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Victoria;

Eran las tres de la mañana, yo estaba en un pijama enterizo de planetas mirando al techo, pensando en como mis amigos se deben estar divirtiendo en un bar, y yo en mi casa, castigada, porque la pelotuda de mi amiga valen no se puso los lonpa y me quiso delatar de que me copié en el examen porque "Le pesaba la mentira".

En mis auriculares se reproducían los primeros versos de "Nos siguen pegando abajo" De Charly, escuchar musica me relajaba demasiado, más si era de el. Lo bueno de todo esto es que mañana mis padres se van de vacaciones, no los voy a ver durante un mes. . . ¡Un mes! Estuve mucho tiempo esperando poder tener casa sola, invitar amigos, dormir las horas que quiera sin ser interrumpida por algún comentario sobre que soy demasiado vaga y que por eso no soy una buena mujer por parte de mi madre, y poder salir a donde quiera cuando quiera y con quien quiera.

Ese pensamiento me llenó el alma, ya me sentía lista para dormir. Me abrazé firme a mi almohada y me dormí.

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Desperté más o menos a las ocho menos cuarto, estaba acostumbrada a despertarme antes de mi alarma para no molestar a nadie. Bajé descalza por las escaleras, había un silencio profundo, relleno por el ruido de la madera que rechinaba fuertemente con mis pisadas, no hay respuesta, se habían ido sin dejar ni un pedacito de papel diciendo "Chau.".

Inmediatamente salí rajando hacia el sillón y salté encima para después dejarme caer encima de los almohadones. Me sentía viva y en libertad, hace mucho tiempo que no me sentía tan ligera. Alguien empezó a tocar la puerta, fuí con pesadez y lo atendí.

- Hola. - Dije dando un bostezo.

- ¡Viky! ¿Ya hay casa sola? - Era mi amigo Gabriel, el me había acompañado desde jardín hasta ahora la secundaria. Era un chico de pelo lacio castaño claro, piel tostada, ojos celestes y bastante alto, todas las chicas lo consideran atractivo, yo no tanto.

- Hola Gabi, si, ya hay casa sola. - El me hizo puñito y entró a mi casa.

- Estoy pensando. . . Te quiero presentar a mi primo, te va a caer re bien, te viene bien para conocer gente, yo sé que querés conocer a alguien. . . - Dijo mientras se apoyaba en una silla.

- Si, si, no insinues nada, no planeo salir con nadie por ahora, no después de lo de Javi. . . - Agarré un jugo de caja de la heladera y me puse a beberlo apoyada en el marco de la puerta de la cocina.

- Si, si, ¡Ignorá a Javi! Sólo conocelo, se van a llevar bien, lo sé, a parte es mayor de edad, y con las edades vos no te solés meter. - El me guiñó un ojo.

- Bien, pero llega a ser un idiota como la última vez y te dejo de considerar mi amigo. . .

- Buee, re exagerada. Mañana lo traigo.

- Bueno. . .

Estuvimos charlando un buen rato entre risas, llanto e ideas, se nos hicieron las doce del mediodía. El se tuvo que ir, tenía que llevar a su perro al veterinario o no se qué. Hoy se supone iría a ver a Valen, pero no, por ponerse la gorra, encima que ella fue la me pasó las respuestas. . . Tenía que hacerme otro plan para la noche, algo divertido, y. . . Creo que voy a hacer una pijamada con mi amiga Nahiana y Jaz, ellas siempre están disponibles. . .

Me puse a hacer la comida, unos choripanes bien ricardos. Comí y me arreglé como si fuera a salir a algún lugar, me até el pelo, me arreglé y me puse unos shorts cortos negros con cancanes translucidos negros, unos tenis y una remera amarilla con rayas negras finas y fui a comprar.

Fui al shopping a comprar comida para la pijamada, en caso de que no se dé, me los como yo, jeje. Elegí una caja de bonobones, gomitas y chupetines, y no puede faltar, la coca infalible.

- ¿Cuanto es, máquina? - Dije tratando de parecer desinteresada.

- Son. . . $250.

- Tenga, - Dije mientras le pasaba los dos billetes. - Gracias master.

Me retiré del super, puse las cosas en el baúl y me subí al auto. En la radio se reproducía alguna canción de los gun's , creo que era "welcome to the jungle". El ritmo de la batería hacia mover mi cabeza en media ruta, lo más probable es que la gente de ahí pensara que estaba loca por los movimientos tan excéntricos que hacía al compás de la musica.

Al llegar a la casa cerré el auto y entré con toda la tranquilidad del mundo mientras silbaba alguna canción de Charly García que habría escuchado por ahí. Pasé con las compras, las dejé en la cocina y llamé a Nahi, ella aceptó. Fui a su casa con la comida y Jas ya estaba ahí. Pasamos una noche estupenda, y mañana me esperaba un día algo largo. . .

S I G N O S - Gustavo Cerati Y Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora