CAPÍTULO 20

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Adrien Williams⬆️


"No es lo que piensas"

MEGAN

La siguiente hora se resume en terminar el recorrido y desayunar con el hijo del ex dueño. Es insoportable. No para de "impresionarme", recordarme lo rico que es, las propiedades que tiene y que pronto será el heredero de la fortuna de su papá. Habla también de lo mucho que ha viajado por el mundo y de que en ningún lugar había visto una "mujer más hermosa como yo, que soy como una diosa". En resumen, es un grano en el trasero.

El insoportable desayuno termina. Quiero encerrarme en la oficina hasta que este tipo se haya largado, pienso. Si hubiera sabido que el que venía era este tipo y para colmo es un maldito narcisista, me hubiera ahorrado la invitación.

― Señor Hernández...

― Ya te dije que me dijeras Alexander, hermosa dama.

Pongo los ojos en blanco.

― Señor Hernández, siéntase como en su casa, cualquier cosa consúltelo con Orlando. Iré a mi oficina a terminar unos asuntos pendientes, nos veremos en unas horas para la conferencia.

― Permítame decirle que usted es una mujer de una belleza deslumbrante.― dice, tomando suavemente mi mano y depositando un delicado beso en ella. Sin embargo, no pude evitar pensar que era un tanto insinuante.

Aparté la mirada, evitando encontrarme con sus ojos, mientras observaba a mi alrededor en busca de cualquier distracción, excepto su rostro.

Mis ojos se fijaron en algo al llegar a la entrada de la hacienda: un rostro con cabello negro, rasgos bien definidos y unos ojos azules de una intensidad cautivadora. Mis ojos se llenaron de curiosidad y confusión al ver a Adrien allí, parado en la entrada de la hacienda. Su presencia inesperada y su actitud distante despertaron en mí una serie de preguntas. ¿Cómo diablos había llegado hasta aquí? ¿Qué estaba haciendo en este lugar? Pero antes de que pudiera formular esas preguntas en voz alta, mis ojos se encontraron con los suyos, unos ojos azules intensos que siempre habían tenido el poder de cautivarme.

Miré al hombre que aún sostenía mi mano y me la quité bruscamente.

― Lo siento, dije que tengo algo pendiente que hacer.― dije, tratando de mantener la compostura. Llamé a Orlando, y le indiqué que atendiera al señor Hernández.

― Sí, señorita.― respondió Orlando acercándose a Alexander.

Me alejé, caminando hacia Adrien, preguntándome cómo diablos me habría encontrado allí. Mi corazón latía más rápido de lo normal, mezclando emociones de alegría, sorpresa y un ligero toque de aprensión.

― Adrien, ¿Qué haces aquí?― pregunté, notando que aún no me miraba directamente a los ojos.

― ¿Así es como le das la bienvenida a tu novio?― dijo sin mirarme, llevando su mano hacia mi rostro y dándome un beso rápido.

Seguí su mirada, queriendo saber dónde estaban puestos sus ojos, y me di cuenta de que estaba mirando a Alexander. Su mirada era intensa, como si quisiera degollarlo. ¿Qué estará pensando?

― No es lo que piensas.― me excusé, utilizando la típica frase de un mentiroso, aunque en mi caso no era así.― Él es el hijo del ex dueño de la empresa y tomó mi mano en un descuido.

― No quiero que estés cerca de él.― decía, mirándome fijamente a los ojos.

La tensión en el ambiente se hacía cada vez más palpable.

Contrato sin amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora