Ella y él se encontraban en un bar, y bueno, Zeta y Charly también, pero son la tercera y cuarta rueda.
Sentir que te observan es horrible, pero los efectos del alcohol lo alivianaba.
Salieron por la puerta del bar a tomar aire, aire fresco.
Ella miró a la derecha, y se encontró con una sombra que la observaba. Esta vez no se alejó, se acercó lentamente a donde se encontraban los cuatro y se detuvo frente a Vic.
—¿Quien sos? —Habló el ruludo con tono tambaleado, estaba muy ebrio.
La figura lo miró; traía un sombrero que no dejaba ver su cara y ropa negra con estampas de bandas de rock.
—Soy. . . Alguien.
—Eso no es una respuesta. —Parecía que el enojo le bajó la ebriedad.
—Gus. . . No te enojes. Quizás es uno de los boluditos de mis amigos. . .
—No, no lo es, y tampoco me importaría cagarmelo a piñas.
—Si, no soy tu amigo.
—Ya basta de juegos —Se aclaró la garganta—. ¿Quién sos?
La figura cambió su lenguaje corporal, se mostraba muy enfadado. Agarró a Victoria por la muñeca y se fue corriendo, llevándosela hasta lo que parecía ser una camioneta blanca.
Gustavo, Zeta y Charly Salieron atrás de ellos. Pero Gustavo se tropesaba con sus piernas, Zeta parecía que ni se podía mover y Charly era el único medio sobrio y que podía correr bien.
Llegó a alcanzarlo y lo agarró del cuello, haciéndolo caer por la nuca, y destapando su cara.
Era un chico de pelo negro con las mechas teñidas de blanco, ojos avellana y piel clara. No era Gabriel.
Se escuchó un golpe en el fondo. Charly volteó para ver, Gustavo se había tropezado y cayó de cara al piso, y Zeta se tropezó con él.
Charly se posicionó encima del pelinegro y lo agarró por el cuello de la remera.
—¿Quien sos? —No hubo respuesta, el hombre se había desmayado.
Miró donde estaba la camioneta, sólo había aire.
Victoria había caído junto con el chico al piso, pero no se había levantado.
—¿Vic? —Habló Gustavo, que se había arrastrado con Zeta encima hasta ella —¡¿Victoria?! —No había respuesta.
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Victoria
La luz no me dejaba ver, era mucho blanco. Estaba en un. . . Hospital. . . ¿Cómo llegué acá?
La melena de Gustavo se asomaba por el rabillo de mi ojo, al igual que la boina de Zeta y los ojos de Charly. Y. . . Dos personas más. Gabriel y Valen.
—¡Vicky! —Exclamó el ojiazul, para después abrazarme—Dios, ¡perdón, perdón, perdón!
No podía hablar, pero quería preguntarle ¿Por qué se disculpa?
—¡Que bueno que estas bien! —Dijo Charly apoyándose suavemente sobre mí regazo.
Zeta se mantenía callado, pero las lagrimas estaban a punto de salir de sus ojos.
—Vic. . . —Me enojaba el solo escuchar la voz de Valentina—Creo que te debemos una explicación. . .
Alejé la mirada de ambos.
Explicación mi chota.
—Se que estamos un poco enojados, pero nesesitás saberlo.
—Nosotros te espiamos ese día en el que estuviste con los chicos en mi quincho nada más, y todo lo que oiste que dijimos, fue culpa de Javi —Mis ojos se expandieron como nunca, y el nudo de mi garganta se endureció más de lo que ya estaba—. Nos tiene amenazados, te ama. . . Quizás demasiado.
Gustavo subió la mirada a Gabriel con ojos asesinos.
—¿Quién es Javier? —Su mirada bajó a mí y pronto volvió a Gabriel.
—Es. . . Es el chico que intentó. . . Llevársela.
¿Intentó llevarme? ¿Cuando fue eso?
—¡Yo sabía que no había que traerlo al hospital! —Charly golpeó sus manos en mis piernas, provocándome un dolor terrible—Perdón.
—Aparte, ¿Quién mierda lleva a alguien que se intenta llevar a su amiga al hospital? —Argumentó Gustavo, y ambos miraron a Zeta con una mirada acusadora.
—¡Eh! Pensé que el tambien estaba ebrio.
—Bue.
Recuerdos inundaron mi mente durante segundos.
Javier se acercaba lentamente hacia mí. Estábamos en un prado, lleno de flores, encima de una montaña que cruzaba por el costado de un río cristalino.
—Qué lindo es esto ¿No?
—No lo sé. . . Quiero irme a casa. . .
—¿Por?
—Este lugar no se siente bien. . .
—Oh. . . Tranquila, pronto va a sentirse mejor.
—¿Qué?
Se acercaba cada vez más, pero fui rápida y salí corriendo hasta fuera del prado.
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Epa! Buenos días! ¿Qué tal? Así es, los que hallan leído mi fic anterior se darán cuenta de que, si, las historias están conectadas, y si, ocurren en la misma dimensión, hermoso. Es exactamente el mismo prado, la misma montaña, el mismo río, bue, se entiende.
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S I G N O S - Gustavo Cerati Y Tú
FanfictionViky es una chica de diecisiete años de Buenos Aires, enloquecida por el rock nacional e internacional, y una racha de suerte la perseguía, pero sólo se nesesita un corto tiempo para que esta suerte empieze a decaer. . . historia ambientada en los a...