y Alonzo salieron de la oficina dejándonos a Elliott y a mi totalmente solos, Elliott siempre fue mi crush, el chico más popular de la escuela, el más guapo y mi mejor amigo, pero yo tenía claro, que no estaba al nivel de Elliott, yo era una niña regordeta, de mejillas rechonchas y rosadas, no era como las demás niñas, mi cabello ondulado y a veces tan necio que parecía tener vida propia, disfrutaba de los dulces, Adriano me tenía muy consentida, y la heladería, era nuestro lugar preferido, mi boca, casi siempre estaba llena de helado, hasta que llegábamos con los Santoro, y Clare.... Cielos la bella Clare me limpiaba el rostro, peinaba mis rizos tercos y los domaba con un poco de crema y gel, cambiaba mis pants y mis playeras de los looney toons por algún vestido de colores hermosos, no es que Adriano y mi padre me descuidarán, ellos hacían su mejor esfuerzo, pero al fin de cuentas eran hombres y no tenían la sutileza de una madre para vestir a su hija, después Clare llamaba a Elliott, para que me llevará a jugar al jardín, Elliott siempre fue mi protector, me tomaba de la mano y me llevaba afuera, me acompañaba durante horas y jugaba a mi lado, con tanta amabilidad y amor, que hasta creo que lo disfrutaba.

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