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"Puedo amarte en la oscuridad, pero no puedo mantenerte conmigo"

Una vez que todos descansaron, a la mañana siguiente tomaron el primer vuelo con destino a Alemania.

Aún faltaban al rededor de seis horas para llegar, pero Tom ya estaba ansioso por ver a su novia.

—Tom, ¿podemos hablar? — David interrumpió sus pensamientos repentinamente.

Tom asintió en señal de aprobación y entonces David comenzó a hablar.

—Tu relación con la chica de Devilman es. . . — Tom frunció el ceño, hablar de ella nunca era un tema entre él y el mánager, esto definitivamente le daba mala espina.

—Seré claro. —David aclaró su garganta. —Ella no es buena para ti ni para la banda, una chica que todavía no es reconocida manchará tu reputación, todo lo que ha logrado Tokio Hotel. — y finalmente soltó, sus palabras tenían tanto veneno al igual que una serpiente venenosa, y ese veneno impactó de golpe en Tom.

—¿Y tú qué sabes? —Habló finalmente.

Comenzaba a molestarle a donde iba todo este tema, mucho a decir verdad.

—Tienes que dejarla atrás. — anunció David arrastrando sus duras palabras nuevamente.

—¿Y si no quiero qué? — retó Tom, si las  miradas mataran definitivamente David habría muerto unas diez veces seguidas.

—La destruiré junto con todo su grupo, una banda tan poco reconocida como ellos no es difícil de terminar, créeme Tom Kaulitz. — murmuró con una sonrisa cínica.

Tom no quería eso en definitiva, él quería que la Evans tuviera un futuro prometedor porque él más que tenía en cuenta su potencial.

Y con todo el dolor de su pecho, tuvo que tomar una decisión, pues si no lo hacía sabía que incluso Tokio Hotel podría ser arrastrado, y podía irse al carajo él, pero no su gemelo y sus amigos, y mucho menos su chica.

—Comprendo.— asintió, dándole la vuelta a su mánager y acostándose con dificultad en el pequeño asiento de avión.

—Hazlo en cuanto lleguemos, no tenemos que perder tiempo en situaciones así. —

Y Tom ya no respondió, pero sin duda había aceptado lo las duras palabras  que le había dicho David, el problema era cómo se lo diría, incluso no se sentía capaz de poder verla y decirle palabras crueles que él sabía que no eran verdad.

Cuando menos lo esperó y entre tanta frustración cayó en un profundo sueño.

***

—Tom, llegamos a casa, despierta. — El azabache removía a su hermano, tratando de despertarlo

Depués de unos cuantos intentos Tom finalmente despertó, no dijo nada, sólo se levantó y bajó del avión junto con los chicos de la banda.

Ellos enseguida notaron su extraño comportamiento pues Tom siempre solía ser el más bromista de los todos, era obvio que algo le pasaba.

Pero él no dijo nada ni cuando subieron al automóvil que pasó a recogerlos, y menos cuando pasaron a dejarlo a la casa de __ pues ya era rutina que siempre volviendo de cualquier viaje, él iba directamente a la casa de la chica con personalidad tan única.

Tom tomó una fuerte bocanada de aire y tocó la puerta, la cual casi de inmediato fué abierta por la chica la cual se tiró a sus brazos en cuanto lo vió.

—¡Honey! — grito eufórica.

El chico simplemente la apartó de él y a ella se le hizo más que extraño, pero aún así lo dejó entrar al interior de la casa solitaria.

—Tenemos que hablar sobre algo. — mencionó él y la chica aún parecía no comprender de qué se trataba.

—De acuerdo cariño, ¿quieres que haga algún postre para ti? Perdón por haber discutido tanto en los últimos encuentros, no ha sido fácil para ninguno de los dos y lo sé. — dijo ella apenada.

El corazón  de Tom se encogió en su pecho y a pesar de eso siguió hablando.

—Nosotros dos, no tenemos futuro, tenemos que terminar. — habló con pesar.

Ella dejó de sonreír y veía sorprendida a Tom, ¿era en serio lo que decía?

—¿Qué? No, no estás hablando en serio. — dijo ella aún queriendo que fuese una broma, se aferraba a que tal vez era otra de las bromas pesadas que muy seguidamente Tom solía hacerle cuando estaba de buen humor.

Al no ver alguna pista de que lo que había dicho el chico fuera una broma, volvió a abrir la boca.

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Acaso hice algo mal? — mencionó y sus lágrimas no tardaron en aparecer.

Tom por otro lado estaba haciendo hasta lo imposible por evitar llorar o todo se iría al carajo, así como también peleaba contra las ganas de abrazar a la chica y decirle que todo era una broma pesada de su parte, pero esta vez no había marcha atrás.

—Yo... Te engañé, te he engañado cada vez que salgo del país. — mintió.

Pudo ver como el corazón de la chica se partía en dos, los ojos de ella eran tan transparentes que no podía ocultar lo que estaba sintiendo en ese momento.

—No, tú. . Tú no. — ella dió un paso atrás, en un arranque de rabia, resentimiento y tristeza, comenzó a aventar cualquier cosa de cristal que estaba en la casa, pero aunque estaba sumida en el dolor, aún cuidaba de no golpear o dañar a Tom con las cosas que lanzaba.

Él solamente estaba ahí, de pié frente a ella viendo como ella se encargaba de romper todo lo que había a su alrededor, pensó en detenerla pero se detuvo al pensar que ella necesitaba desquitar su rabia de alguna manera.

Ella lo veía con ojos lamentables mientras él le dedicaba miradas frías que podrían congelar su corazón en un instante.

—Por favor dime que no lo hiciste. — lloraba ella desesperada, justo cuando pensó que caería al suelo desplomada, el chico la tomó en sus brazos.

Él se aferraba a su cintura y la veía desde abajo, ella estaba llorando desconsoladamente en su pecho.

—De verdad lo lamento pero no puedo dejar de hacerlo, yo. . Yo puedo amarte en la oscuridad, pero no te puedo mantener conmigo, ya no me haces feliz.

Ella no lo dejó terminar cuando lo besó y él cayó en esa dulce tentación, besándola también.

𝐒𝐭𝐮𝐩𝐢𝐝 𝐛𝐨𝐲┆ Tom kaulitz +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora