Capítulo 4 - Renacer de un nuevo yo

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Hoy es sábado de fiesta. Mientras espero para cortarme el cabello en la barbería, comienzo a pensar en lo que fueron estas últimas dos semanas: muy movidas y muy completas. Estuve ocupado todo el tiempo.


Will vino desde Buenos Aires. Salimos y bebimos un montón. Muchos gastos se presentaron, pero debo decir que valió cada centavo. El dinero va y viene, pero los momentos quedan. Me llené de alegría, risas y cuentos nuevos junto a mis amigos. Poco a poco siento cómo vuelve la energía y las buenas vibras. No ha sido nada fácil, me ha costado mucho reconstruir mi autoestima. Es casi como volver a nacer.


Inicié el periodo intensivo en la universidad muy contento y motivado, pero en el primer día me atacaron de inmediato pensamientos de inferioridad y nervios. Ni siquiera me sentí capaz de aprobar esa materia que veía con tanta dificultad. No bastó más que la primera entrega para que el profesor me llamara aparte.


—Luis, debemos hablar sobre tu actividad.


Nervioso y apenado, comienzo a balbucear cualquier excusa para que el regaño no sea tan duro. Él, ingenuamente, me interrumpe:


—Pues, debo detenerte, Luis, y felicitarte.


Pongo cara de sorpresa.


—Sí, Luis, felicitarte porque tu entrega fue profesional y muy bien implementada. La verdad, no estaba seguro de la nota que te puse, así que opté por una segunda opinión. Me tomé el atrevimiento de enviar tu actividad a una compañera analista de presentaciones y, efectivamente, Luis, ella concuerda con mi opinión. De hecho, pensó que la había desarrollado la directora del Departamento de Tecnología e Información.

Detengan todo, aún no me lo creo. ¿Puedes imaginar cuán débil he estado mentalmente? Ni siquiera me creí capaz de terminar una actividad de la universidad y terminé siendo felicitado por la excelencia en ello. Eso fue solo el inicio de mi período intensivo.


Comencé a ver a alguien. Eliana ha jugado una parte importante en estas dos semanas. Hemos reído y compartido mucho. También me ha aconsejado un montón. Me alegra las veces que dice lo cómico que le parezco o cuando salimos con sus amigas y comentan lo pana que soy. Aunque, por gracioso que suene, no logro diferenciar si somos amigos o pareja. Sin duda, perdí el toque.Estuve también en el cumpleaños de Gabriela, amiga del bachillerato. Sin ánimos de presumir, qué bien se sintió que me dijeran cuán bello estaba. No me malinterpretes y, por favor, alégrate por mí. Siempre he sido una persona de muy buena autoestima, pero, como a muchas, a mí también me destruyeron.


Entré en una etapa en la que no creía en mí. Gracias a Dios, familia y amigos, he logrado salir de ella. Este es un nuevo Luis, uno mejor. Estoy en plena temporada de rutina. Me siento renovado. Todo va a salir bien. Aprobaré esta materia y también el siguiente semestre, realizaré el servicio comunitario, iniciaré mi empresa de desarrollo de software junto a mi gran amigo Oswaldo, dejaré entrar a alguien a mi vida que quizás sí sea para mí.


En fin, los planes están escritos y las fechas en el calendario. Estas dos semanas fueron maravillosas. Aprendí a pelear con determinación, a abrazar el día a día y a vivir con pasión. Aprendí que los amigos mantienen el mundo en movimiento. Aprendí que si pierdo, lo haré con clase, pero cuando venza, lo haré con osadía. Nunca te rindas. El mundo es de quien se atreve. La vida es mucho más para ser insignificante.

Ender me llama. Es mi turno. Hoy se baila pegao y se viste decente. Amanecerá y veremos.



Caracas, 29 de febrero del 2020. 17:42 pm

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