28

3K 174 81
                                    

Tal y como lo dije, a primera hora de la mañana salimos de la casa, Tom todavía estaba dormido y de Bill, Gustav y Georg ni hablábamos.

—Déjame ver si entendí, primero volaremos en hidroavión hacía la capital, después iremos al aeropuerto y finalmente tomaremos un vuelo a Alemania ¿cierto? — preguntó Thomas por onceava vez.

—Por última vez, sí Thomas, sí. — hablé ya desperada.

—Es lo mismo que hicimos de venida, pedazo de imbécil con pocas neuronas. — informó Matthew.

—Oh.. Lo había olvidado. — alzó los hombros, restándole importancia.

—Bien.. Michael está informado de todo, él se encargará de romper contrato con Tokio Hotel, y de ser necesario dará compensación que es lo más lógico. . . Y en cuanto lleguemos, también tendremos preparada una gira mundial. —

—Haces todo demasiado rápido. — Habló Devon.

—¿Acaso debería ir despacio? Es mejor sacar provecho a nuestra carrera ahora, más adelante saldrán más artistas y poco a poco seremos olvidados, la fama no es eterna. —

—Sigo pensando que es mala idea. —

Suspiré y saqué mi reloj de bolsa, eran exactamente las doce del día.

—Mala idea o no, desde ayer fueron sacadas las pruebas.. Estoy segura de que ahora mismo ya se popularizó en todos lados y sería un milagro que Tom no haya visto las noticias ya, no hay nada que hacer ahora. — informé.

Solamente estábamos vagando por toda la isla, evitando por supuesto estar cerca de la casa donde sabíamos que nos esperaba Tokio Hotel, probablemente indignados, probablemente nos odiaban ahora mismo.

Era lo más lógico, su carrera probablemente iría en caída después de poner a los fans en su contra y por supuesto no habían más sospechosos que nosotros ¿por qué? Porque nadie más supo nunca lo que pasó entre Tom y yo.

Incluso pensaba que algunas partes de la historia ni siquiera las sabía, pero, ¿eso importaba?

—¿Ya pensaste algún nombre para el feto? — habló de la nada Matthew.

—No. . — fué lo único que respondí, ni siquiera sabía si quería tenerlo.

—Propongo que se llame Darel.— dijo Matthew intentando aliviar la tensión que se podía notar a miles de kilómetros.

—Que nombre tan horrible. — hice una mueca de desagrado.

—Opino lo mismo, mejor que se llame Seth. — continuó Thomas.

—Son pésimos para los nombres, Abraxas es perfecto para el futuro niño. — Esta vez Devon decidió participar.

—Cierren la boca, ni siquiera saben si será niño y si así fuera se llamará Sareth. —

—¡Con qué derecho lo dices! — gritó Matthew exagerando. —¿Quién eres tú para decidir eso? —

—La futura madre. —

—Oh.—

Entonces cerró la boca a regañadientes.

—Y si es niña, Lilian o Lilith estaría bien. — añadió Thomas.

—Elizabeth suena mejor. — alcé los hombros.

Y así discutimos durante todo el día hasta que llegó la noche y ahora estábamos sentados a la orilla de mar, sentados al rededor de una fogata mal hecha.

Una sensación de deja vú invadió mi cuerpo, así como un sentimiento de profunda melancolía.

Jugueteaba con las pulseras en mis manos, varias de ellas me las había dado Tom en algún momento de nuestras vacaciones en este lugar.

Poco a poco me fuí desprendiendo una a una y las fuí echando al fuego, dejando que fueran consumiéndose, como se fué consumiendo mi amor por Tom en algún punto de nuestra vida, o eso me obligaba a pensar.

Porque aún me dolía pensar en lo que le estaba haciendo sólo por una venganza y por beneficio propio.

Pero me obligaba a pensar que solamente era un pequeño pago de todo lo que él me debía.

¿No? Rezaba a cualquier deidad si es que existían, que por una vez en la vida no me estuviera equivocando.

Era una imágen melancólica para cualquier persona que conociera la historia.

Ver que en un punto de nuestra vida pudimos estar bien pero ahora estaba quemando las pocas cosas físicas que podían recordarme a él después de que todo acabara.

Sentía mi corazón quemarse casi tanto como se quemaban las pulseras que me dió como obsequio el que alguna vez fué el dueño de mi corazón.

Seguramente Tom ahora sí me odiaba, y es que no solamente había arruinado su reputación, probablemente también la de la banda completa, ya que si salían a negar todo, todos dirían que solamente se dedicaban a cubrir los errores de Tom, y es que su reputación de por sí ya no ayudaba.

—Falta poco para que tengamos que irnos. — Avisó Devon.

Asentí sin decir nada, todavía inmersa en mis pensamientos.

Sabía que al irme le estaría negando a Tom conocer a su hijo o hija, lo que sea que fuese.

Pero también sabía lo que había hecho y las consecuencias de mis actos, así como también sabía mejor que nadie el daño que ambos nos habíamos causado mutuamente.

Aunque nos esforzaramos en tener una bonita relación y familia, los dos nos jodimos la vida tanto como pudimos, a tal punto de que no había más confianza entre los dos, ni siquiera entre nosotros mismos.

Tal vez en esta vida no, pero ¿quién sabe en otra? Tal vez en otra si pudimos ser felices.

tal vez en otra no fuimos consumidos por la fama y sus exigencias, tal vez en otra el amor pudo ser más fuerte que el egoísmo humano, después de todo habían miles de probabilidades ¿no?

Aún tenía esperanza de que en otra vida, o siquiera en otro universo, nosotros sí hubiéramos podido ser felices juntos.

—Vamos.— hablé poniéndome de pie para caminar directamente hacia mi perdición.

Todos caminábamos a paso lento, eran altas horas de la madrugada y seguramente los chicos ya estaban dormidos, pero aún así no queríamos llegar a casa solamente para volver a irnos.

Creo que todos rezábamos en el interior porque realmente todos estuvieran dormidos y salieran las cosas tal y como lo habíamos planeado la noche anterior.

Cuando llegamos a la casa, abrimos la puerta con cuidado de no hacer bastante ruido, estaba oscura, fría y parecía abandonada, pero sabíamos que no era así.

Cada uno subió a su habitación a buscar sus pertenencias y yo hice lo mismo.

Para mi sorpresa, mi habitación estaba con la puerta entre abierta, recuerdo haberla dejado bien cerrada.

Exhalé fuerte y tomé las fuerzas necesarias para entrar.

La habitación estaba oscura pero aún así pude divisar una silueta sentada frente a la puerta.

Tom.

Con miedo encendí la luz y de sólo verlo me dieron ganas de llorar.

Sus ojos estaban hinchados y rojos, probablemente había estado llorando.

sus nudillos se notaban rojizos y con manchas de sangre, su ropa desaliñada y esos ojos que prefería morir antes que volver a verlos tan lamentables.

—¿Por qué tú?

——————

AY NO SÉ, NO ME ODIEN PORQUE YO DIJE QUE FINAL FELIZ NO IBA A HABER Y USTEDES QUERÍAN VENGANZA.

𝐒𝐭𝐮𝐩𝐢𝐝 𝐛𝐨𝐲┆ Tom kaulitz +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora