Siniestro: Como Balde De Agua Fria

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La cena estuvo deliciosa, Clare es una excelente cocinera, supervisa cada detalle con extrema dedicación y cautela, me preguntaron de todo, pero Clare hizo aquella pregunta que me ponía de nervios.

- Amy, y como esta tu corazón-
Pase saliva y sentía una enorme pelota atravesada en mi garganta, y todas las mirada de la mesa se habían puesto en mi, pero había dos qué me inquietaban hasta los huesos.

- ammm.... Por ahora quiero concentrarme en mi carrera. -
- siempre tan estudiosa, me da mucho gusto que hayas logrado todo lo que te propusiste hija, estamos muy orgullosos de ti, cuéntanos, como le va a Adriáno?-
- el sigue en Inglaterra, da clases para la universidad de Cambridge, y cuando puede, viaja para verme y tomar un tiempo juntos, de hecho esta por volver, llega dentro de una semana, y se quedará 21 días, lo traeré para que los salude, se que estará muy contento de verlos de nuevo -

Nos levantamos de la mesa, Clare y yo caminamos a la sala en la terraza, aquella donde me daba leche tibia con miel cuando caía la noche, mientras veíamos a las aves volver a sus nidos, en aquellos árboles de alrededor. Todo este escenario me formó un nudo en la garganta, uno difícil de tragar.

- Amelia.... - dijo en un todo serío, Clare era una mujer muy directa, y cuando notaba algo, su cabeza no paraba hasta decirlo y aclarar su mente.

- estoy muy feliz de tenerte en casa, pero no puedo cerrarme de ojos, se que algo malo te paso, se que te alejaste tanto de nosotros por algo, y veo tu rostro agobiado y con un temor a.... Que se yo, y no quiero ser intensa, ni mucho menos, solo quiero que sepas que te queremos Amy, y que siempre estaré para ti, siempre. -

Sus palabras, fueron como suaves manos deshaciendo aquel nudo anidado en mi garganta. El llanto brotó, y ella no parecía sorprendida, abrió sus brazos y me tomo con cariño y amor del qué sólo una madre puede brindar.
No me cuestionó, solo se dedico a calmarme y hacerme saber que contaba con ella. Después de un rato mientras Clare acariciaba mi cabello, me pidió esperarla un poco, me quedé sentada, hay frente al obscuro jardín, con el sonido de los grillos y la luz le de la luna, de pronto un tibio peso cayó sobre mis hombros.

- la noche está muy fresca. -
Su voz, hizo qué un escalofrío me recorriera de pies a cabeza, el había me colocado una manta para cubrirme del frío.
- Gracias Elliott -
- puedo sentarme? -
- claro. -
- Amy, yo... Solo quiero disculparme, se que, las cosas...... Fueron de un modo... -
- Elliott, por favor, no quiero pensar mas en eso -
- ¿ tanto te lastime Amy ? -

......... No respondí, el solo hecho de pensar en que se hiciera en desentendido de sus actos me provocó náuseas, no esperaba este cinismo de su parte.
Me levante, le entregue la cobija y camine a la salida, en aquel mome to no pensé en Clare, ni en massimo, simplemente su desvergüenza me causó cólera..

-!Amy!-
Se quedo tan confundido, su cara era de duda, como diablos podía actuar tan bien.
Salí de la casa de los Santoro, camine un par de cuadras, conocía el rumbo, aquel lugar no había cambiado tanto después de todos estos años, me detuve bajo una farola, tome mi teléfono y pedí un carro, decía que esta a 5 min, bueno, no esperaría tanto. Me senté en la banca de aquella acera, y la figura de un hombre alto e imponente se dibujo en la penumbra de aquella calle, Elliott caminaba hacia mi, se veía tranquilo, pero yo no lo estaba.

- Amy, no podemos seguir con esto, yo, ya no puedo seguir con esto, necesito saber que fue lo que te hice para que estuvieras así conmigo -
- me parece increíble la falta de memoria qué tiene señor Santoro -
- ok!, vamos te llevaré a casa y hablaremos de esto quieres -
- mi carro esta por llegar, te lo agradezco, pero no Elliott -
En auto se detuvo frente a mi.

- señorita Amelia? -
- si -
Subí al auto y deje a Elliott ahí, parado en medio de aquella noche fría, qué buen actor había resultado.

Los días pasaron y yo continúe presentándome en la oficina de
La Inmobiliaria Santoro, y cada que Elliott quería acercarse, yo me alejaba lo más pronto posible, lo evitaba a toda costa y prefería estar sumergida en el trabajo que tener algún tiempo libre para que el pudiera atacarme con todo tipo de preguntas.
Entre tantas cosas, había olvidado por completo la llegada de Adriáno, ese día salí tarde, por suerte Elliott había tenido que salir de la oficina, ya era hora de salir y el no había vuelto, así que salí tranquila de ahi, al cruzar la puerta de  la inmobiliaria, lo reconocí, tan alto y blanco con su cabello castaño y ligeramente largo peinado hacia atrás, corrí a él, de su espalda saco un panda, suave y esponjado, Adriáno me amaba tanto, que estoy segura me veía como una pequeña aun, y no lo voy a negar amaba esos detalles de el.

Curvas para.... El?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora