Parte 3

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Namjoon se sentó a su lado, sin saber exactamente que decirle, así que espero un momento, con suerte el rubio iniciaría la conversación, pero tampoco lo hizo, este estaba ido, mirando al suelo.

Se fijó un poco más en el chico, sus facciones no habían cambiado tanto como se imaginaba, tal vez habia crecido unos cuantos centímetros más; soltó una risita al pensarlo. Lo que si habia cambiado era su cabellera, en especifico, su color que anteriormente habia sido negro. Pero aun asi, seguía teniendo un aura encantadora, a pesar de que en estos momentos estuviera tan deprimido.

Siguió buscando cambios en el más bajito, notó unas increíbles bolsas debajo de sus ojos que, seguían brillosos a pesar de todo. También estaba un poco más flaco. Y... ¿estaba temblando? Entrecerró un poco los ojos, tal vez solo se estaba imaginando cosas, pero no, sus manos estaban temblando. Intento encontrar la mirada del contrario, pero no lo logro, todo seguía en silencio.

Jimin en cambio, despues de mucho tiempo, se sentía acompañado. Y de repente, sintió unos brazos fuertes rodeándolo, un calor quemando su fría piel, el moreno le abrazó con delicadeza, y no pudo evitar soltar algunas lagrimas más, para luego corresponder rápidamente el abrazo.

¿Hace cuanto no lo abrazaban? ¿Cuándo fue su ultimo abrazo? Ni siquiera pudo recordarlo.

[...]

Namjoon no preguntó nada, solo le hizo compañía. Tal vez una hora, ¿dos? ¿treinta minutos? Tal vez menos, pero se sintió increíble.

— Vamos a comer. —y finalmente salió de la habitación del moreno.

Se dirigieron al comedor, Namjoon le acercó un plato de comida, y se sentó a su lado para luego empezar a comer con él. Nuevamente, en silencio, pero sintiéndose acompañado.

Luego de cenar, el moreno le ofreció una sonrisa grande; sintió una ola de nostalgia:— ¿Te sientes mejor? ¿Quieres ir a tu casa-?

— No, no. —le interrumpió— Estoy bien, pero si no te molesta, quisiera quedarme un poco más. —la verdad era, que no estaba listo para ver a su madre y escuchar sus quejas y reclamos, ni siquiera tenia el valor de encender su celular, no quería ver todos los mensajes y llamadas perdidas de su progenitora.— Dime...  ¿Que paso con el señor Taeyang? —su antiguo chofer.

— Oh, él es buen amigo de mi padre, y se enfermo mucho ayer... y yo necesitaba el dinero. —soltó una risita— Se suponía que solo iban a ser 3 días y ya, pero no sabia que el señor Taeyang trabajaba para tu familia. Perdón.

Y esto ultimo, habia sido una total mentira. Por supuesto que sabía que el señor Taeyang trabajaba para los Park, pero nunca se le habia presentado una oportunidad como esta, que no pudo rechazar. Podría volver a ver a Jimin y recibir una paga, mataría dos pájaros de un tiro.

Nunca olvidaría esa noche, cuando el señor Taeyang los habia invitado a cenar para celebrar que despues de mucho tiempo, habia conseguido trabajo, el señor estallaba de la emoción.

¿Y quienes te contrataron? —preguntó alegremente su padre.

Una familia, que créeme, se podrían ahogar en plata. —dio un trago de soju, emocionado— De apellido Park, creo... —agregó vagamente.

Y al volver a escuchar ese apellido, sus ojos brillaron. Había una leve posibilidad que el señor Taeyang hablara de los Park que él conocía, y si eran ellos, estaba seguro que haría todo lo posible para encontrarse una vez más con él, con Jimin.

Pero volviendo al presente, ellos se sentaron nuevamente en la sala, Namjoon esta vez le hablaba tranquilamente al rubio, siempre intentando que él se sintiera cómodo, queriendo ignorar el hecho que en algún momento tendrían que hablar de lo que habia pasado, del porque se habían alejado tanto en el pasado. 

Había esperado 5 años ese momento, pero ahora que tenia la oportunidad de aclararle todo a Jimin, le aterraba que este simplemente no quisiera escucharle más y perder su única oportunidad.

Y él no paraba de sonreír (para ocultar sus nervios también), se sentía extrañamente feliz, y el calor del primer abrazo de esa noche, aun recorría todo su cuerpo, como en los viejos tiempos.

Desgraciadamente para Namjoon, el tiempo habia pasado tan rápido que ya era medianoche; le dolían las mejillas y el estomago de tanto reír. Despues de una ronda de carcajadas por un buen chiste de Jimin, por un breve momento, la sala se habia llenado de silencio que también el rubio, ahora un poco más serio, se encargó de terminar, y preguntó:

— ¿Por que te fuiste?

¿Él o yo? - NamMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora