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¿Quién dijo que me importabas?

Advertencia
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Habían pasado unos días desde el encuentro con Tom, desde ahí ni siquiera quise salir de mi habitación, las pocas veces que salía era durante la noche a ensayar un par de veces con la banda y regresaba a mi suite apenas sabía que Tom había llegado al hotel.

Incluso habían personas que me traían personalmente comida, puesto que seguía sin ganas para siquiera pararme de la cama.

Mi cabeza daba vueltas buscando posibles causas, posibles razones del por qué me besó.

Estaba caminando de un lado hacia otro ya hace tres horas, la encargada de traerme la cena estaba enferma este día y yo seguía pensando sobre morir de hambre o bajar al restaurante por algo de comer.

Morir de hambre tampoco es tan malo, ¿verdad?

A quien engañaba, comenzaba a sentirme débil por no comer.

Salí de la suite directamente al restaurante, ordené algo y pedí que lo pusieran para llevar, puesto que no tenía intenciones de comer ahí.

—¡Enana! — escuché a mis espaldas y automáticamente voltee, era Devon, quien estaba sentado a unas tres mesas de distancia, estaba sentado junto con todos los chicos, y cuando digo todos es Todos, incluso Tom estaba ahí, una rubia estaba sentada entre sus piernas, quien parecía darle de comer como si fuese un niño pequeño.

Nuevamente ese sentimiento de querer morir inundó mi pecho y sentía que mis ojos comenzaban a picar.

No por favor, no aquí.

Mordí mi labio con fuerza, a tal punto que podía sentir el sabor metálico de la sangre en mi boca.

Me acerqué a paso lento a la mesa de los chicos, quienes sentía que si no venía por mi misma, ellos irían por mi.

—Siéntate a comer con nosotros. — ofreció esta vez Bill, levantándose del lugar para ayudarme a acomodar una silla en la gran mesa.

—No, de hecho pedí algo para llevar a la suite, no tienen por qué preocuparse. — expliqué tranquilamente mientras hacía todo lo posible por ignorar los fuertes ruidos que hacía Tom al chocar su boca contra la rubia.

Era realmente desagradable ver como la persona que más pude llegar a amar, se besaba con otra frente a mi.

Ver cómo la persona por la que me sacaría el corazón y se lo entregaría si pudiera, no le importaba siquiera saber de mi existencia.

Y tampoco quería hacer un drama, soltándome a llorar, porque sabía que mis lágrimas estaban próximas a salir, pues era algo que no controlaba, me dolía como si mil cuchillos estuviesen atravesando mi corazón a la vez.

—¿Acaso estás celosa de mi chica y por eso no quieres cenar con nosotros? —

Escuché esa voz, esa maldita voz que entre tantas, era la última que quería escuchar el día de hoy.

Tom, me estaba viendo fijamente mientras una sonrisa burlona se asomaba por sus labios.

—¿Quién dijo que me importabas? Me da completamente igual lo que hagas con tu vida y Bill, muchas gracias por la invitación pero no gracias. —

𝐒𝐭𝐮𝐩𝐢𝐝 𝐛𝐨𝐲┆ Tom kaulitz +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora